Nos movemos por emociones, por reacciones, por cómo nos relacionamos con los demás para rebatir o apoyar teorías o a alguien. Nos movemos y nos relacionamos con los demás para conseguir cosas lo más satisfactorias posibles. Este conjunto de hábitos que nos permiten comunicarnos con los demás, se llaman habilidades sociales. ¿Sabes cómo mejorarlas? Por a prueba tu primera habilidad social, la escucha porque.. ¡empezamos!.

Según la Psicóloga clínica Elia Roca Villanueva, estos hábitos nos permiten comunicarnos con los demás de forma eficaz, mantener relaciones interpersonales satisfactorias, sentirnos bien, obtener lo que queremos y conseguir que las otras personas no nos impidan lograr nuestros objetivos.

Cada persona desarrolla sus habilidades con el paso del tiempo y son la base de las interacciones con los demás sujetos de una comunidad social. Maneja sus habilidades sociales gracias a las experiencias vividas y aprendidas y las va mejorando para alcanzar una posición dentro de la comunidad a la que pertenece.

Existen tres categorías diferentes de habilidades sociales: Las básicas, de autoafirmación y las no verbales.

Las más sencillas de explicar son las habilidades no verbales que son aquellas que nuestro cuerpo deja patente. El movimiento de las manos, cruzar las piernas o los brazos, morderse el labio o tocarse el pelo, una sonrisa o no mirar a los ojos son ejemplos de mensajes comunicativos inconfundibles.

Nuestro cuerpo habla aunque nosotros no queramos y normalmente lo hace en situaciones de incomodidad, violentas, no deseadas. También hay habilidades sociales no verbales que potencian los aspectos más positivos como una sonrisa dulce, un roce con la mano, una posición relajada del cuerpo, etc.

La mirada es una de las habilidades sociales que más información arroja. Mantener el contacto visual con el interlocutor implica un mayor nivel de habilidad social.

Otro tipo de habilidades son elementales o básicas y están relacionadas con la escucha activa, las capacidades de la persona para intervenir y mantener una conversación individual o en grupo, la sencillez para concertar citas y de mantener un intercambio de refuerzo.

Por último, el grupo de las habilidades sociales más complicado de desarrollar y mejorar es el de la autoafirmación. Decir NO cuándo es necesario o rebatir una crítica injusta no sabe hacerlo todo el mundo. Aquellas personas que han alcanzado una mayor madurez social son capaces de ponerse por delante y anteponen sus necesidades a las de los demás diciendo que no.

Y es que está claro que defender tu postura, tu opinión, ante los demás, te protegen en la vida en comunidad. Está claro que nadie va a pensar en ti más que tú y es importante tener claro lo que uno quiere y saber cómo conseguirlo y cómo defenderlo sin ofender a los demás. Esto en psicología se llama ¡ser asertivo!

Hay otras habilidades sociales que debemos desarrollar como la de saber expresar las emociones, ya sean negativas o críticas, y saber asumirlas y recibirlas; la capacidad de negociación, afrontando una situación hostil o la habilidad de saber pedir.

Todas estas emociones conforman nuestro ser que podemos modelar día día. Son intrínsecas a nosotros pero podemos ir mejorándolas y perfeccionándolas.

Fuente: El Mundo.