26 Jul 2021
J julio, 2021

El verano

Baltasar Rodero

Es quizás la estación del año más singular por lo esperada y deseada, en ella nos encontramos con un mayor grado de libertad, de tal forma que nuestra movilidad se multiplica, buscando lugares, rincones, de todo tipo, en los que encontrar el sosiego con el que hemos soñado todo el año, por otra parte, el tiempo es un poderoso aliado, nos invita o facilita este tipo de visitas o encuentros. Hace agradable, se está muy bien en el campo, en la playa o en la montaña, o en el pueblo donde crecimos, por lo que nuestras viviendas se nos quedan pequeñas, necesitando por ello nuevos espacios.

En el mes de julio, mes protagonista del verano por excelencia, este año hemos realizado alguna visita a nuestra región, inmensa, profunda, rica, variada, con una belleza singular, especialmente de sus pueblos,que han sabido combinar y hacer convivir en armonía, aspectos antiguos, tan hermosos como sorprendentes, con construcciones actuales, dinámicas y versátiles, que en nada expresan lo que en ocasiones hemos observado en otras latitudes, que chirrían la vista de los visitantes.

A esta belleza, que expresan la combinación de construcciones milenarias y vanguardistas, se suma la enorme variedad del campo, poblado de verde por todos los lugares, de arbustos y árboles de todo tipo, montes, pequeñas mesetas y montañas, junto a riachuelos que disponen de descansos donde crecen las charcas, o torrentes y cataratas, la verdad es que la naturaleza que se puede vivir es un regalo lleno de hermosura.

En la visita a una pequeña cascada, atento al sonido que esta provoca con el encuentro del agua embalsada, y que se asemeja a una sinfonía, no muy lejos de mí, pude observar una persona,que si en principio no reconocí, pasados unos minutos recordé que fue compañero de bachiller, han pasado muchos años y los cambios son notorios. Me acerqué, le miréun tanto tenso, pensando en la posibilidad de equivocarme, él se quedó mirándome y dijo mi nombre completo, me reconoció,

Nos dimos un enorme abrazo, y junto con nuestras respectivas esposas comenzamos a intercambiar información, cuando has venido, cuanto has cambiado, como pasa el tiempo, que sorpresa tan agradable, es curioso que después de tantos años nos encontremos en un lugar lejano, en pleno campo, y así seguimos un tiempo que se hizo corto, y decidimos comer en el pueblo más cercano, dondetodo era bullicio y movimiento, pero había dos mesas libres.

En la comida recordamos como es obvio, nuestro periodo de bachilleres, pues teníamos cierta amistad, además de que nos sentíamos muy empáticos, también nuestro nivel educativo era parecido, incluso nuestro carácter, por lo que siempre cuando coincidimos en grupo nos sentimos cercanos. Elegimos distintas facultades, por lo que nos alejamos, y posteriormente coincidimos en muy pocas ocasiones. El me hablo de un compañero que hizo físicas y vino a Santander, compañero que yo también conocía, trabajó aquí, y conservamos aquella relación que tuvimos, por lo que acordamos llamarle para cenar los tres matrimonios.

La cena discurrió en armoniosa alegría, y en la que fuimos repasando sin darnos cuenta las citas más significativas de nuestro itinerario vital, alguien recordó los conflictos estudiantiles, las carreras delante de los grises, y las distintas peripecias con reuniones clandestinas itinerantes, éramos críticos, teníamos especial sensibilidad, queríamos un cambio de gobierno, aquí alguien sumó los graves problemas para nuestra convivencia de ETA, apoyada por una parte de la sociedad vasca, y especialmente por la iglesia, que jamás la condenó, y que además siguió matando después del nuevo régimen, algo que no se esperaba.

Como tampoco se esperaba que este cambio de régimen fuera tan inteligente, ETA asesinaba más, y la postura solidaria de izquierdas y derechas, con el apoyo del Rey, fue superando momentos tan graves como los acontecidos en el drama de atocha, que a todos nos hizo temblar. Hablamos de las autonomías como hecho singular, y que en principio al repartir intereses supuso cierto bálsamo, y con ello el progreso y reconocimiento exterior, reconocido como modélico.

Pero como nada es perfecto, una vez que las trasferencias se fueron realizando, estas no satisfacen a todos, las autonomías llamadas históricas, que acuñaron moneda en la segunda república, exigen cada díamás, y el gobierno central que necesita sus votos accede, suponiendo esto el punto más desestabilizador de nuestro equilibrio como país.

Quizás, opinó un compañero, haya que ir recuperando alguna de las trasferencias realizadas, especialmente, educación y sanidad, que junto con, una sola bandera, y un solo idioma oficial,podrían ennoblecer y fortalecer al Estado.

Autor Dr Baltasar Rodero, Psiquiatra, Santander 2021