22 Mar 2022
J marzo, 2022

La sanidad en Cantabria

Baltasar Rodero

Adentrarse en algún comentario de la sanidad de Cantabria, en principio requiere de un enorme atrevimiento u osadía, pues últimamente, no hay semana en la que algún responsable de su gestión, sea nombrado o destituido, da la impresión que estemos en un profundo país, dotado de una red asistencial de gran extensión y complejidad, que exigiera de una enorme demanda para su puesta en funcionamiento, y que además fueran inexpertos la mayoría de los individuos responsables de su gobierno o dirección.

Por otra parte, la respuesta de la red asistencial, cuando en los momentos graves que han transcurrido recientemente, y en cuyos rescoldos aún nos encontramos, ha respondido de forma eficaz, aunque no del todo comprensible y ordenada, pero es bien cierto que nadie preveía un acontecimiento de este tipo pandémico, con tan alta incidencia, y con sus graves consecuencias, además de las propias de la afectación del virus, enfermedad y muerte, múltiples cierres de diversos negocios, especialmente turísticos, y relativos al ocio, amén de confinamientos, y general afectación de nuestro comportamiento.

Y todo ello porque la red asistencial está bien ordenada, por áreas, con los hospitales con hospitales de referencia aceptablemente dotados, y las entradas al sistema, urgencias hospitalarias y centros de salud, aunque con ciertas limitaciones por su escasa dotación, la respuesta ha sido adecuada aunque mejorable.

En la década de los sesenta, casi ayer, los diferentes servicios asistenciales sufrían de una enorme anarquía, al lado de la red del INSALUD aún en pleno crecimiento, existían los hospitales clínicos de las diputaciones provinciales, además de los hospitales psiquiátricos o manicomio, los recursos del estado central, ambulatorios, salud mental, y hospitalarios de carácter monográfico, antituberculosos, y traumatológico y ortopédico, y los de los ayuntamientos, urgencias, y maternologia y pediatría fundamentalmente, redes asistenciales sin coordinación ninguna, donde las duplicidades y solapamiento de servicios eran comunes, así como su dispersión e incluso desconocimiento para la población, ello exigía a gritos cierta ordenación en una sola red, surgiendo diversos intentos, que no fueron más que tanteos, hasta que a partir de la década de los setenta se fue articulando una sola red, alrededor de la propia del INSALUD.

Nace así, después algunos errores y fracasos, una arquitectura asistencial, pensada para el individuo como protagonista del sistema, en la que en la geografía del territorio  se dibujan aéreas asistenciales, figurando en cada una de ellas un hospital de referencia en su vértice, y los centros de atención primaria en la base, a estos se incorporan lentamente, los médicos de cupo de la SS, los de asistencia pública domiciliaria, y posteriormente los especialistas en medicina de familia formados en el programa MIR, suponiendo la puerta de entrada natural del sistema de salud, o a la red asistencial, junto a la puerta de urgencias del hospital.

Los centros de salud, y las unidades de urgencia hospitalaria, han sido en esta pandemia las estructuras más castigadas, como puertas de entrada al mismo, junto a las UCI por la gravedad de algunos procesos, los centros de salud han demostrado su versatilidad y eficacia, además de una dotación escasa de personal especializado y no especializado, y falta de apoyos externos, y las áreas de urgencia, su gran adaptación funcional para las situaciones extremas, una dotación escasa que ha requerido auxilio de personal no especifico, un refrendo oficial del personal especializado, y un esfuerzo encomiable e insuperable.

En cuanto a las unidades de UCI, han sabido adaptarse, dotarse en tiempo record, extenderse o reconvertir otras unidades post quirúrgicas, p.ej. de reanimación, y una adaptación, colaboración y esfuerzo personal inigualable. Se hace necesario que se completen las plantillas, que se apoye la formación continua de los profesionales, y que la remuneración guarde estrecha relación, además de con este esfuerzo, con el grado de responsabilidad.

El nuevo Consejero de Sanidad, al que deseo un ejercicio lleno de éxitos, le compete como médico tener estos apuntes sencillos en cuenta, y luchar por el mantenimiento y cualificación del sistema, al que ha de ser dotado de forma permanente, por material el técnico de vanguardia. Sé que su gestión supondrá un éxito para él y para todos, su currículo es largo y de calidad, pues ha transitado por un itinerario sanitario rico y plural, que le hará de inmediato sabedor de los diferentes desajustes del sistema, así como de las necesidades del mismo, es joven, está situado en la edad del ímpetu que diría Heidegger, parece que la fuerza y el empuje, junto a la  constancia y laboriosidad son sus cualidades, todas ellas necesarias para poder conseguir los objetivos deseados. Suerte y adelante.

Fuente Dr Baltasar Rodero, Psiquiatra, Santander 2022.