Cualquier comentario referido a la macro economía, algo que se realiza con enorme frecuencia, es la más eficaz cortina de humo, para sentirnos lejos de la vivencia de un estado de necesidad, o de pobreza. Da la impresión que no importa la situación de los hogares, y de los seres que les habitan, los ciudadanos, y de forma especial la situación de los niños. ¿Quién lo va a pasar mal?, ¿quién no va a tener que comer, o va pasar frio por falta de una vivienda?, ¿algún individuo se puede quedar sin ingerir en su dieta, algo de pescado o carne? Parece increíble, si sólo los ingresos por turismo, que cada día nos invade en mayor número, supera el 14% del PIB. ¡Si, somos ricos!, si figuramos dentro del grupo de países desarrollados, si tenemos porcentualmente más universitarios, que ningún otro país de la UE, es imposible admitir que alguna familia pase hambre, o carezca de techo, yo no lo puedo creer. “Éste podría ser el comentario del ciudadano medio”.
Pero este comentario que se corresponde con nuestra realidad, es compatible con la existencia de una bolsa enorme de ciudadanos que viven en la pobreza, de tal forma que, la plataforma de la infancia, red que aglutina a más de 70 organizaciones, nos acaba de informar, que la pobreza infantil es alarmante, que se ha conseguido un récord en el número de hogares que carece de lo más básico, que uno de cada diez menores, viven en hogares con carencia material severa, faltando comida, es decir se pasa hambre, y no tienen con qué calentarse, que esta situación ha empeorado en la última década, que uno de cada diez niños, viven en hogares en los que la carencia es severa, teniendo dificultades graves para sobrevivir, ya que no pueden hacer frente a los gastos derivados de la hipoteca.
Estamos situados en un máximo histórico de pobreza alimentaria y energética, uno de cada cinco hogares no puede dar el calor suficiente a sus hijos en invierno, ni propiciar la temperatura suficiente en verano. Y si nos referimos a los hogares monoparentales, la pobreza energética alcanza a uno de cada tres hogares, habiéndose observado un incremento del 26,5%. La pobreza infantil también está en máximos, el 7% de los niños no dispone de las raciones de carne o pescado mínimas que requiere una nutrición básica, en caso de hogares monoparentales esta situación afecta a uno de cada tres niños. Los hogares españoles con menores, son los que se encuentran en mayor grado de deterioro económico y social, suponen el colectivo con mayor riesgo de pobreza, creciendo la indigencia con mayor ritmo, pudiéndose afirmar que uno de cada tres niños y adolescentes, vivían en el año 2023, en el límite de la exclusión social, que supone siete puntos más que el año anterior.
Los niños y adolescentes, es el grupo de población que más aumentó el riesgo de pobreza, encontrándose en esa situación el 29%, estando el 13,7% en riesgo de pobreza extrema. En cuanto a la población general, este porcentaje era menor, situándose en el 20%. En definitiva, la situación de España es hoy tan mala, que presume de tener la segunda mayor tasa de pobreza infantil, dentro de los estados de la UE, solo superada por Rumania, esto nos indica, que más de un 55% de los niños, viven actualmente en hogares, donde tiene verdaderas dificultades para llegar a final de mes. De todas formas, esta pobreza no afecta a todos los niños por igual, dependiendo de forma especial; del origen de los padres, de la monoparentalidad, y de ser o no familia numerosa. Se da un hecho evidente, si nosotros sabemos que, el 34% de los hogares con niños, están situados en riesgo de pobreza extrema, si se tratara de una familia monoparental, este riesgo representaría, el 53%. Algo parecido ocurre con las familias numerosas, en las que, si poseen tres niños, el riesgo sube al 52%, representando en las familias con más de tres hijos, más del 71%. No obstante, el factor de riesgo más importante, es el origen de los padres, por ejemplo, en la familia de emigrantes, el riesgo de pobreza supone siete familias de cada diez.
El presidente de la plataforma, comenta, que España invierte poco, y además es poco eficiente en la lucha contra la pobreza, el gasto de España es 1,6% del PIB, en protección a la infancia y a sus familias, inversión que ronda la mitad de lo que invierte de media la UE.
Fuente: Dr. Baltasar Rodero, Psiquiatra, Santander 2024
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