21 May 2024
J mayo, 2024

Cosecha Escolar

Baltasar Rodero

Una conversación mantenida con mis cuatro nietos, alrededor de la comida del domingo, me ocasionó un fenómeno de evocación. Teniendo en cuenta que estamos al final de curso, recordé la ansiedad que me producían, en mis tiempos de bachiller, dos hechos simultáneos, primero, el enfrentamiento a los exámenes finales, y todas sus consecuencias, sudor inquietud, miedo, tensión permanente, insomnio… y segundo, el encuentro con mi familia, pues dependiendo del resultado, tenía que   participar en mayor o menor medida en las tareas agrícolas ganaderas, mi padre era agricultor, tareas por otra parte, duras, exigentes, poco conocidas, e ingratas; esta reflexión, me produjo cierta emoción, al revivir aquellos lejanos años, aquel ambiente al final de curso, porque en el fondo me permitía el regreso a mi casa, y en consecuencia encontrarme y disfrutar de los míos.

A mis nietos les hablé del periodo de la cosecha, que se realizaba al final de la primavera, así como de su significado, pues era el premio al esfuerzo mantenido durante años, por aquellas personas, que de forma abnegada y en solitario, su función era la de conseguir el mayor de los frutos. Se siembra en otoño les expliqué, y al final de primavera todos nos enfrentamos a la realidad de nuestro esfuerzo anual, es duro en ocasiones, cuando los frutos son escasos, pero puede ser incluso glorioso, cuando estos son abundantes, siendo esencial el esfuerzo, y la constancia, del trabajo del campesino.

Esto sirve de espejo al estudiante, al joven que está situado en el periodo de formación, se matricula en octubre en un curso, con el compromiso de superarle en mayo o junio del siguiente año, para lo que la asistencia a clase, la atención al profesor, la participación en cualquier trabajo que éste indique, el sentarse diariamente en casa un tiempo, frente a lo que el profesor ha explicado en el aula, sentarse, y no levantarse hasta conocerlo y comprender todo lo explicado, preguntando siempre al profesor, cuantas cosas no se entiendan. Esta es la tarea del estudiante, para que la cosecha sea abundante en mayo o junio, de tal forma que quedemos, tantos los alumnos, como sus familiares y amigos, satisfechos por los éxitos obtenidos. No es necesario pretender ser el mejor, o sacar las mejores notas, es un grave error pensar así, es necesario, y diría vital, trabajar cada día, esforzarse cada día, ser constante, de tal forma que, se establezca un horario de estudio, las notas son la consecuencia de esto, de la constancia y el esfuerzo ordenado.

Por otra parte, cada alumno, a pesar de disponer de la misma inteligencia, como estas son varias, algunos disponen de más facilidad para un tipo de asignaturas que para  otras, esto se irá viendo, pero al final, el que cumple, el que diariamente asiste a clase, atiende, trata de entender, y si no lo consigue, pregunta, y después en su casa siempre, y de forma diaria, observa un horario para rematar lo que le han explicado en clase, siempre conseguirá muy buena cosecha.

En ocasiones los padres trabajan ambos, pasan tiempo fuera de casa, y en consecuencia hay momentos u horas que los hijos están solos, no importa si los hijos lo saben, es algo normal en este mundo, en el que hay que hacer frente cada fin de mes a muchos pagos, explicarlo de forma clara, de forma sencilla, les permitirá saber de la importancia, no sólo del trabajo como esencial en la vida, sino del orden que exige éste, que se sitúa por encima del tiempo de disfrute, aunque al final si la cosecha es buena, éste llega.

Es un hecho también, que algunos padres desean de los hijos lo que ellos no fueron capaces de hacer, o si lo hicieron, que se lo exijan a los hijos, ambos aspectos son enormemente perjudiciales para el niño, porque queremos que responda a nuestro prototipo, por ejemplo que siga la saga, en el fondo le estamos despersonalizando, él es distinto a nosotros, es él, y por ello es único, la explicación sencilla es, la de que tiene que formarse en algo, de lo que algún día pueda vivir, ésta es la esencia, si aspiramos algún día a emanciparnos, y no es difícil de comprender. Por otra parte hay niños pasivos, abandonados, que dicen que no les gusta  estudiar. ¿Le gusta trabajar a la madre o al padre?, ¿a alguna persona normal le gusta trabajar?, pues a éstos hay que explicarles, que disponen de un derecho que niegan a los padres, y como es bueno, observará que esto no es normal, esto se llama diálogo.

Fuente: Dr. Baltasar Rodero, Psiquiatra, Santander 2024