Hoy desde el blog Atención temprana Santander, queremos hacer referencia a la Evaluación en el niño y cuáles son los principales indicadores: edad cronológica y edad de desarrollo.

Cuando un niño entre 0 y 6 años acude a consulta por sospecha de retraso del desarrollo, el proceso terapéutico comienza por la valoración por parte de un Psicólogo especializado en Atención Temprana y la consiguiente evaluación de aquellas áreas consideradas objeto de intervención. Pero bien, ¿cuál es el aspecto más útil que nos aporta la evaluación de cara a preparar el programa personalizado de intervención?

Algunos conceptos clave

Los conceptos de edad cronológica y edad de desarrollo son dos indicadores que nos aportan baterías de test como por ejemplo el Merrill-Palmer-R. Podemos obtener ambos datos a nivel global o bien por áreas separadas, para ver aquellas que presenten mayor retraso en el desarrollo del niño. Veamos ambos conceptos brevemente por separado:

  • Entendemos por edad cronológica o real aquella que corresponde al niño desde el momento de su nacimiento hasta que se realiza la evaluación.
  • Por otro lado, la edad de desarrollo hace referencia a esa que le corresponde al niño teniendo en cuenta su capacidad cognitiva, motora, de lenguaje, socioemocional o de adaptación al medio.

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Es decir, lo óptimo es que ambos indicadores coincidan y que las funciones del niño se desarrollen a la par de su edad real. Pero ante problemas o patologías que afecten al buen desarrollo del menor, esto no siempre sucede así. Ante estos casos, podemos decir por ejemplo que un niño de 3 años de edad cronológica, tiene en realidad una edad de desarrollo global de 2 años y 1 mes debido a causas de diversa índole.

Una vez obtenido este dato, pasaremos a evaluar cuáles son esas áreas en concreto que se encuentran por debajo de su edad real. Siguiendo el mismo ejemplo, el niño de 3 años puede tener una edad de desarrollo de 2 años a nivel cognitivo en “memoria”, pero que sin embargo su capacidad de “atención” esté intacta, que sería lo mismo que decir que corresponde a los 3 años reales, pudiendo incluso estar por encima.

Áreas a trabajar

Por lo tanto, estos indicadores nos arrojan datos sobre qué áreas son aquellas que debemos trabajar y potenciar para que ambas edades se equiparen. La manera de llevar a cabo esta intervención será apoyándonos en los puntos fuertes que presenta el niño (en el ejemplo anterior, nos apoyaremos en actividades que impliquen “atención” para potenciar la “memoria”). Por último, llevaremos a cabo un seguimiento del caso, volviendo a evaluar de la misma manera las diferentes áreas para ver si la edad de desarrollo ha aumentado. La diferencia entre ambas edades va a ser el objeto de nuestra intervención, por lo que cuanto más precoz sea esta, menor será la diferencia entre ambas edades facilitando el proceso.

Fdo.: Andrea González Sierra

Psicólogo especialista en Atención Temprana