Así no. Se funde en el tiempo la idea grandiosa además de hermosa, de la democracia. Individuos instalados en la anarquía, avanzan en el respeto a la convivencia, y concluyen que sean un número de elegidos de entre todos, excluyendo a esclavos y mujeres, los que hagan realidad el sueño de todos, cuyo fundamento filosófico era el de vivir bien.
Nace así en Grecia la democracia como forma de gobierno, que con el transcurso del tiempo va madurando su organización, siendo Locke, inglés, discípulo de Descartes, el que habló por primera vez de la separación de poderes, en sus cartas de defensa de la tolerancia, aspecto que se va perfeccionando especialmente en el siglo de las luces, con las aportaciones de Rousseau y Voltaire, éste exilado en gran Bretaña, va a realizar un canto a la libertad y a la tolerancia.
Tenemos pues profundas raíces en lo que significa el respeto al otro, a la vez de un enorme recorrido, aunque no siempre amable y recto, los diversos contratiempos, serios por lo destructores, han sido varios, pero el individuo inteligente se ha sabido sobreponer, reconducir sus errores, y comenzar una y mil veces.
Esto realmente es lo que nos llama la atención, ¿cómo, contando con experiencias tan cercanas, profundamente desgarradoras y dramáticas, no nos tomamos mas seriamente el significado de tolerancia, convivencia, justicia social, y libertad? Persistimos en un juego que se inicia con ciertos coqueteos, o imposturas, profundiza con el lanzamiento de dardos dialécticos, dañinos e hirientes, y se llega a la confrontación dialéctica, esterilizante por lo destructiva, al estar asentada en formulismos falsos e inconsistentes, manidos y pueriles.
No puede ser, así no, los ciudadanos han cumplido con su papel, les invitaron a participar en la fiesta del pueblo, que es la elección de sus representantes, y participaron de forma mayoritaria. Hicieron su elección reflexiva, madura y llena de esperanza, sabían lo que significa, y sabían además su trascendencia. Llegó la hora del escrutinio, y limpiamente, sin tipo de duda alguna, son elegidos aquellos que el ciudadano pensó que les representaba de la forma más eficaz, pues apriorísticamente respondían más claramente, a sus expectativas.
Obviamente, la base de los ciudadanos, es enormemente variada en todo, sexos, edades, cultura, profesión, situación económica y social, necesidades, deseos y esperanza, de tal forma que se convierte en infinita la distancia que sepa, p,e: al que piensa en un empleo que no tiene, o en una subvención para una silla de ruedas; o entre él que lucha por conseguir una incapacidad, o una ayuda para poder terminar su formación académica; o entre el que desahucian de un piso, y el que gracias a un esfuerzo perseverante desea entregárselos a sus hijos, sin pagar los mismos tributos nuevamente; o entre él autónomo que llega con dificultades a final de mes, y él pequeño empresario que contando con tres trabajadores, tiene dos en baja laboral, etc.
Como las situaciones de los ciudadanos, no son equivalentes, los deseos, expectativas y esperanzas tampoco, de aquí que el parlamento sea multicolor, y que sus representantes tengan concepciones muy diferentes, y por ello las respuestas ante los mismos hechos o circunstancias, no sean homologables, pero esto es el parlamento, donde desde el diálogo, responsable y respetuoso, ha de llegarse a acuerdos.
Tenemos pues lo que tenemos, lo más parecido a un mapa multicolor, y que responde fielmente a las diversas necesidades planteadas por la sociedad, es este mapa y no otro, al que están obligados a dar una respuesta adecuada, han de comenzar pues su andadura, de acuerdo con la demanda del pueblo, no pueden decir que, “lo han hecho mal”, “ su opinión no nos sirve”, no se puede decir ni pensar, la aceptación de la realidad por todos, es esencial, el respeto al pueblo ha de ser absoluto, de aquí que con las mimbres que les han propiciado, han de confeccionar, ordenar, construir el gobierno más cualificado o mejor. Que deberá ser el más representativo.
Nadie, nadie está exento de esta responsabilidad, nadie se puede sentir ajeno al tema, han sido elegidos por los suyos para que los representen, no les silencien, transmitan sus inquietudes, y de forma más enfática, aquellos que hayan conseguido una mayor representación, pues en ellos en principio deberá recaer la responsabilidad de la coordinación de los diferentes mensajes, no obstante, todos cuentan con una cuota de responsabilidad a la que deberán de responder, cobran además por ello, implíquense seriamente aportando ideas positivas.
No es prudente, ni inteligente, ni honesto y mucho menos constructivo, primero pensar que la responsabilidad es de los otros, y segundo, pensar como individuos con nombre y apellidos, esto es un grave error, al ser personas que actúan en representación de un rol, sus nombres han desaparecido, cuando ejercen como secretarios o presidentes de un partido, todos son políticos que representan unos intereses, ideales o principios políticos, que son respaldados POR LOS CIUDADANOS QUE LES HAN VOTADO, por ello cuando dialoguen, lo deben de hacer desde su papel, por el que por cierto cobran, olvidándose si son más o menos simpáticos, o si se caen mejor o peor, son compañeros y contrincantes ocasionalmente, no son amigos ni enemigos, han de actuar como responsables o cargos políticos, aquí no caben ni filias ni fobias, el protagonismo ha de situarse en la confrontación de intereses, que por cierto, les superan o todos, al corresponderse con los intereses de todos, pues hablamos del gobierno de todos.
El acuerdo necesario, ha de nacer del diálogo de entre políticos, que discuten intereses de estado, es decir, de todos, en esto no gana ni pierde nadie de los protagonistas, ganará únicamente el pueblo en su conjunto, por esto, es todo el arco parlamentario el que debe de estar implicado, con un objetivo final, la formación del mejor gobierno posible
Todos hemos de saber, que el acuerdo implica concesiones a la vez de aceptaciones, y que nadie vence ni es vencido, todos ceden en el deseo de acercarse al otro, el secreto de todo, es la vivencia de una actitud de servicio, pensando siempre en lo mejor para la totalidad de los ciudadanos, no sólo debemos pensar en los nuestros, el gobierno es para todos, y por eso se sitúa por encima de todos.
Pónganse un límite de tiempo para la discusión, porque fácilmente se pueden caer en el desierto y acomodarse, alejándose de los ciudadanos, que les han dado lo más sagrado, la confianza. No acudan al terreno manido, yo, ellos, sillones, cargos, responsabilidades, etc., trabajen seriamente como portavoces responsables, sabiendo que tienen contraída una responsabilidad que cumplir, y si al final no lo consiguen, no discutan, el problema no es del otro, es de todos, de aquí que la solución es dejar paso a otros, váyanse, retírense, y dedíquense a lo suyo.
Autor: Dr Baltasar Rodero. Psiquiatra. Agosto 2019
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