29 Nov 2018
J noviembre, 2018

Itinerario del maltratador

Baltasar Rodero

Itinerario del maltratador. Hace un tiempo, acudió una joven a consulta, tenía 24 años. Su situación emocional era dramática, se ahogaba en su ansiedad, carecía de la más mínima energía, refería que no podía salir de casa, que no podía enfrentarse a la vida, había abandonado a: amigos, compañeros, vecinos, familiares, etc., estaba completamente sola, sin fuerzas.

Un día, conoció a un joven, simpático, atractivo, con ciertas maneras de   líder, que la atrajo. Este primer encuentro, dio paso a otros más, y la relación fue progresando. Comenta que su compañía era muy  agradable, la ayudaba en todo, estaba siempre pendiente de ella, “pienso incluso  que ya me empezaba a dirigir “.

Pasado unos meses, cuatro o cinco, no sabe determinar,  y sin darse cuenta, fue bajando la guardia, y sin querer, al principio, y dirigida posteriormente al final,  se fue  lentamente alejando del grupo, de los amigos de siempre, él comentaba que el ideal era estar solos, que me quería y no quería compartirme con nadie, razones que en el fondo me alagaban, además me obsequiaba con regalos casi de forma continua.

Este itinerario siguió en el tiempo, y con ello  la lejanía de los amigos,  surgiendo de forma simultánea ciertos desencuentros, que se hicieron cada día más frecuentes, especialmente  cuando se enteraba de que había tenido un encuentro,  o me había visto con alguna persona del grupo. Los argumentos que utilizaba eran siempre los mismos, somos ambos de ambos, ambos nos pertenecemos, además no necesitamos a nadie, nuestro amor es solo nuestro.

Siguieron las discusiones, las exigencias, surgiendo los controles de todo tipo, primero, del móvil y de los horarios, segundo,  de los posibles contactos puntuales que pudiera tener con alguna persona conocida, y tercero, de  la vestimenta,  con la que jamás estaba satisfecho, todo lo contrario que al principio de salir, los escotes, las mangas, los colores de la ropa, lo ajustado y  largo de la misma, etc. incluso al final, me analizaba el tipo de peinado, y así como el tamaño y forma de la melena.    

Todo le parecía llamativo e inadecuado, las discusiones fueron en aumento, surgiendo amenazas a las que seguían empujones, y  al final, empujones y golpes junto  con prohibiciones absolutas. Esto le sirvió como razonamiento para un cambio de domicilio, estaríamos mejor, lejos de este ambiente, decía, nadie nos conocería  y nadie se metería en nuestra vida dándote malos consejos, el ideal es irnos donde no nos conozca nadie.

Con esta medida, sutilmente la alejó  de su familia, desconectando al final de la misma. La propuesta era la de sentirse más unidos, pues nadie de esta forma se interpondría entre ellos, su amor era de ellos y a ellos les pertenecía, solos lo  podrían vivir más intensamente, nadie podría poner obstáculo alguno.   

Alejados de todo lo conocido, y entregados al amor puro, cercano y compartido que el proponía, aceptó la joven y se desplazaron a una ciudad del centro de España, desconectando de su mundo, el amor, lo exige, es la mejor fórmula para disfrutarlo y hacerlo crecer.

El comenzó a trabajar, mientras ella se quedaba en casa, surgiendo de inmediato los controles, siempre por el bien de ella, pues no estaba a acostumbrada al nuevo ambiente, estos se hacen presentes cada día,  y cada día con mayor exigencia e intensidad van surgiendo los malos tratos de palabra y físicos, las reivindicaciones, los insultos y  vejaciones, como : “ no vales”, “eres una carga para mí”, “no sabes hacer nada”, “eres un bulto andante”, “eres subnormal”, etc..

Ella,  sin apoyos ni referentes se siente desvalida, desorientada, duda de sus capacidades, de si sirve para algo, incluso de si le merece, se plantea que realmente es una carga para él, y que merece el trato que está recibiendo, incluso piensa que debe de agradecerle  que la de cobijo, que la atienda, que la de compañía, pues llega a asumir que es verdaderamente inútil  e  inservible,  y que no merece tanto como tiene, vivienda, comida, compañía, etc.

Las circunstancias hacen que unos amigos de sus padres conozcan a un compañero de su pareja, y por él se enteren del calvario al  que está sometida. Entre ambos hablan con ella, consiguiendo que entienda que no es normal lo que está ocurriendo, que vive esclavizada y totalmente alejada  de todos aquellos que la querían y la quieren, que además de no respetarla ni quererla, el maltrato es una constante,  aun así,  con cierta resistencia, regresó a la casa de sus padres con los amigos de éstos.

Esta historia,  puede servirnos de referente para poder  detectar, antes  de que la obnubilación nos ciegue, el tipo de camino que  transitamos. Primero halagos sin límites y bondades, segundo controles, siempre por el bien de ella, pues no está preparada para este mundo porque es ingenua, tercero, y en base a esta ingenuidad, la separación de los suyos, así es más débil y la controla mejor, y cuarto los desencuentros, el abuso, las humillaciones, vejaciones y malos tratos, porque no vale, no sirve, es tonta, corta y no entiende, no merece nada, pudiéndose convertir al final en una molestia que hay que eliminar.

Sin embargo el amor es esencialmente respeto, nadie puede imponer, recriminar, exigir, demandar, etc. Es además, servicio, atención, respuesta tierna   a cualquier necesidad. Es comprensión y diálogo para cualquier toma de decisión, es ilusión y esperanza, junto a una lucha permanente, por propiciar la mayor felicidad a tu pareja, y es a la vez,  humildad para aceptar, tratar de comprender, y luchar por compartir. Nadie que te ame, podrá hacerte sufrir. El amor es altruismo, generosidad y regalo.

Fuente: Baltasar Rodero. Psiquiatra. Noviembre 2018