Se hace necesario significar, el perfil de la personalidad de los jóvenes situados entre los 12 y 21 años, y más en aquellos pertenecientes a la adolescencia temprana, fijada entre los 12 y 15 años, no obstante, hemos de entender que las barreras o límites de edad, jamás son estáticas. Se trata en general de individuos inestables, que presentan frecuentes cambios de humor, impetuosos e impulsivos, sensibles y amables, temperamentales, poco empáticos con otros colectivos, pues están instalados en sus propias fantasías o sueños, imaginativos, creativos, solidarios en general, y a la vez que especialmente egoístas, dado que van a lo suyo, a lo que creen que les conviene, siendo difícil por ello su conducción, tienen previamente definido un itinerario, imitación del grupo al que pertenecen, y del que son especialmente solidarios.
Son seres que se sienten de forma permanente en el camino, son itinerantes, hambrientos de experiencias, escrutan, observan, fijan actitudes y comportamientos de los de su grupo, van acumulando con ello sabiduría, y se alejan física y emocionalmente de los progenitores con los que ocasionalmente compiten, les discuten y cuestionan, buscando su autoafirmación, con lo que su personalidad se va ordenando, siendo distinta, a la vez de única.
En este proceso, siempre ha conservado el mayor grado de influencia la familia, en ella crecemos, nos desarrollamos y convivimos, además del colegio, donde adquirimos conocimientos, y nuevas y constantes experiencias, sumándose a todo ello últimamente, las redes sociales, espejos donde podemos observar, cualquier tipo de inquietudes, a la vez que a su través podemos vehicular todo tipo de fantasías, cuyas respuestas son un continuo aprendizaje. Es una fuente inagotable de información, que puede responder a cualquier interrogante, por ello en principio se trata de un logro enormemente positivo.
Su penetración es constante y permanente, a la vez de abierta o pública, y por ello accesible a todos los ciudadanos, ello quiere decir que el joven, si se siente necesitado de saberes, de información, puede acercarse a ellas, de las que siempre podrá obtener una respuesta inmediata e incluso gratificante, y con ello una adicción, siendo ésta la causa por la que hemos de aproximarnos con ciertos límites, amén que nos pueden ofrecer informaciones no deseadas, para jóvenes de una determinada edad.
En esta línea, el psicólogo Jonathan Haidt comenta, que Instagram es una fuente tóxica, que asegura una plataforma, en la que las chicas pueden publicar ciertas fotografías de sí mismas, buscando el sorprender positivamente, aunque según otro estudio, el 32% de las chicas que se someten a la visión publica, después se sienten peor. Según las estadísticas entre los años 2003 y 2018 se ha observado un exponencial incremento, especialmente en las jóvenes, de los trastornos de ansiedad, depresivos, autolesiones y trastornos alimentarios.
Por otra parte, un equipo de investigadores entre los que se encuentra Haidt, han venido observando un incremento de las quejas de soledad, especialmente en las chicas de entre los 15 y 16 años, es la edad crucial, la más intempestiva, en la que las hormonas están más vivas, entendiendo como causa la frustración entre el deseo o la esperanza, y la respuesta que la sociedad proporciona, especialmente a través de sus redes sociales, siempre frías y lejanas.
Se han publicado multitud de estudios, sobre los efectos que las redes sociales tienen, sobre la salud mental. Uno de los primeros estudios se realizó en la Universidad de Harvard, en el que ya se apuntaba un importante efecto negativo, especialmente en relación con el tiempo de utilización, más recientemente, en la Universidad de Bath, y buscando ratificar este efecto, en otro estudio se solicitó a un grupo de alumnos que se desconectarán de las redes sociales durante un tiempo determinado, comparándoles con un grupo control, que no se desconectó, los resultados fueron claros, al disminuir todos los procesos patológicos ya relatados, surgiendo en su lugar, cierta gratificación, mayor grado de serenidad y felicidad, ello significa que el desconectar de las redes sociales, o el alejarse, o el utilizarlas de forma ordenada, tiene efectos beneficiosos para nuestra salud mental. Un dato enormemente significativo es, que aquellos que en el experimento desconectaron de la red, después la utilizaron con más racionalidad.
Actualmente según diferentes estudios, más del 55% de los padres, tiene problemas con sus hijos para que estos hagan un uso razonable de las redes sociales, ocurre que son positivas, nos aportan mucha información, pero también adictivas, porque esta información es inmediata y por ello gratificante, de aquí que se recomiende en principio a los padres, una utilización correcta, para que se la puedan ordenar a sus hijos.
Fuente: Dr. Baltasar Rodero, Psiquiatra, Santander 2024
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