La inteligencia artificial y sus imprevistos efectos. Hace unas semanas, con ocasión de unos encuentros científicos celebrados en la UIMP, tuve la ocasión de participar, junto con un pequeño grupo de amigos, en un coloquio sobre la inteligencia artificial, quedando al final tan sorprendido como preocupado.

Obviamente, una foto con amplio prisma, de la inteligencia artificial, nos puede facilitar una enorme cosecha de logros, todos ellos enormemente positivos y de gran transcendencia, gracias a ella se han obtenido grandes avances, no solo en el campo tecnológico, también en el educativo con el diseño de diferentes técnicas pedagógicas, de adquisición de nuevos conocimientos, de comunicación grupal, de liderazgo eficaz, de control de las distancias emocionales y de dirección de las mismas, así como del diseño de maquinas humanas o robots de todo tipo, cuya función puede ir, desde abrir o cerrar una puerta, ensamblar un automóvil o conducirle, hasta permitir la ejecución de giros planetarios a miles de kilómetros de distancia, y a velocidad sin casi límites.

Posibilidades ilimitadas

¿Qué no es posible desde esta realidad?, nos preguntamos, en principio impresiona que todo, o casi todo, puede ser realizable, todo lo que el individuo sea capaz de imaginar pude hacerse corpóreo, en muy pocos años, los limites van a ser difíciles de encontrar, no se conocerán imposibles, todo puede ser factible, solo dependerá del tiempo y de la voluntad del individuo

Ante esta situación nos podríamos preguntar, si todo es posible, ¿por qué hay hambre?,  ¿por qué hay tanta miseria?,  ¿por qué tantas, y tantas familias viven en la escasez y sin techo? También  podríamos preguntarnos a propósito de los fallecimientos de miles de personas sin causa, fuera y dentro de los hospitales, de tanto desamparado, olvidado y marginado, de tanto trabajo humillante, exigente y destructor, o lo que es más importante, ¿por qué seguimos instalados en la falta de felicidad, en el sufrimiento?

Todo ello, y todo lo que seamos capaces de otear la realidad, para nuestro rubor, depende de la voluntad del individuo, porque existen posibles respuestas para casi todo, la ciencia ha llegado tan lejos que sus límites no están definidos, pero no así la voluntad de los individuos, donde se dan permanentes desacuerdos, y acuerdos totalmente interesados,  que dificultan el desarrollo de múltiples iniciativas, y lo que es peor, siembran permanentemente disentimientos, o incluso enfrentamientos, obstáculos graves para la iniciativa de cualquier diálogo, cada día más necesario.

Consecuencias imprevisibles

Porque nuestro éxito históricamente se ha basado, en el método científico fundamentado en la respuesta, acierto, error, y la prudencia siempre ha previsto los potenciales peligros, o efectos secundarios, que puede conllevar un nuevo descubrimiento, el antiácido es un claro ejemplo.

Pero ocurre, que un científico semiaislado, y en consecuencia ajeno a la realidad, pensando fundamentalmente en ganar dinero, o simplemente por la curiosidad que supone, la obtención de algo nuevo, o fruto de un error del proceso de creación, puede inventar “seres “, o máquinas monstruo de cualquier tipo, incluso mortíferas, directamente o de forma colateral, con consecuencias imprevisibles para la humanidad.                                

Como es lógico, una maquina va a responder normalmente en consonancia con los datos que se la suministren, de tal forma que la respuesta esta predeterminada. Pero ocurre que, la existencia de múltiples variables, pueden ocasionalmente permitir combinaciones no deseadas, y respuestas por ello no esperadas, o por otra parte, como hemos comentado, científicos sin control, o con escasos escrúpulos y con excesiva curiosidad, pueden permitirse el estudio de una posibilidad extrema, pudiendo llegar a la obtención de un clon artificial humano, con capacidad, de acuerdo con la información almacenada, de tomar independientemente decisiones, no siempre de acuerdo con la información con la que se le ha alimentado.

Esta suposición del campo de la ciencia ficción, como respuesta a una fantasía, nos podría situar al final del camino sin necesidad  de un infarto, nos pondría situar en el final de la historia. La posibilidades son tantas y tan tentadoras, que cualquiera que esté en condiciones de saberlas utilizar, puede desarrollar, por ejemplo un arma autónoma mortal, que conlleve capacidad de destrucción en cualquier momento, y en cualquiera de las coordenadas del universo.

Cierto control

Por esto, al final se hace necesario, como en otros muchos campos, que la sociedad sepa, que esté informada, y que exija y condicione con su actitud, la apertura de determinadas sendas mediante el compromiso de la colaboración y cooperación, con el objeto de acotar espacios, o definir limites escrupulosamente, por lo exigentes.

Está bien que dispongamos de muñecos humanizados, que nos ayuden que se sitúen  como auxiliares a nuestro lado, dando la bienvenida en un hotel, o conduciendo un coche después de haberle ensamblado, esto sin embargo va a requerir dotarnos de unos protocolos elaborados por todos, a través de sus representantes, cuyo objetivo esencial es el de el control mediante una constante vigilancia  ,pues la alternativa podría ser en principio caótica.

La imaginación es rica e inagotable, la fantasía no tiene límites, y la presencia de psicópatas entre políticos y científicos es diez veces superior, que en el resto de la población, el control se hace necesario, no es un lujo, y el objetivo merece la pena, tanto que hablamos de una posible finitud, sobre todo cuando la acumulación de psicópata, es tan numerosa.

Autor. Baltasar Rodero. Psiquiatra. Agosto 2018