Después de esperar con cierta ansiedad, por los diferentes acontecimientos que han venido ocurriendo alrededor del tema “Rubiales”, el TAD, que confieso ignoro sus verdaderas funciones, aunque parece que sus miembros se reúnen semanalmente, ha dictaminado, que la falta cometida por el Sr. Rubiales, es grave, no muy grave, como parece que se esperaba por parte de todos, público y gobierno. Todo ello se sustenta en el razonamiento, de que no ha existido “situación de abuso de poder”, conclusión cuando menos discursible, al extralimitarse, de forma singular, clara, y enormemente expresiva, “en el ejercicio de sus funciones”. Un representante muy cualificado de la función pública, que ostenta una responsabilidad de ámbito nacional además de internacional, ha de ejercer cuando menos, decorosamente sus actos, en el ejercicio de su profesión; estos siempre han de ser adecuados, amables, responsables, y respetuosos, tanto pública como privadamente. No obstante, en el momento en el que se dieron los hechos, objetos de litigio, que deberían de haberse visto desbordados, de expresión de respeto, agradecimiento y admiración, hacia unas jugadoras, que con enorme esfuerzo y responsabilidad, supieron dar al pueblo español una copa del mundo, al conseguir el campeonato mundial de fútbol; asistimos a la representación del más desagradable de los caciqueos y bochornos, por una autoridad con rango nacional e internacional. Exabruptos salpicados de sonrisas estruendosas, movimientos exhibicionistas exaltando una absurda virilidad, abrazos impregnados de un excesivo entusiasmo, que se manifestaban con apretones y abrazos, y un manifiesto beso, que calificó de “pico”, un Sr. Presidente de la Federación Española de Fútbol.
No es nada fácil digerir el ridículo, que ha transitado por todos los medios de comunicación, de todo el mundo, gestos, posturas, movimientos, actos específicos, todo inadecuado, fuera de lugar, y de forma especial la humillación de una joven, que en la tormenta de la alegría insuperable, que supone la consecución de una copa mundial, se vio sometida por la soberbia del poder, como el entrenador agraciado por el benévolo amo, “tú el próximo año cobrarás 500.000 Euros”. En este juego de locura e incoherencia, radica el abuso del poder, sus actos carecen de control, naciendo de un deseo interior, que hay que mantener vivo, alimentándole de acuerdo a los caprichos, necesidades y deseos del momento. Abuso de poder, e inhabilitación de una persona, con tan escaso o nulo control de sus actos, es lo que parece normal en este caso.
Quedémonos, con que el poder, en todos sus ámbitos y categorías, ha de estar al servicio de los demás, ha de ser esclavo de las necesidades de los ciudadanos, ha de ponerse al servicio de todos, siendo sólo estos los beneficiarios de la acción final. No ha de servir jamás para humillar, para aprovecharse de alguno de sus beneficios, para provocar enfrentamientos, o simplemente para servirse, el poder, esclaviza al que le ostenta, cuando está correctamente utilizado, porque su finalidad es la de servir. En el caso que nos ocupa, parece que el poder, ha estado al servicio del que le ostentaba, satisfaciendo sus deseos y necesidades personales, además de despreciar e ignorar, al que debería haber sido el beneficiario.
En la década de los ochenta, cuando comenzaba mi andadura en Santander, tuve una llamada de un amigo desde la federación de fútbol de Madrid, solicitando mi presencia en la misma, lo antes posible, sorprendido, pues sólo me adelantó que se trataba de algo positivo, me desplacé a Madrid, donde después de los consabidos saludos, y más cuando hace tiempo que no te ves, me comenta que necesita un médico inspector de servicios médicos, en Santander, el horario era flexible, y la función era supervisar los servicios médico sanitarios, que se prestaban en Cantabria, además de intentar ordenarlos adecuadamente; lo acepté, y estuve un tiempo, en los que recibí mi recompensa económica en dinero. La impresión que me dejó, aquella aproximación a la Federación de Fútbol, en aquel lejano momento, es la de una gestión muy inmadura, dirigida entre amigos, y en un primer estado de desarrollo.
Fuente: Dr. Baltasar Rodero, Psiquiatra, Santander 2023
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