El Centro Rodero es una Clínica de Neurociencias que gracias a su equipo multidisciplinar ofrece los diagnósticos más certeros así como los tratamientos más adecuados. Una de las últimas Unidades creadas ha sido la de Atención Temprana dirigida a menores de 0-6 años. Uno de los problemas abordados es el autismo.
La ciencia sigue intentando escudriñar el cerebro humano, quizá el órgano más enigmático de todos, ya que sus implicaciones van más allá de lo puramente físico. Trastornos como el autismo siguen siendo todo un reto para psiquiatras y neurólogos, muy atentos a cualquier avance o novedad que se produzca en su investigación.
Un equipo de la Universidad Carnegie Mellon en Pittsburgh (Pensilvania, EEUU), ha conseguido, a través de una novedosa combinación de técnicas, descubrir cómo se comporta el cerebro de las personas autistas cuando piensan en determinadas acciones sociales como «persuadir», «abrazar», «humillar» o «alentar».
A través de una resonancia magnética funcional se ha observado cómo 34 personas -17 de ellas con autismo y otras 17 sin él- reaccionaban al escuchar estas palabras. Después, la información se introducía en un sistema de «aprendizaje de máquinas», una técnica informática compleja conocida en inglés como machine learning, mediante la que se sabía, en un 97% de los casos, si la persona en cuestión pertenecía al grupo de los autistas o no.
Son técnicas de combinación de datos para intentar predecir situaciones clínicas, esto es, el famoso big data. Estas técnicas «se están utilizando muchísimo en Psiquiatría», explica a este periódico Carmen Moreno, psiquiatra del programa AMITEA (dedicado al trastorno del espectro de autismo) del Hospital Gregorio Marañón de Madrid.
La investigación, publicada ahora en la revista Plos One, intenta indagar en la concepción que las personas con autismo tienen de uno mismo. Observando su reacción al escuchar palabras como «patada», «adorar» o «insultar», se comprobó una falta de actividad en la corteza cingulada posterior, un área del cerebro que, precisamente, está relacionada con la representación que las personas se hacen de uno mismo.
«Al pensar en dar un abrazo o persuadir a alguien, los participantes sin autismo se veían a ellos mismos en esos pensamientos como parte de la interacción. Las personas con autismo, sin embargo, consideraban la idea más bien como una definición en el diccionario o como si vieran una película, esto es, sin participación propia», ha señalado Marcel Adam Just, responsable del estudio y director del Centro de Imagen Cerebral Cognitiva de la Carnegie Mellon.
A la doctora Noguera no le sorprende este resultado, y explica que «a las personas con autismo les cuesta más ponerse en el lugar del otro, darse cuenta de su papel en las situaciones sociales y tener conciencia de su rol dentro de la relación con los demás«. No obstante, señala que esto no lo único a tener en cuenta: «Es una característica importante del autismo pero sólo con ella no puedes hacer un diagnóstico a nadie», aclara.
Uno de los puntos más interesantes y novedosos de este estudio es el hecho de que se intenta determinar la correlación entre las alteraciones a nivel psicológico con las alteraciones cerebrales. «Hemos descubierto un marcador en el cerebro para una alteración en el pensamiento. Yo lo llamo ‘marcador de pensamiento’ de origen biológico», ha señalado Just a EL MUNDO.
«Este tipo de técnicas son muy interesantes porque todavía no hay marcadores biológicos para el autismo o para otros trastornos psiquiátricos: no se puede saber a través de un análisis de sangre si una persona tiene depresión o no», explica Noguero. La psiquiatra pone en valor el enfoque «pionero» de este estudio, pero considera que «no es posible afirmar que se hayan descubierto los marcadores biológicos del autismo y que a partir de ahora baste con meter a la gente en una resonancia magnética».
Lo que sí está claro es que la utilización de esta técnica de combinación de imagen cerebral y análisis de datos es un avance a la hora de comenzar a entender, desde un punto de vista biológico, las alteraciones del pensamiento y sus consecuencias psicológicas. No obstante, Nogero señala que «aunque equipos de resonancia magnética hay en todos los hospitales», otra cosa es tener las máquinas y el sistema que puedan analizar los datos a este nivel.
En cualquier caso, esta psiquiatra experta en autismo señala que son técnicas de las que, sin duda, se beneficiará la Psiquiatría. «Ahora mismo se están utilizando a nivel de experimentación, pero en el futuro seguramente pasen a aplicarse en la clínica», ha señalado.
Fuente: El Mundo. Clara Marín
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