26 Feb 2024
J febrero, 2024

La curiosidad

Baltasar Rodero

Es un atributo que forma parte de nuestras vidas, con el que nacemos como otros muchos animales; implica una permanente exploración exterior, del ambiente en el que nos movemos, una observación de los múltiples acontecimientos que en este ocurren, y como consecuencia, un lento pero permanente aprendizaje, al ir interiorizando información de todo tipo. Este es un instinto con el que nacen muchos animales entre los que destaca el más cercano a nosotros, el mono, y que les permite esa rica interacción entre ellos y con su medio, además de con el ambiente y con otros seres. Si nos damos cuenta este instinto, forma parte del instinto general de supervivencia, él nos permite tener constancia de nuestra realidad, de todo cuanto nos rodea de todo cuanto está en contacto con nuestros sentidos, así como de sus efectos, pudiendo aprender aquellas respuestas más eficaces para cada estímulo; es por ello, vital para nuestra supervivencia normal o armoniosa, además de para los demás seres, incluso para el ambiente, que puede ser tratado de forma natural, porque está claro que toda motivación surge de una pasión o apetito emocional, que a la vez se alumbra de la información y del conocimiento adquirido, tanto en individuos como en animales en cualquier edad. Esta curiosidad como deseo de conocer, como ansias de saber, de entender, de comprender, es afín a la curiosidad animal, presente en todos los animales, y que se limita a explorar, observar, discriminando aspectos, apetitosos, o positivo, rehusando los negativos, de los que en ocasiones huye. Además en el ser humano, la curiosidad se relaciona con la fantasía, la creatividad y la imaginación, permitiendo una especial forma de pensar, desde un concepto abstracto y consciente.

Hay una curiosidad especial, que es la curiosidad mórbida, que se centra en asuntos macabros, afines a todo lo que rodea a la muerte, o la violencia extrema, parece que se da una especial satisfacción en la observación de estos hechos, que vistos en la realidad, nos provocan un enorme dolor. Uno de estos efectos es el conocido como el efecto del mirón, que en ocasiones ha provocado desgracias añadidas; al ralentizar el coche, y exigir cierta contención circulatoria, y con ello formar una caravana, el conductor se para, o casi se para para observar un “movimiento irregular”, al lado de la carretera, que puede no ser nada importante, pero que ha conseguido además de atascos, frecuentes choques entre estos automóviles, simplemente por el hecho de enlentecer la velocidad, para observar un hecho.

Parece que la curiosidad, neurológicamente, está asociada a la vía de la recompensa cerebral, quiere decir que, motivación y recompensa van unidas, al ser aquella la que dispara el estímulo de la curiosidad, provocando un refuerzo positivo, que fomenta un comportamiento determinado, al provocar una sensación. Son varias las estructuras nerviosas que intervienen, como varios los nauro trasmisores principales que intervienen: la dopamina y la serotonina, a los que se sumaría algún opioide. La vía de la recompensa, es una parte integrante de acto de la curiosidad, al responder la liberación de la dopamina, a cada estímulos novedoso, de aquí que esta liberación sea tan importante en el periodo de nuestro desarrollo, donde la curiosidad y el comportamiento exploratorio, son la base del aprendizaje en los primeros años.

La atención, como actividad cognitiva es esencial en el proceso de la curiosidad, al permitir concentrarnos en determinados estímulos, siempre en los más relevantes, estimulantes o atractivos; cuanta más atención reciba un estímulo, más se concentrará la curiosidad en ese estímulo. Esto parece que nos indica, que nuestra atención se dirigirá con mayor frecuencia sobre estímulos nuevos o desconocidos, muy por encima de los que nos son familiares. La memoria es otro factor importante, para la comprensión del estímulo, que puede  juzgarle como conocido, siendo en este caso la curiosidad menor; o poner en funcionamiento el recuerdo, poniendo más energía, y liberando la vía de la gratificación, cuando al final es reconocido. Sabemos que un estimulo novedoso, lleva asociado el valor de la recompensa, por lo que puede suponer de aprendizaje.

Fuente: Dr. Baltasar Rodero, Psiquiatra, Santander 2024