Nadie podía imaginarse o predecir, la hoguera que la soberbia del presidente de Rusia ha sido capaz de encender, la totalidad de los políticos, responsables de la gestión de sus respectivos pueblos, conocen la historia, incluso alguno ha vivido de forma presencial algún hecho acaecido en los mismos, vergonzoso por lo destructor de la vida y de la convivencia de las personas, así como de la pobreza y miseria causadas.

¿Cómo pues se da esta circunstancia en la que vivimos en este momento? ¿cómo un pueblo eslavo, puede armarse de razones, fantasías o sueños, para de forma deliberada intentar aniquilar a un pueblo hermano, de menor capacidad defensiva, con el objetivo de destruirle e incorporarle al espacio de sus dominios?

Una mirada hacia atrás, nos permitirá observar, que en otros tiempos no lejanos, las demarcaciones territoriales a pesar de su existencia, fueron borradas, formando ambos países uno solo, pero posteriormente en el año 1991, aquellas demarcaciones territoriales, volvieron al presente, se revitalizaron, definiendo ambos países como estados independientes, además de hermanos, sumándose un Patriarca, o superior de la iglesia ortodoxa diferente e independiente en cada país, era el año 2018.

Esto ocurrió sin traumatismos ni imposiciones, sino desde el ánimo de una comprensión y cooperación entre iguales, algo que nos recuerda a la paz de Westfalia.

Después de treinta años de contienda sangrienta, y con la destrucción más grande que se ha conocido, amén de con un número de muertos superior que el que se ocasionó en las dos guerras mundiales, desapareciendo incluso poblaciones de pequeños países de forma total, viviéndolo todo en directo al surgir entonces la imprenta, además de nuevas armas más mortíferas, sin que la cirugía hubiera dado el paso necesario para alivio de los heridos y tratamiento de mucho de los que fallecieron, fue todo ello un enorme desastre, que al final sirvió, o eso se pensó, para el diseño de algunas normas, en los campos político y religioso que han formado parte  de la arquitectura de la unión europea.

Pero el individuo persiste en sus miserias y en sus abultados errores, y de forma especial, en su codicia desde su soberbia y prepotencia. Hoy nos lo está demostrando y desgraciadamente lo estamos viviendo.

Un pueblo con pretensiones de gran potencia, mira hacia atrás, y recuerda que algún día en el siglo XVIII, se extendió desde Polonia al pacifico, e intenta emular al último zar Nicolás II, se cree con ese derecho por lo que fue, y desde su fantasía, e ignorancia y prepotencia, esgrimiendo su poder nuclear como músculo disuasorio, exhibe carruseles de hierro, tanques, lanzamisiles, vehículos de transporte… en hileras de más de 60 Km, es la cola del pavo real, larga y hermosa si no fuera mortífera.

La enorme desigualdad de fuerza entre agresor y agredido, la violación de la esencia de la vida que es la libertad del individuo, el sometimiento que pretende con tanto hierro de fuego, la masacre de niños angelicales, niñas hermosas, jóvenes y abuelos, la destrucción de edificios llenos de historia, la grandes colas de huidos por el miedo a la muerte, dejando atrás sus seres queridos, los niños y las madres se dirigen a refugiarse en países limítrofes, y los hombres y muchas mujeres valientes y decididas, se disponen hasta con fusiles de madera o con su cuerpo, a enfrentarse a las máquinas de fuego, es algo aterrador que está concitando una de las mayores respuestas humanas, desde las instituciones mundiales, países de diferentes continentes e individuos, muchos de los cuales cogen una furgoneta y se dirigen al lugar del conflicto, para dar lo más sagrado que tienen, sus vidas.

A la UE, unida como una piña, se le han unido diferentes países del resto de los continentes, incluso aquello que siempre conservaron su estatus de neutrales, el acto criminal tiene tal categoría, que requiere como respuesta, después de agotado el diálogo, la repulsa más absoluta, amén del rearme en lo que se pueda, del pueblo humillado, del pueblo pisoteado sin piedad, del pueblo al que le quieren imponer su destrucción como tal, no hay nada que justifique este tipo de violencia humillante y destructora, cuando el enemigo golpea sin piedad, y destruye la totalidad de lo que pisa, parémoslo, tomemos las armas necesarias con entusiasmo, defendámonos, el interlocutor no entiende de otro lenguaje, los melifluos, dubitativos o fanáticos, perjudican gravemente la cohesión de una respuesta rotunda y resuelta.

Autor Dr Baltasar Rodero, Psiquiatra, Santander 2022.