
En este caso habría que hablar de las aspiraciones de un emperador, que bajo el lema de “Make America Great Again” de forma caprichosa, improvisada e impulsiva, sin tener en cuenta las normas que siempre han regulado el comercio internacional, a través del, la Organización Mundial del Comercio, ni las relaciones de buenos hábitos o de mejor vecindad, con algunos países como México y Canadá, o de aquellos países, con los que siempre se han mostrado amigos y aliados, como la UE, a golpe de improvisados impulsos, como si solicitara un menú a la carta en un gran restaurante, ha ido imponiendo a cada país del mundo una nueva relación económica, en este caso en forma de redefinición de aranceles, imponiendo, sin más criterio que un análisis subjetivo de las relaciones económicas, en las que EE.UU. se pudiera haber sentido perjudicada, aquellos, que en su criterio le convienen. Eso sí, ha cargado de forma especial sobre los que no le han mostrado cercanía, sumisión o pleitesía, o contra los que como Brasil, donde ha perdido la presidencia Bolsonaro, con el que mantiene gran afinidad política, sin que ello tenga como contrapunto, una más objetiva imposición a los países amigos como la Unión Europea, transmitiendo con ello, una actitud impredecible, unilateral y caprichosa, guiada por una ventaja unilateral. De forma impulsiva fijó un tipo de arancel que no se corresponda con ninguna norma, que responda a una actitud ausente de criterio científico, con el objetivo esencial de conseguir una ventaja económica, sacar beneficio.
Se trata en el fondo de una Dana de extensión universal, que recorre la totalidad de los territorios del mundo, y que en aquellos países que los viven más negativamente, por su falta de sumisión, la Dana normalmente provoca un grado mayor de destrucción, afectando más, y más profundamente a su economía, para llegar a ser más suave y benévola, en aquellos países sumisos, cercanos y obedientes. Hablar de emperador, es hablar de un anacronismo en la era moderna, superado después de la Revolución Francesa, desde la que fue lentamente desapareciendo, hasta final de la primera guerra mundial, donde los cuatro existentes se reconvirtieron en diferentes países, borrándose definitivamente de los mapas. Aunque algunos minúsculos países cuenten actualmente con un soberano, nacido de la estirpe familiar gobernante, y en el resto, entre los que destaca Japón, son especialmente decorativos, dotado con una representación simbólica. No obstante, si atendemos a la realidad actual, la impresión general que es, la de que ha surgido la figura de lo que podría ser un Emperador, que como Napoleón Bonaparte se ha coronado así mismo, ello significa que dispone de herramientas, que permiten que la mayor parte de los pueblos en el mundo, puedan vivir con mayor o menor tranquilidad, incluso con mayor o menor grado de bienestar social, dependiendo del ánimo del Emperador.
Consiguió ser presidente de los EE.UU. de América, perdiendo en la siguiente convocatoria, aunque no admitió tal pérdida, volviendo a ganar las elecciones siguientes, desde cuya fecha viene cumpliendo las amenazas que de forma permanente ha mantenido, “America First”, de tal forma que, apoyado por una élite económicamente pudiente, impulsivamente, ha ido creando un mapa mundial, en el que señala el beneficio que puede obtener de cada país, y a golpe de bolígrafo señala una cifra, con la que pretende compensar las pérdidas que hasta ahora ha tenido EE.UU., obteniendo además unas ganancias, y la tragedia es que el resto de países, no ha sido capaz de ordenar una respuesta, objetiva y garantista, bendecida por la Organización Mundial del Comercio, organismo intermediario que vela por las buenas prácticas, y cuyo objetivo es el de alcanzar cierto equilibrio en el intercambio.
A esta ausencia de solidaridad, se ha unido el individualismo fundamentado en el miedo al Emperador, pues se puede enfadar e imponer un arancel superior, obviamente, esta forma de diálogo, y de forma especial cuando los intereses son comunes, impresiona de falta de visión política, amén de egoísmo ciego, “yo puedo más, conseguiré más que los otros”, ello ha provocado un mayor grado de debilidad en el grupo, a la hora de la discusión, por la falta de apoyo a la presidenta de la UE, y con ello mayor grado de dubitatismo; y una persona pertrechada en el campo de los negocios, donde los trapos sucios y las trampas se tienden permanentemente, vistiendo multitud de escenarios posibles en la conducción del diálogo, tienen sin querer muchos más recursos dialécticos, o lo que es lo mismo, más habilidades, para traer la sustancia a su campo, incluso vendiendo que está realizando un enorme favor, al comprarle el armamento que él quería para la OTAN, de forma sutil.
Fuente: Dr. Baltasar Rodero, Psiquiatra, Santander 2025
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