Las jóvenes y el «malote»
La atracción que algunas chicas sienten hacia los «malotes» o «chicos malos», es un fenómeno al que venimos asistiendo diariamente, sus hazañas pícaras y perversas pueden ser jaleadas. Tiene raíces psicológicas, socioculturales y evolutivas, y pueden ayudar a entender su dinámica, el estudio de los aspectos emocionales, sociales y hasta biológicos, implicados en el mismo.
Los «malotes» normalmente proyectan confianza en sí mismos, algo que muchas personas encuentran irresistible. Suelen ser seguros y decididos, y no temen mostrar quién es ni como son, aspecto que normalmente es percibido como una señal de fuerza. Esta confianza puede ser atractiva, porque transmite la idea de que son capaces de enfrentar desafíos, proteger y liderar. Además, su actitud desafiante hacía las normas sociales, les da un aire de misterio y emoción, rebeldía que puede hacerlos parecer interesantes y únicos, lo que contrasta con personas que se ajustan más a las expectativas sociales, y que son percibidas como «predecibles» o «aburridas». En resumen, la sensación de aventura y emoción que generan los «malotes», puede ser un imán para algunas chicas.
Los «chicos malos» a menudo mantienen comportamientos afines con el arquetipo de «personalidad alfa», toman decisiones rápidas sin reflexión alguna, hablan alto y con autoridad, y además actúan de manera dominante, de tal forma que, en un contexto social, estas características pueden ser percibidas como cualidades de poder o de liderazgo. Este perfil de personalidad cuyo origen es evolutivo, siempre han sido solicitados o preferidos para la supervivencia, aunque en la actualidad la percepción está en la línea de una relación romántica.
Los «malotes» suelen manifestar características que, según los estereotipos culturales, se asocian con la masculinidad: independencia, audacia, resolución, poder y una aparente despreocupación. Estas cualidades, exageradas por los medios de comunicación y las historias románticas, pueden hacer que ciertas chicas asocien este tipo de personalidad, con una idealizada de lo que significa ser un hombre, aunque este fenómeno también está influenciado por patrones culturales. En películas, series y novelas, el «chico malo» a menudo es retratado como el hombre problemático, complejo, difícil, que al final se redime por amor. Esta visión puede crear expectativas poco realistas, y fomentar la idea de que alguien «dañado» o “turbio” puede cambiar si encuentra a la persona adecuada.
La adrenalina como neurotransmisor, todos sabemos que está vinculada con las emociones intensas. Relacionarse con alguien que vive al margen de las normas sociales, o que tiene un estilo de vida impredecible, o un comportamiento errático, puede generar este tipo de sensaciones, por lo que, para algunas chicas, los «malotes» representan un escape de la rutina, de lo ordinario o lo convencional, ofreciendo la posibilidad de vivir experiencias emocionantes e inusuales, e incluso de riesgo. Además, el cerebro humano tiende a asociar las emociones intensas, con las personas que las provocan. Esto significa que una relación que incluye momentos de intensidad, aunque sean conflictivos, puede ser percibida como «más apasionada» en comparación con relaciones estables, pero más tranquilas, que impresionarían de rutinarias e incluso aburridas.
Otra razón común es el «síndrome del salvador», en el cual una persona siente la necesidad de «rescatar» o «cambiar» a otra. Algunas chicas creen que, con su amor y apoyo, podrán transformar al chico malo, en alguien emocionalmente amable y cariñoso. Esta actitud puede ser reforzada por experiencias personales, que sienten el amor como un poder transformador.
Sin embargo, intentar cambiar a alguien rara vez tiene resultados positivos, y esta creencia en muchas ocasiones, puede impulsar el nacimiento de, relaciones complicadas o incluso tóxicas.
La atracción hacia los «malotes», también puede estar influenciada por experiencias pasadas. Si una chica ha crecido en un ambiente donde las relaciones eran inestables o conflictivas, puede tender a replicar esos patrones de comportamiento en su vida adulta, porque son lo que conoce. Esto no significa que esté buscando conscientemente relaciones difíciles, sino que su subconsciente puede estar atrayendo, a personas que refuercen esas dinámicas aprendidas. En algunos casos, las chicas pueden sentir que los chicos que se comportan de manera demasiado «correcta» o «agradable», carecen de pasión, autenticidad o personalidad. En cambio, los «malotes» parecen ser más auténticos, incluso si eso implica comportamientos problemáticos, censurables o tóxicos.
En definitiva, en la atracción de una chica por los «malotes», se da una combinación compleja de factores biológicos, psicológicos y culturales, y aunque esta atracción puede tener su lado emocionante por lo “excitante”, también conlleva riesgos, ya que muchas veces estas relaciones terminan siendo insatisfactorias o poco saludables. Es importante reflexionar sobre lo que realmente se busca en una relación, dando prioridad a todo lo que determine, bienestar, dentro de una relación basada en, el diálogo y el respeto mutuo.
Fuente Dr Rodero, psiquiatra, Santander, octubre 2025.

 
	