11 Oct 2024
J octubre, 2024

Erotismo y pornografía

Baltasar Rodero

El erotismo es un término envolvente y permeable, que viene incidiendo de forma especial en los medios de comunicación social, amén de en nuestras relaciones personales y de grupo, que impregna fácilmente cualquier actividad, en las que en ocasiones ignoramos si nos venden sexo, o una lavadora de lujo. Difuso y poroso, tiene como objetivo la búsqueda del deseo y placer sexual.

La palabra erotismo es de origen griego, eros, que hace referencia al dios Eros, asociándose al sexo y al placer que provoca, así como las emociones y sentimientos que se surgen en el encuentro sexual entre dos o más seres. Su práctica le permite al individuo, estar en contacto físico con su cuerpo, a la vez de percibir y disfrutar de aquellas sutilezas que le son placenteras, esto exige su total integración en el acto, con sus fantasías, deseos y sentimientos más profundos.

Son innumerables las formas de relacionarse y dar forma a estas fantasías o sentimientos, es decir ser erótico, y que pueden ir desde una mirada, pasando por una postura o gesto, a un encuentro sadomasoquista. Siendo muy importante en este contexto, tanto el lenguaje como el gesto erótico, son actos, que sin sus manifestaciones eróticos, y los sentimientos y las fantasías que pueden provocar su intensidad, puede superar aquella que se ocasiona en un acto explícito, repleto de imágenes corporales.

Hay que señalar que no existe una práctica que pueda considerarse generalizada, y por ello normalizada, pues algo que supone una fuente de gratificación y placer para unos, puede representar para otros, una fuente de desagrado o desazón, e incluso sufrimiento, de aquí que aun siendo una práctica aceptada, cada individuo que lo practica es único con sus sentimientos y fantasías, y por ello es único y singular de la vivencia del hecho. Otro hecho significativo, es que nos sitúa en la intimidad de cada uno de nosotros, porque es en este medio cuando se realiza, de tal forma que, se puede canalizar como energía práctica, y a la vez compartirla responsable y respetuosamente, la intimidad en la relación de la pareja crecería, y sería más productiva o expresiva.

El erotismo en la mujer, ha sido y sigue siendo muy complejo, al carecer de modelos con los que identificarse, para poder vivir de la mejor manera su sexualidad. El objetivo sería vivirla en plena libertad, que no es desenfreno ni anarquía, es expresarla del modo que la vive el hombre maduro, teniendo siempre en cuenta que nuestras anatomías son diferentes, y con ello nuestro mundo interno. Hace un siglo se vivía en la idea de que la mujer carecía de plena sexualidad, de tal forma, que la aceptación de esta premisa, impedía que se interesara por el sexo, Masters y Johnson, demostraron que la mujer disfruta como el hombre, pues varios estudios describieron, el correlato entre fisiología y sentimientos, a la hora de buscar placer explícito.

No obstante, hoy tenemos que reflexionar, sobre el consumo de pornografía por internet, como fuente de “contaminación” de actos e imágenes históricamente normales, pero que hoy  representan un grave problema social, porque cada día son más las personas que buscan esas imágenes, siempre excitantes y llenas de violencia, mostrando visiones plagadas de agresiones, individuales y en grupo, además de violaciones en masa, y múltiples actos de degradación de la dignidad de las personas, como humillaciones, sometimientos y todo tipo de aberraciones.

Además, actualmente, siete de cada diez adolescentes ven de forma regular este producto, siendo su inicio a los ocho años, y la media de edad del auditorio tienen once años. Por otra parte hemos de tener en cuenta, que el tratamiento de las relaciones afectivas y explícitamente sexuales en internet, no pretenden ser didácticas, porque se trata de un negocio que mueve muchos millones, al explotar escenas con gran impresión emocional, en las que además se muestra al hombre, fuerte, embrutecido y poderoso, y a la mujer sumisa, servil y víctima del sexo, normalizando así, además de la desigualdad entre géneros, el poder del hombre sobre la mujer, que no es más que un juguete, o instrumento sobre el que se cometen todo tipo de aberraciones, representando el modelo sexual  que interiorizaran los jóvenes, admitiendo de esta forma, las conductas de dominio, humillación, servilismo, esclavitud y posesión, como normales.

Instituciones especificas, colegios y familia especialmente, han de tomar con urgencia la iniciativa para desenmascarar el aprendizaje vicario de la juventud adicta, carente de empatía, afecto, cercanía emocional, solidaridad, única fuente de equilibrio entre sexos y por ello de un futuro amable.

Fuente: Dr. Baltasar Rodero, Psiquiatra, Santander 2024