
En estas fechas estamos asistiendo, a lo que cualquier ciudadano denominaría un atropello; países con fronteras definidas con reconocimiento internacional, vecinos, Rusia y Ucrania, con fronteras comunes, sin que se apreciara circunstancia alguna que lo justificara, Rusia, especialmente por ser más fuerte, por estar mejor pertrechado de armamento, y por ello más ambiciosa, decide un día invadir el país vecino, Ucrania. No se había dado la presencia de problema alguno que lo pudiera justificar, aunque en el año 2014 le había arrebatado Crimea y la ciudad autónoma de Sebastopol. Quizás, como esta hazaña de usurpación le salió bien, decidió ilegal y unilateralmente, invadir parte del territorio restante, arrebatando fraudulentamente, más de un 20% del territorio actual de Ucrania.
Después de tres años de enfrentamientos sangrientos, con miles de muertes de hombres, mujeres y niños, destrucción de viviendas, parajes y comunicaciones, planteado el problema de la apropiación en el Consejo de Seguridad de la ONU, este bendice la invasión, manifestando que no se da tal figura, que no ha existido invasión, que el enfrentamiento entre los dos estados soberanos, ha tenido como consecuencia que uno de ellos, ha ocupado un porcentaje importante de terreno del otro, algo que entra dentro de la normalidad, votando a favor las grandes potencias, como EE.UU., China y Rusia. Por lo que se deduce que cualquiera de estas, en el momento que le parezca oportuno, puede adueñarse de un país vecino o no vecino, es una cuestión de capricho en el ejercicio del poder.
Aunque impresione de escándalo, es algo que a otros niveles está diariamente ocurriendo en nuestro país, con los okupas. Un matrimonio vive en un chalet de grandes dimensiones, situado en la periferia de una población, y rodeado por un terreno amplio, viven solos, por lo que pasan grandes temporadas en Alicante. El terreno está poblado de árboles y forraje, que cuidan algunos vecinos, previo pago de su jornal. Un día acude un matrimonio que se había domiciliado en el pueblo, con el que acuerdan el intercambio, del uso de una segunda vivienda, discreta, que tenía la finca, por el cuidado de la finca, amén del consumo familiar de sus productos.
Los dueños, al volver de una de las temporadas de ocio, encuentran al matrimonio en su casa, justificando sus okupas que arrendaron la casa mediante un contrato verbal, que han satisfecho todas las mensualidades en efectivo, y que están en situación de legalidad. Pasaron más de dos años, hasta conseguir la vivienda.
Fuente: Dr. Baltasar Rodero, Psiquiatra, Santander 2025
Santander
- C/ Ruamayor, 11 - Bajo 39008, Santander (Cantabria)
- 942 22 45 44
- 942 07 07 87
- administracion@centrorodero.es
Torrelavega
- C/ Julián Ceballos 36, 1-A, 39300 Torrelavega
- 942 88 13 22
- 942 07 07 87
- administracion@centrorodero.es
Últimas Entradas
- 11 Abr 2025TVE entrevista a Baltasar Rodero Fernández a raíz de la publicación de su libro «La ansiedad del esquimal»En este link podeís ver la entrevista del programa «La aventura del saber»...
02 Feb 2025Ventajas del bilingüismoCuenta la historia que la diversidad de lenguas es un castigo, una barrera impuesta para dificultar...
17 Ene 2025¿Cómo manejar el TOC?El Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC) es una condición mental que puede afectar gravemente la calid...