27 Dic 2018
J diciembre, 2018

El psicópata. El asesino en serie

Baltasar Rodero

Cada individuo tiene una forma de percibir, sentir, vivir y expresar la realidad, esto nos diferencia y nos hace únicos,  exclusivos, frente a los otros. Se es como se es, y se hereda en gran parte, aunque diversa circunstancias, o acontecimientos vitales, nos pueden dar un determinado barniz.

Desde esta exposición, ya de entrada podemos afirmar que hay individuos,  “normales”, o de otra forma, personas que se adaptan al medio en el que viven, y otras que presentan graves dificultades para encontrar esta adaptación, y en consecuencia van a presentar conflictos, que pueden ir desde desacuerdos, enfrentamientos y peleas, hasta robos, malos tratos y asesinatos.

Como hemos indicado, en gran parte nacemos así,  con un comportamiento determinado, con una forma de ser específica, con una forma de relacionarnos con los demás que es única. En el caso del psicópata, los padres se van a quejar de su comportamiento en la infancia, de su inquietud, de su irresponsabilidad en todos los campos, de su quizás soledad, no encaja con el resto de los niños, y especialmente de su crueldad, llama mucho la atención su capacidad para destruir, enfrentarse y hacer sufrir a los otros.

También tiene su incidencia el tipo de vida, el currículum familiar y social. Es importante el abandono  físico y emocional, es decir, que carezcan de familia, o que ésta sea fría, egoísta, y convivan injertados sin contacto. Los malos tratos son otro factor importante, tanto los físicos como los emocionales, desprecios, marginación, ausencia de calor, de diálogo, de caricias, de protección, y de forma especial, los abusos sexuales de todo tipo, entre los que destaca el incesto. Todo ello supone un formato en el que el niño va a desarrollarse lleno de resentimientos, y triste, y que el tiempo y la vida le permitirá su expresión bajo la actitud de la venganza, mediante un comportamiento cruel.

Vemos que dentro de este tipo de personalidades, que no se ajustan a la norma, que se salen de los carriles, se sitúa el psicópata, quizás la personalidad más llamativa por lo perversa,  y porque además carece de respuesta terapéutica.

Es importante situarles en el mundo, tal cual pueden ser, seductores, potencialmente bien situados en las empresas, conviviendo con corbatas y grandes y caros coches. También les hay abandonados, marginados, segregados por la sociedad, itinerantes, sin amigos solitarios, sin amistades, con pocos o ningún contacto social, amargados, siempre contrariados, y siempre buscando peleas.

Sean como sean, a todos les une la capacidad de cometer delitos,  muy por encima del resto de los individuos, delitos de todo tipo y de todos los colores, puede tratarse de hurtos con o sin fuerza, extorsiones, secuestros, maltratos físicos, asesinatos, etc. Pero ocurre que sabiendo lo que hacen, teniendo constancia que hacen daño, pueden prender fuego a un edificio, o diseñar el acto más cruel de los posibles, carecen de empatía, no son capaces de ponerse en el lugar del otro, o de la sociedad, de tal forma que no aprenden de la experiencia, por lo que seguirán hasta ser detenidos, instalados en este tipo de comportamientos, atropellando toda norma y sin sentimiento de arrepentimiento alguno.

Son hábiles, son mentirosos, jamás dicen la verdad, siempre dicen la verdad  que les conviene, adaptando de forma inteligente su conducta al papel que han elegido, pudiendo llegar a ser encantadores, agradables, chistosos, simpáticos, si les conviene.

Lo sustancial, es que todo su comportamiento respeta un hilo conductor, que es el de ser un depredador, sabe lo que quiere, lo diseña fríamente, de tal forma que no es fácil su inculpación, y al final dan el golpe como un zarpazo, brutalmente, sin preocupación por los sentimientos de los otros, jamás los tienen en cuenta.

Son personas que potencialmente se pueden detectar,  porque se aburren con mucha facilidad, cambian permanentemente de hábitos de vida, de oficio, de contactos, carecen de amigos o lo son esporádicos e interesados, y viven situados en el filo de las normas, en plan retador.

En estos momentos no se dispone del conocimiento de un gen o estructura anatómica o sustancia,  que pueda explicar este tipo de personalidad, como tampoco una terapia adecuada, aunque algunos estudios significan que puede ser provechosa para una minoría. Son irresponsables y peligrosos delincuentes, esencialmente por la ausencia de empatía, por lo que la terapia según otros autores, va a servir  para ser más refinados en el ejercicio de sus tropelías,  envolviendo mas sutilmente su depredación.

Un  caso singular es el del  asesino en serie, entre los que destaca el propio  psicópata, que sabe lo que hace en todo momento, pues no pierde el sentido de realidad, y es frio, manipulador, seductor e impulsivo, por ello es siempre imputable. El psicótico paranoide fundamentalmente, movido siempre por sus ideas delirantes o alucinaciones, por lo que es inimputable, y por último el parafílico, que puede ser, sádico, gerontofílico, paidofílico, necrofílico y fetichista, todos ellos diseñan sus repugnantes actos de forma fría y sutil, por lo que son los más difíciles de descubrir, incluso ocasionalmente retan a la policía mediante el diseño de un juego macabro,  son,  por tener plena conciencia de sus actos imputables.   

Fuente: Dr Baltasar Rodero. Psiquiatra. Diciembre 2018.