22 May 2023
J mayo, 2023

El candidato y la política

Baltasar Rodero

El semillero de candidatos para el ejercicio de la política, es cuantioso, además de heterogéneo; en edad, sexo, formación académica, color, capacidades, habilidades sociales, formación, carácter o comportamiento…, y se extiende, a lo largo y ancho de todo el territorio. Todos en principio disfrutan de una buena salud, formación, capacidad, inteligencia, en ocasiones privilegiada, además de; empatía, amabilidad, óptima disposición…, no se necesita de cedazo alguno, para entresacar aquellos que cumplen determinados o específicos requisitos, incluso valen para varios partidos políticos, pues con toda facilidad, pasan de unos partidos a otros. Son en mi criterio, seres privilegiados, todos disponen de capacidad suprema, inteligencia inigualable, y son capaces de resolver cualquier asunto sea del tipo que sea; sanitario, económico, educativo, fiscal, social de cualquier área, como pobreza, soledad, precariedad familiar… y los que superan la barrera de aspirantes, y pasan a numerarios, son especialmente aquellos obedientes, callados, silenciosos, respetuosos con la norma, y de forma especial, con la norma expresada por la cúpula del partido, aquí no falla nadie, el silencio es absoluto, desaparece la capacidad de crítica, de pensar, de discernir, “qué más da, lo que ordena quien manda, si regala un sillón productivo, que te da derecho a un sueldo, además de, emplear a media familia, en puestos discrecionales o de asesores, con retribuciones a convenir”.

De aquí, que, si nosotros, cualquiera, nos encontramos con un candidato ya numerario, la sonrisa, amabilidad, simpatía, alegría, y las muestras de servirte, o servir a la población son infinitas, por esto nadie se siente presionado, agobiado, híper responsabilizado, serio e incluso obsesivo, como cuando te promocionan en una empresa privada, a un puesto de responsabilidad trascendente. En este caso, nos sentimos muy serios, pensativos, dando vueltas a como lo haremos, con qué apoyos contaremos, cual será nuestro equipo, y cual su formación, incluso algunos lo rehúsan, porque la responsabilidad les pesa, yo he sido testigo de algunos casos, incluso como sujeto.

En la política parece que estamos de fiesta, risas permanentes, comentarios expansivos, alegría nada comedida, felicidad él o ella, que trasmiten a amigos y familia, y que estos comparten y multiplican, “nos ha tocado la lotería, al final ha llegado el gordo, a todos” porque todos, o algunos, participarán de esos puestos discrecionales que hemos comentado. Esta fotografía no es engañosa, se confirma diariamente, todos los días si sales a la calle, o te asomas a la T.V, verás como el desbordamiento emocional es compartido por grupos, y especialmente por familias… ¿sabías que mi hermano, que mi esposo, que mi cuñado… va en las listas de… y tiene opciones de salir elegido?, es un comentario cotidiano, frecuente, y siempre lleno de alegría, en ocasiones algo enlatada, pero que explota fácilmente, porque la energía que reprime es enorme.

Hace unos días, una mujer, casada y con hijos, en la década de los cuarenta, con formación universitaria, donde está realizando una gran tarea investigadora, amante de la justicia, igualdad y progreso, viviendo más allá de su propia formación y del mundo que la rodea y exige, asistió a mi consulta, para discutir estos temas. Es hija de unos amigos, y la confianza que se inició en su nacimiento, ha ido creciendo y evolucionando, siendo cada día más sólida y madura. Vino porque estaba preocupada, le habían ofrecido un puesto en un partido ganador, el ofrecimiento es persistente, y además dirigido por más de una persona, le han comentado la importancia de la enseñanza universitaria, parece que le dan cierta libertad, por lo menos para proponer, haciendo operativas aquellas cuestiones que se puedan, en definitiva, el mensaje es, “tu labor, tu esfuerzo debe ser recompensado, y queremos contar contigo, para que tu nos indiques como pueden llegar más personas, donde tú has llegado”.

El ofrecimiento es cuando menos tentador, pero la democracia en la que estamos instalados, imperfecta, se sustenta especialmente en partidos verticalistas, donde el vértice de la pirámide tiene el poder, del que depende todo, maneja cualquier cosa a su conveniencia, de aquí que, este grupo puede estar convencido de un hecho, pero otro que le suceda puede que no, y ello conlleva a la reflexión, a la contemplación con seriedad de la propuesta, a pensar, que puedo aportar, y cómo; que es lo que puedo hacer; porque soy yo la elegida; por muda, sumisa, o por habilidosa y capacitada.

Nuestro esfuerzo ha de dirigirse, al logro de candidatos del perfil de la candidata descrita, serios, rigurosos, con sólida formación académica, íntegros, con habilidades sociales, maduros o estables, que sepan gestionar las emociones, imponiéndose la razón en su discurso, Kant, ausente este, de estruendos y coloridos.

Fuente: Dr. Baltasar Rodero, Psiquiatra, Santander 2023