25 Feb 2021
J febrero, 2021

Hábito alcohólico

Baltasar Rodero

Situados en el mundo, desde el primer momento da comienzo nuestro aprendizaje  mediante la adquisición de hábitos, cuya sucesivas aplicaciones nos permitirán pertenecer e implicarnos en la sociedad, ser uno más.

Se nos va a enseñar en principio lo más esencial, el ritmo de sueño o descanso, sin el que sería difícil o imposible la supervivencia, las pautas de la alimentación, más tardíamente el significado de la ropa como abrigo, además de como conservación de la intimidad. Seguimos, y nos enseñan a participar con los demás, especialmente a través del juego, y sus diferentes tipos y aplicaciones.

Es esencial la formación, la adquisición de conocimientos, que nos va a permitir discernir, entender, memorizar además de razonar, en este caso iremos adquiriendo  ciertos hábitos de estudio, horario de trabajo, formulas, tipología, y métodos de comprensión de hechos, y de memorización de los mismos.

Entre todo estos se sitúan los actos sociales, esenciales en una vida para saber estar con los otros, en la que la participación es común, dándose tiempo para los diversos hechos, levantarse y desayunar, lavarse los dientes, leer o realizar una tabla de gimnasia, ir a clase, escuchar al profesor, tratar de comprender sus exposiciones, intentar memorizar por el fenómeno de la repetición, de cuanto ha expuesto.

Al salir de clase, saber donde se come, con quien, formas de participar en el grupo, definición de proyectos posteriores, e implicación en los mismos de acuerdo con nuestros objetivos, y después de superar la tarde mediante diferentes actos, todos ellos o en gran parte controlados, llegar a casa o al lugar de descanso, y disponer de una rutina aprendida, ordenar los apuntes diarios, darles la preferencia adecuada, reflexionar como nos ha ido al día, visionarle, proyectar el día posterior y organizar su itinerario.

Todo el proceso está lleno de actos repetitivos, o hábitos consolidados, que en su conjunto nos facilitan el discurrir de la vida, haciéndola más sencilla, fácil y viable, actos que se van madurando, a los que se suman aquellos otros que entendemos necesarios, y que en su conjunto forman el comportamiento, en la familia, la escuela, la universidad y el trabajo.

Obviamente, se pueden dar, hábitos positivos, hacer deporte cada mañana, e iniciarse en actos que propician actitudes positivas, y negativas, quedarse en la cama, sin ningún tipo de actividad.

Quiero subrayar alguna situación que hay que saber detectar, porque como culebra o ser depredador, nos invade sin darnos cuenta, se adueña de nuestro ánimo, y nos esclaviza.

Se puede dar con mucha facilidad en mujeres de mediana edad, que generalmente no trabajan o trabajan demasiado, hasta llegar al estrés, y generalmente están casadas, aunque en menor medida pueden ser solteras, su vida es, trabajo, responsabilidad y cierta soledad, llegan a casa solas, después del horario laboral siempre exigente, no hay nadie en casa y llegan cansadas, fatigadas, con ganas de liberar tensiones, inquietudes, deseos, sensaciones, “cuando tomaré unas vacaciones”, hay al lado una cerveza fría, la toman, es un placer, que agradable, que  fría, y que rica, las sosiega y las tranquiliza, repiten porque les ha gustado, las ha distendido, el alcohol es un ansiolítico, se sienten más sonrientes y más agradables, han encontrado como suavizar su tensión.

Esto se repetirá cada tarde, la vida nos carga de energía negativa, trabajo, problemas, responsabilidad, comienzan a rumiar y están deseando llegar a casa, para que lentamente puedan tomar una cerveza, que agradable, que serenidad, están solas y es un placer tomar una, dos, tres o más, y sentir sin querer una sensación de euforia, de alegría, de desinhibición, de que nada es importante, de que no hay causa por la que sufrir.

Llega el día siguiente, y como las variables, trabajo estresante, soledad, preocupación, y tensión son las mismas, al llegar a casa vuelven a beber, y esta vez pierden un poco más el control, pero no pueden evitarlo, es lo que las aleja del dolor, del sentimiento de soledad, tensión y tristeza, y  siguen así, y sin querer han iniciado un consumo habitual y excesivo de alcohol, abriendo la puerta al alcoholismo, que llega cuando somos incapaces de controlar el consumo.

Esta situación se parece, a la que viven  algunos  grupos de jubilados, no tienen nada que hacer en casa, no colaboran ni ayudan, no se implican en las tareas del hogar, jamás lo han hecho, andan a su aire, quedan todas las mañanas con amigos, su sentimiento es de cierta tristeza, de cierta pena y de soledad, además de incapacidad, no se sienten útiles, por ello se juntan para sumar sus esfuerzos, a los que le unen el consumo de unos “blancos”, en ocasiones excesivos, y además casi todos los días, al final son candidatos a bebedores excesivos habituales, justo a la puerta del alcoholismo. Aquí comienzan los problemas familiares, los desencuentros, en ocasiones graves.

El alcohol es nuestro primer enemigo social, participa además de, en la destrucción de la convivencia familiar, en la génesis de más de 20 enfermedades.

Autor Dr  Baltasar Rodero, psiquiatra, Santander, Febrero 2021