21 Feb 2022
J febrero, 2022

Ritmo y melodía

Baltasar Rodero

Presta a todos tu oído pero a pocos tu voz, dice entre otras cosas en Hamlet, Polonio a su hijo Laertes, y es que la atención junto a la discreción, permiten una amable  concepción del discurso, que para que sea legible ha de contar alternativamente con sonidos y silencios. La palabra ha de ir acompañada de espacios, más o menos largos, en los que la reflexión y la capacidad de discernimiento surgen, y con ello la  respuesta más adecuada a nuestros intereses u objetivos.  

Comunicarse mediante la palabra es lo más común, además de lo más necesario, porque nos acerca al otro, permitiéndonos compartir, o ser los unos con los otros, por esto lo normal es que hablemos todos, y en ocasiones sin parar, la ansiedad provocada por una convivencia globalizada, en la que se da una enorme invasión de información, hace difícil una atención normal, que permita seguir el ritmo del intercambio de los intereses en discusión, de aquí que nos vayamos acostumbrando a la práctica de monólogos artificiales, en ocasiones con poco sentido concreto, cuyo fin es el del enmascaramiento de situaciones concretas.

Pero en la comunicación, lo importante es que el silencio se conciba como algo esencial de la misma, cuando en una conversación permitimos su presencia, damos a la vez al otro la oportunidad de la reflexión o enriquecimiento de la información, que se podrá complementar con la que ya poseía, porque siempre la finalidad de un proceso de comunicación, es la de transmitir a la vez de recibir información, no la de tener razón y esperar que me la den, o la de pensar que estamos en posesión de la verdad, teniendo siempre presente que el silencio marca el tiempo, cuando la pretensión es la de obtener una melodía arquitectónicamente bien estructurada, es la prenda más productiva, la más rica y estimulante.

Por esto, el silencio ha de responder a un hecho natural dentro de una conversación, es el espacio más productivo, al permitirnos acercar a los sentimientos del otro, incluso nos facilita la enfatización de aquellos aspectos para nosotros más significativos, como, pasajes, frases, que trataremos siempre de situar al final del mismo, aunque esto requiere el interés o la cercanía emocional del otro, o de otra forma, “que su oído esté atento”, la composición musical del proceso debe discurrir por estos cauces, y si las exposiciones no están manipuladas por intereses espurios, siempre se llegará a un acuerdo grato y positivo entre las partes.

Trasladando este campo al de la política, y de forma especial al de una política en la que se conjugan diversos y plurales intereses, el primer objetivo habrá de tener en cuenta la posibilidad de que el débil no sea perjudicado, a la vez de buscar el logro de los máximos beneficios para todos las partes, presentes y ausentes, y sólo después y como apéndice, se intentaran apuntalar aquellas ganancias que de forma especial conectan a los diversos interlocutores.

En este momento socialmente convulso, cuya inquietud trasciende al ambiente militar, estamos observando diversos mensajeros, en cuyas mochilas, normalmente priman sus intereses específicos, o los que se encargan de representar, aspecto que como es lógico no es la mejor forma de enfrentarse a un tema de carácter universal, primero, porque lo que ha de ser una delicada y sutil armonía, lo convertimos en un popurrí de intereses plurales y en ocasiones contrapuestos, no son adecuados los permanentes cambios de ritmo, además de que la armonía final no puede ser fruto de retazos, de aquí que el silencio como bálsamo de un momento trémulo, ha de cultivarse para que con él nazca nuevas y ricas ideas, que confrontarán ambas partes mediante sus portavoces.   

La evocación de recuerdos es normal, y más de aquellos que nos acercan a momentos grandilocuentes, la URRS, por el peso de la realidad desapareció, y con ello el esplendor de Rusia como nación europea, aunque en el reparto del armamento nuclear con Ucrania se quedó con Sebastopol, que le permite la salida a aguas calientes.

Pero del desgarro que supuso su desaparición, quedó un poso de frustración, pena y añoranza, en sus habitantes, naciendo por ello el deseo de reconquista, primero pivotada por su enorme influencia en varios estados, cercanos y lejanos, y después por la guerra de Chechenia, la reconquista de Crimea, y el incremento de su influencia en la región de Donbass, paso previo a la entrada en Crimea. Eso indica la acumulación y exhibición de tropas en sus fronteras.

La respuesta impresiona de desconcierto, por la suma de viajes de presidentes, europeos y no europeos, más pendientes de sus propios intereses, que de los que dicen representar.

Fuente Dr Baltasar Rodero, Psiquiatra, Santander 2022