23 Sep 2015
J septiembre, 2015

Psicólogo Santander. Adicción al móvil.

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A los 12 años, casi el 70% de los niños españoles dispone de un teléfono móvil propio. Quizás sus padres no se lo hubiesen regalado si supieran que superar la adicción al celular resulta tan complejo y tan duro como desengancharse de la cocaína o de la heroína. «El móvil no es una sustancia tóxica, pero produce los mismos niveles de adicción y dependencia que cualquiera de estos dos estupefacientes. Los síntomas que genera son los mismos que padecen quienes están enganchados a la ‘coca’ o al caballo… Es una necesidad absoluta de estar conectado y controlar todo lo que pasa en la red. Lo peor de todo –advierte el psiquiatra José Luis Pedreira– es que cada vez atendemos en nuestras clínicas y hospitales más casos de niños que no pueden vivir sin él». ¿Cuántos son? No hay datos definitivos, pero un trabajo reciente apunta a que uno de cada cinco chavales corre el riesgo de convertirse en un adicto a las nuevas tecnologías. En España, serían unos 857.000.

El Instituto Nacional de Estadística hace ya dos años que estimó que a los 15 prácticamente todos los chavales disponían ya de su propio dispositivo. Apenas el 5% de los adolescentes se salían entonces de la regla. Sus padres, que son quienes les equipan y costean sus aparatos, acostumbran a justificar su actitud con argumentos como que así se sienten más tranquilos («le tenemos localizado»); no darle un móvil a su hijo es tanto como aislarlo socialmente («Ya lo tenían todos sus amigos menos él»»); o simplemente, en muchas ocasiones, estiman que ha llegado el momento de darles el «premio» que tanto esperaban.

El psiquiatra José Luis Pedreira, que abordará este asunto en el Congreso Nacional de Psiquiatría que se celebra a partir de mañana en Santiago de Compostela, lo tiene claro. Todos los argumentos que acostumbran a utilizar los padres para justificar su actitud resultan, a su juicio, «una auténtica imbecilidad. Que los niños comiencen a tener su propio teléfono a partir de los diez años es sólo una prueba de lo imbéciles que nos hemos convertido los adultos; pero no podemos transmitir nuestro grado de imbecilidad a nuestros hijos. No vale con decir ‘es que la sociedad actual no-sé-qué’. La sociedad actual no es un ente abstracto, lo somos todos, usted, yo y el vecino del quinto». El especialista, miembro del grupo español de Psiquiatría Basada en la Evidencia, está acostumbrado a tratar con niños y jóvenes, víctimas de las nuevas tecnologías. «No puede ser que un niño de diez años tenga un smartphone de última generación. Es absurdo», recalca; y añade un consejo: «Los hijos no deben tener móvil hasta que puedan pagárselo. ¿Cuándo tuvieron sus padres un coche? Lo mismo, cuando pudieron pagárselo».

Tristes y dormidos en clase

El «hiperconsumo de las tecnologías de la información», de móviles, tabletas y productos similares, está favoreciendo la aparición de un número cada vez más creciente de chavales que no saben vivir sin estar conectados a la red, que se aburren con los juegos tradicionales que favorecen su socialización, como la pelota, la goma o el parchís; y que presentan, además, trastornos de la alimentación y del sueño, porque alteran todos sus ritmos vitales. Comen a deshoras, de mala manera, se quedan conectados hasta altas horas de la madrugada y, como consecuencia, sus estudios se ven perjudicados porque a primeras horas de la mañana no están para asimilar ni matemáticas, ni física ni química.

La ‘movilmanía’ les modifica el carácter. Cuando no están en contacto con sus dispositivos se vuelven irritables, les cambia el humor y, con el tiempo, ven dañada su autoestima. Sufren además carencias de afecto y también de seguridad en sí mismos, debido no sólo a la falta de relación entre iguales, sino al tipo de relación que se establece en el mundo de las redes sociales. «Las pantallas no son un entretenimiento inocuo», advierte el experto. «Tienen muchos peligros. Como padre, siguiendo las recomendaciones de la Policía, no permitiría que mis hijos se metieran en redes sociales al menos hasta que cumplan los 14 años», aconseja el experto en psiquiatría infantil y juvenil.

El centro sanitario donde trabaja atiende estos días a una niña ingresada por ciberacoso. «En 2005, estábamos en el congreso nacional alertando del bullying escolar y hoy, diez años después, todo aquello se ha quedado desfasado. El acoso cibernético, a través de foros como whatsapp y redes sociales, es mucho más agresivo y depredador y, curiosamente, parece que no lo hace nadie, porque te mandan un mensaje, lo lee todo el grupo y, de repente, te conviertes en víctima de todo un círculo de relación».

Los padres deben recordar, según Pedreira, su obligación de tomar con responsabilidad decisiones constructivas, que protejan a la infancia y ayuden a los niños a madurar. «Con todo el respeto y el cariño del mundo, los padres de hoy somos un poco ‘cagandurrias’. Cuando no se sabe algo, lo que hay que hacer es preguntar;y no pasa nada».

CONSEJOS PARA PREVENIR LA ADICCIÓN AL MÓVIL

2. Admita la realidad

Los críos son más hábiles que usted con las nuevas tecnologías. Controlarlos requiere estar encima.

3. Tener un aparato electrónico conlleva condiciones

Móviles y tabletas duermen en una habitación aparte.

4. Redes sociales

Prohibidas hasta los 14 años. Alerte a sus hijos del ciberacoso y del anonimato con que actúan delincuentes y pederastas.

5. Hasta cumplir 14

Hasta esa edad el móvil sólo puede usarse como teléfono y para mensajes de SMS.

6. En el colegio no hace falta teléfono

Sólo lo llevarán a la calle cuando salgan solos.

7. Con los padres no hay secretos

Deben conocer las claves de acceso y, si el dispositivo tiene acceso a internet, vigilar las páginas que se visitan.

Fuente: El Diario Montañés. Fermín Apezteguia.