Todos hemos asistido a decenas de películas del “oeste”, yo particularmente las recuerdo con cierto cariño, porque me acercan a aquellos años del bachiller, en los que los cines proponían programas dobles, y entre películas de romanos conquistando cualquier zona de Europa, siempre contando su ejército con un general fuerte y retador, y las que tenían como protagonistas pistoleros, en ocasiones valientes, expertos, diestros o hábiles, frente a desaprensivos, groseros y asociales, pasábamos la tarde, y además nos servían para apostar por unos o por otros, depende la concepción que tuviéramos de la justicia y del valor o de las capacidades intelectuales de los diferentes personajes.
Ambos tipos de películas cubrieron una gran parte de nuestra juventud y adolescencia, sábados o domingos en mi caso, el presupuesto no daba para más, después de leer o visitar la publicidad que el cine mantenía en su pórtico, comenzábamos a vivir el proyecto, ¿romana o del oeste, o de las dos en un programa doble?, esto con una bolsa de pipas, llenaba todas nuestras ambiciones de fin de semana.
Las del oeste siempre hacían referencia a Norteamérica y a su descubrimiento, urbanización y repoblación, grandes masas de ciudadanos se dirigían a lugares diferentes, generalmente atraídos por la apertura de minas, y más tarde por el comercio o el mercado de ganado, o como obreros del ferrocarril para prolongarle e ir ganando terreno hasta unir pueblos y ciudades, representando el revólver, una prenda más en la vestimenta de cualquier ciudadano, nadie estaba seguro de nada, la ley si existía se situaba a kilómetros, de tal forma que, como ahora, porque no hemos avanzada tanto, todo se dirimía por la fuerza, siendo el más fuerte el que más terreno y riqueza conseguía.
Lo que ocurre es que la vida no tenia precio alguno, se perdía por nada de nada, era algo insignificante, no representaba nada, de tal forma que el juego consistía en ganar o perderla entre los contrincantes, era un acto sustancialmente que estigmatizaba a cada ciudadano, y todos lo aceptaban, entre otra cosas porque la autoridad generalmente estaba ausente o no lo era tanto, pues podía ser aniquilada por el matón de turno.
Esta forma de vida, esta actitud frente a los demás, es itinerario marcado antes del nacimiento, obviamente ha dejado huellas en la educación o cultura de los pobladores de E.E,U.U. de tal forma que el arma de fuego actual, mucho más sofisticado que el revólver, forma parte sustancial de su vida, existiendo actualmente más armas que población total, nadie que se precie no tiene en su casa un arsenal de fusiles de repetición de última generación, con los que junto a su esposa e hijos, practica los fines de semana, comentado los días laborables con los amigos, los blancos o las dianas que ha conseguido, hay concursos, festejos de todo tipo, en los que el fusil es el protagonista, incluso hay una asociación del rifle, en cuyas filas figuran personajes, de la cultura, política, religión, economía… con peso incluso internacional.
Una minoría de la población, está actualmente luchando, con el objetivo de conseguir un mayor control en la utilización de las armas, exigiendo mayores requisitos en su venta y cierto tipo de inspecciones periódicas en su utilización, sin que se pueda hablar de abolición, no obstante, no se ha conseguido ningún progreso.
Con estos precedentes, ¿nos puede sorprender esas matanzas que vienen continuamente ocurriendo en las escuelas?, estudiantes de las mismas, sin éxito en los estudios, injertados en la sociedad, viviendo normalmente en familias que no ejercen de tal, con antecedentes de obsesión por las armas, ocasionalmente cargados con todas las que pueden, y con la munición hasta las cachas, se dirigen al colegio, y de forma indiscriminada, asesinen, quiten la vida a niños, niñas y profesores, o cualquier transeúnte que se interponga.
Lo más sorprendente es que hace unas semanas, he tenido ocasión de leer, la esencia del movimiento INCEL, que parece que explicaría el proceso. El asesino, individuo marginal, resentido y con rasgos psicopáticos, parece que es un individuo apenado y explosivo, porque no entiende que, siendo tan fuerte, inteligente y talentoso, siga siendo célibe, la sociedad parece que no le ofrece lo que le pertenece, de acuerdo con sus capacidades y merecimientos, pues se siente todo un campeón, sin embargo siendo heterosexual, nadie se ha fijado en sus merecimientos, no habiendo tenido jamás contacto con mujer.
Y yo digo, ¡mira que si le detienen y engendra un hijo de sus características!
Fuente: Dr. Baltasar Rodero, Psiquiatra, Santander 2022
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