01 Ago 2019
J agosto, 2019

REALMENTE, ¿QUIÉNES SOMOS?

Baltasar Rodero

REALMENTE, ¿QUIÉNES SOMOS? No se trata de una discusión filosófica a propósito del conocimiento, mantenida entre Descartes y David Hume, entre los siglos XVII y XVIII, a propósito de la percepción y su elaboración mental, a la que puso fin Kant. Traigo al presente algo más “urbano” y cotidiano, que responde especialmente a la forma de comunicarnos, o ser con los otros.

Esta mañana vi al padre de Chelo, le encontré estupendo, por cierto la hija de Ricardo se ha graduado ayer, me han comentado que el compañero de trabajo de Carmelo está ingresado en el hospital, tengo que avisar, a José el fontanero. Podríamos poner muchos ejemplos de este tipo, en los que al referirnos a alguna persona lo hacemos a través de otra, o de su oficio.

Por esto, parece que se trata en principio de una pregunta tramposa, porque todos sabemos quienes somos, faltaría más, lo que ocurre es que, el tránsito del tiempo nos puede permitir confundirnos, haciendo más compleja la respuesta, sin que tengamos en ocasiones,conciencia clara de ello.

Se trata de dos jóvenes de alrededor de los treinta años, que hace cinco que conviven en pareja, tienen una hermosa niña de dos años, que es la alegría de la casa, además de lo más querido, en las respectivas casas de los abuelos.

La pareja simpática y divertida, se lo ha pasado siempre muy bien, son muy sociables y han disfrutado mucho de los amigos, ambos coinciden en que se quieren ysiempre se han querido, por lo que decidieron compartir sus vidas, hecho muy normal, además contaron con el consentimiento y apoyo familiar.

Al comenzar la vida en pareja, por inercia, siguieron haciendo una vida parecida, no cambiaron sus hábitos, persistían las salidas con los compañeros y amigos, y él especialmente, empezó a llegar tarde de forma ocasional por las noches, además seguía apuntándose a las diversas excursiones, que por diferentes motivos hacían los amigos.

Ella, aunque en menor medida, tampoco hizo grandes cambios, siguió participando en alguna cena, así como en alguna salida, pero las responsabilidades de la casa, aunque se compartían, le  exigía un tiempo, por lo que vivía s centrada en las diversas labores familiares.

Llega la niña en este ambiente, y al trabajar ambos, la situación familiar cambia, el enfoque, ha de ser diferente forzosamente, la niña como todos los bebes,es muy exigente, y requiere  tiempo, trabajo, dedicación, ternura, etc., cosas que en principio suponen grandes trabas, para el formato de vida que ambos llevaban hasta el día de la fecha.

El tenía, muchas dificultades para cambiar su ritmo de vida, sus amigos le llamaban  de forma constante,exigiendo su presencia, y él no sabía decir no. Ella,s responsabilizada de las obligaciones maternas, se sentía cada día menos respaldada,s sola y más estresada, el trabajo era exigente, incluso agotador en algunos momentos.

La responsabilidad última de los cuidados de la casa,su propio trabajo profesional, unido a la carga de las labores de madre, suponía un gran esfuerzo, no teniendo tiempo, en sus palabras, para respirar, no paraba, además le gustaban las cosa bien hechas. De todo esto, en principio, él no parecía darse cuenta, pues su ritmo de vida, con excepción de alguna ayuda en casa, persistía,  seguía con su trabajo profesional, junto con una pequeña ayuda en casa, y las relaciones y actividades de sus amigos y compañeros.

Llegó el gran momento, después de muchos avisos por parte de ella, a los que él hizo caso omiso, solicitando una consulta, en la que ella expone de entrada la situación, y muy contrariada critica seriamente la actitud de su pareja, habla de su cansancio, incluso de cierta desesperación, así como, de la posibilidad de no aguantar más. Comenta sus penalidades, esfuerzo, trabajo, dedicación,  etc. y especialmente de su soledad, y él balbuceando lo entiende, pero los amigos,han formado parte siempre de su vida, aunque dice que intentará cambiar, no obstante, no entiende la gravedadcon la que se expresa ella.

Es claro, que no había acuerdo, él no era consciente de quién era, o de quien voluntariamente había elegido ser. Un individuo soltero, que trabaja y disfruta de una rica vida social, después de un tiempo, de forma totalmente libre, decide de acuerdo con una mujer vivir en pareja, formar una familia. Esta situación hace que cambie instantáneamente su rol de soltero, para pasar a ser de pareja, a lo que se suma una preciosa niña, con lo que además de pareja, es padre. Ambos roles, pareja y padre, los ha elegido de forma totalmente voluntaria, implicando todo ello una nueva vida, con sentido y objetivos coherentes a las nuevas responsabilidades, que suscitarán incompatibilidades, con alguna de las actividades que ha venido ejerciendo.

La vivencia en pareja implica, además de respeto, aceptación, y lealtad, etc., la necesidad de la toma de decisiones, desde el diálogo, y el acuerdo. Nadie puede o debe tomar alternativas unilateralmente, el proyecto es compartido, de tal forma, que el transito se deberárealizar por el camino más positivo para la totalidad de la familia, se acabó aquello de, “es que a mí me gusta”.

Si, a esto le sumamos una niña, ese enriquecimiento, requiere, una delicada atención y cuidado en su desarrollo, además de cercanía, diálogo, calor, respeto para su educación. Esto exige tiempo y responsabilidad, incompatibles con actitudes y comportamientos propios de, cuando era “otro”.

Se nos olvida, en ocasiones, que todos esos compromisos los hemos asumido desde la libertad, pareja y padre, que nadie nos obligó a asumirlos, que respondió a nuestro  expreso deseo, y en consecuencia debemos exigirnos cierta coherencia en nuestro comportamiento. Sin renuncia, no hay progreso, no puedo transitar por dos caminos a la vez, hemos de renunciar a uno de ellos, para identificarnos con el elegido, desde el ejercicio de nuestros roles, es la única forma, de culminar la consecución de nuestros específicos objetivos.

Fuente Baltasar Rodero. Psiquiatra: agosto 2019