En alguna ocasión, creo que he comentado mis encuentros con un amigo colega, domiciliado en Valladolid, donde cursamos, además del bachiller la licenciatura y la especialidad, desde entonces, pronto comenzamos una historia de encuentros, en Valladolid donde reside mi familia, o en Santander, donde junto a su mujer se desplazan con cierta frecuencia, pues tanto la ciudad como la región, presentan, según ellos, todas las riquezas de la naturaleza, montaña, valles poblados de arboleda, ríos torrenciales con remansos y cascadas, puertos, playas hermosas y mar… y todo ello dentro de un estrecho perímetro. Él siempre añade, que se completaría, con el mar verdoso en primavera del sembrado de castilla, o el color pajizo del otoño, movido por el viento, “olas de Castilla”.
En esta ocasión, mi mujer y yo nos desplazamos a Valladolid, y siempre después de una agradable y relajado almuerzo, en el café, y paseando, hablamos de nuestras cosas, primero, recuerdo para los compañeros colegas o no, ¿cómo están?, ¿qué hacen?, ¿nivel de salud?… y después, pasamos a comentar el momento político social actual, y en el que coincidimos al calificarlo de incierto; hemos iniciado un camino, forzando unas alianzas políticas, entre cuyos grupos se dan divergencias políticas, con el objetivo de mantener el poder, y entre todos ellos, se sitúa el grupo de Junts, que a las órdenes de un prófugo de la justicia, exige se le condone la totalidad de delitos cometidos contra la Constitución, para volver a hacer lo mismo, pues su objetivo, no es sólo la amnistía de todas sus infracciones, es la de la realización de un referéndum.
Esta situación, no sólo provoca graves tensiones entre este partido y el gobierno, con el que juega, al ser esencial para la aprobación de las leyes, el desencuentro va más allá, azuzando el PP al PSOE por el pacto, al que ha llegado el gobierno, y en este enorme desencuentro, en que cada grupo político marca sus reivindicaciones, la tensión va creciendo, incendiada por el partido mayoritario, que nunca hizo el esfuerzo de admitir, que gobierna legalmente la mayoría parlamentaria que se ha armado, y ésta, dispersa y descompensada, da la sensación que le falta la capacidad, para ejercer de acuerdo con los criterios específicos del ejecutivo, que es el de procurar el bien de la totalidad de los ciudadanos.
La polarización, gestada entre el ejecutivo y el partido mayoritario, va creciendo, la imagen es en este momento propia de barrio, con cachetes en la cara, ofensas de todo tipo personales, difamaciones, insultos, todos entonan permanentemente “me gusta la fruta”, como consecuencia, no de la falta de entendimiento, sino del desprecio, y falta de respeto que se tienen, situación, que está llegando a la sociedad en general, de tal forma que no es fácil tener un diálogo sereno, con alguna persona que políticamente no piense como uno.
El amigo después de este análisis, me comentó que en los años cincuenta, en su pueblo de alrededor de 1.000 habitantes, pueblo humilde dedicado a la agricultura, había un grupo musical formado por dos familias del pueblo, y que alegraban las fiestas, de forma especial el baile y las procesiones, por una parte eran padre, hijo y nieto, y por la otra padre y dos hijos, total eran seis músicos, los que servían al pueblo en sus eventos. Ocurrió que el hijo de una familia, quitó la novia del compañero, por lo que las familias se enfrentaron, se separaron, e hicieron dos grupos. Esta división trascendió al pueblo entero, y los habitantes se alinearon con aquel grupo que era familia, o que le merecía más respeto, de tal forma que el pueblo quedó dividido, habiendo dos bailes, y sorteando el ayuntamiento el grupo que atiende los eventos, unos la procesiones, los otros el baile, esto se prolongó hasta los dos comercios que había, y una carnicera, que aunque neutra, algunos iban por la carne al pueblo de al lado.
Esta situación, en el que los desencuentros, discusiones y peleas eran normales, incluso algunos novios cortaron, y otros pusieron en peligro la convivencia de sus familias, se prolongó. Había un río en el que se bañaban, y este ofrecía dos curvas cóncavas que disponían de arena, un grupo se adueñó de una, y el otro de la otra, jamás se juntaban, jamás hablaban más que lo puramente oficial y necesario, hasta que un día de calor, en una playa había bastantes bañistas, y en la otra ninguno, cuando llegó uno, y se puso a darse un baño. Parece que venía con mucho calor, o estaba indignado por la situación, la cuestión es que zozobró, pidió auxilio, y cuando llegaron los de la playa de al lado a socorrerle, había muerto. La pregunta es. ¿Qué tendrá que pasar, para que esa estúpida polarización se suavice, y llegue la reconciliación?
Fuente: Dr. Baltasar Rodero, Psiquiatra, Santander 2024
Santander
- C/ Ruamayor, 11 - Bajo 39008, Santander (Cantabria)
- 942 22 45 44
- 942 07 07 87
- administracion@centrorodero.es
Torrelavega
- C/ Julián Ceballos 36, 1-A, 39300 Torrelavega
- 942 88 13 22
- 942 07 07 87
- administracion@centrorodero.es
Últimas Entradas
- 15 Oct 2024Guía para la inteligencia emocionalEn el ajetreo diario, muchas veces nos olvidamos de lo más importante: nuestro bienestar emocional....
- 29 Sep 2024Cuidado con cómo interpretas lo que sucede a tu alrededorEn la vida, constantemente estamos enfrentándonos a situaciones, experiencias y eventos que nos gene...
- 17 Ago 2024Relación entre mente y cuerpoTodos hemos escuchado alguna vez la frase «Piensa mal y acertarás». Es una expresión que, en aparien...