31 Dic 2020
J diciembre, 2020

Un camino de esperanza

Baltasar Rodero

Hace aproximadamente un año se nos informo, a través de las diferentes redes sociales, de que en China había aparecido un virus en el hombre, que se sospechaba de origen animal, que era completamente desconocido, y que tenía el carácter letal.

Al poco tiempo, y como consecuencia de su voracidad, las informaciones comentaron el confinamiento de la ciudad donde apareció el virus, y la alarma mundial hizo acto de presencia, aunque el proceso morboso quedaba muy lejos, y como escribiera Martin Niemoller, “Primero vinieron por los socialistas y yo no dije nada, porque no era socialista… nosotros y muchas otras naciones, aún con la vista puesta en aquella nación, seguimos a lo nuestro”.

No pasaron muchos días, cuando se comenzaron a contabilizar los primeros casos en Europa, y en España, aunque la impresión no reflejaba la gravedad del acontecimiento. No obstante, de los brotes se pasó al contagio comunitario, surgiendo la presión, primero en los centros de atención primaria, después, en las diferentes áreas de urgencias hospitalarias y en las diferentes aéreas de hospitalización, hasta llegar a superar la capacidad de las U.C.I.S. teniendo que en algunos casos doblar su capacidad.

El proceso afectaba a todo la población, hombres, mujeres, niños, de todas las  razas y culturas, y de forma especial a las personas mayores institucionalizadas,  provocando tantos fallecimientos diarios, que en el momento álgido, se hicieron imposibles las despedidas finales, de tal forma que muchas personas se fueron, en total ausencia del cariño y compañía de los suyos, por lo que se impuso por las autoridades, un confinamiento, cuyas repercusiones, en materia de salud física y emocional, amén de económica, por el cierre de industrias y negocios de todo tipo, mayores y más pequeños, ha sido catastrófico, provocando además de muertes, marginación, miseria y la ruina de muchas familias.

Después de la asistencia a lo largo del año, de diversos periodos de tiempo, en los que la pandemia incidía con violencia, y otros, en los que parece que mejoraba, muy en relación con las medidas preventivas, hoy asistimos a la culminación de un esfuerzo titánico del hombre, que quedara en la historia como tal, y es el del descubrimiento de la vacuna, en diferentes formas, arma vital, con la que se puede llegar al triunfo sobre el virus.

La lucha ha sido y sigue siendo desigual, el virus desconocido y letal, y el hombre sin armas incapaces de hacerle frente, utilizando en principio diferentes medicamentos, que si habían dado resultado con otros virus, así como distintas combinaciones de éstos, y aunque se consiguió ciertas mejorías en algunas situaciones, faltaba aquel eficaz que pusiera fin al desastre.

Hoy ha llegado la vacuna, que se inoculará lentamente a la totalidad de la población mundial, teniendo como primer objetivo llegar a un 70% de la población, cifra que supone conseguir una inmunización de rebaño, que impedirá los contagios y nos permitirá ciertas libertades, y con ello una aproximación a la normalidad definitiva. No se utiliza en la vacuna, como clásicamente se ha venido haciendo, ni virus muertos ni atenuados, es el RNM el que traslada la información deseada, provocando en el sistema inmunitario, la respuesta deseada. Además de no existir peligro alguno en su aplicación.

Entre la puesta de la primera vacuna, y la consecución de una inmunización de rebaño, se da un paréntesis de tiempo, de medio año aproximadamente,  en el que se ha de guardar todas las medidas preventivas que sabemos, mascarilla, distancias, y evitar aglomeraciones, donde sabemos que el virus  se encuentra más cómodo, porque su capacidad de provocar dolor y muerte no ha desaparecido. Esto es importante memorizarlo, porque la existencia de la vacuna, nos puede hacer que olvidemos este tipo de comportamientos

Se hace también necesario pensar, que el animal que contagió al hombre, convive con éste, y esto ocurre porque nuestra capacidad de carroñeros, alimañas y depredadores es ilimitada, pensemos que estamos diariamente ocupando espacios ajenos, propios de determinados seres y ecosistemas, y que los animales se revelan en defensa de su medio, la naturaleza es de todos, y todos estamos llamados a respetarla.

Aprendamos por si llega un nuevo caso, que llegará antes de 10 años, que estaríamos frente a un problema de estado, y esto requiere para su tratamiento hombres de estado, serios, rigurosos, formados, capaces de pensar en el bien de la nación, del pueblo que gobiernan, además de hombres de ciencia, porque si analizamos lo que se ha hecho, y lo que se sigue haciendo, es cuando menos triste, penoso, y sonrojante.

¿Se dialoga? ¿Se contrastan criterios, ideas, y proyectos?, todos cuando acuden al lugar sagrado o Parlamento, llevan su idea, han concebido una determinada posición, su visión de la realidad, es su verdad, la verdad universal, carecen de dudas al respecto, por lo que al exponer la idea, jamás permiten la posibilidad de un enriquecimiento con la aportación  de otros, “lo mío es único, y además lo mejor”.     

Autor Dr Baltasar Rodero, Psiquiatra, Santander, diciembre 2020.