El suicidio es  un desgraciado acto, en el que una persona pone fin a su vida. Es en sí estrictamente un hecho, que cumple todos los criterios de un enorme traumatismo social, al sumarse, a la pérdida de una vida, la repercusión que ésta tiene en, conocidos, amigos y especialmente familiares, no obstante, se hace más significativa su trascendencia, por el incremento exponencial que se ha observado, al  triplicarse su incidencia  desde 2006.

Hay que significar que suspendemos como país en la atención a la salud mental, y que ésta genera un coste económico equivalente al 4,2% del PIB, gastos que además de depender de los diferentes tratamientos, están en relación con la tasa de paro, la baja productividad, las ayudas económicas que reciben, amén de la implicación de las familias como cuidadores, a lo que habría que sumar las graves pérdidas por las muertes por suicidios, en capacidades gananciales.

En este contexto, hay que tener en cuenta el grave incremento de la demanda de cuidados,  desde el sufrimiento de la pandemia,  donde tanto los episodios depresivos, como los estados de ansiedad y el suicidio, se incrementaron más de un 20%. De igual forma aumentaron la prevalencia de brotes psicóticos, de los trastornos relacionado con la alimentación, especialmente los atracones, y los trastornos del comportamiento.

El número de teléfono 024, nacido para la lucha contra el suicidio, atendido por profesionales especializados, con el objetivo de reducir el número de casos, ha observado el perfil de las personas que más llaman, mujeres con problemas psicológicos, y adultos jóvenes de mediana edad. En los últimos dos años, se han acercado como peticionarios de ayuda, más de 10.000 niños y jóvenes, en edades comprendidas entre los 10 y 19 años. La mitad de las llamadas se han clasificado como de riesgo medio, y una de cada diez llamadas, se ha definido como situación crítica.

No podemos permanecer en actitud pasiva, cuando fallecen más de 10 personas al día por suicidio, sabiendo además, que por cada un suicidio hay 20 tentativas, o que una vez diagnosticado un intento, en los seis meses posteriores muy probablemente se producirán más intentos. Ya en el 2020, el suicidio fue la segunda causa de fallecimiento entre los jóvenes de 15 a 29 años, sólo en menores de 15 años se quitaron la vida 14 jóvenes. En el año 2023, se suicidaron en España 4.227 personas.

Fuente: Dr. Baltasar Rodero, Psiquiatra, Santander 2024