18 Jun 2020
J junio, 2020

La violencia machista

Baltasar Rodero

En las primeras seis semanas de confinamiento, 4.142 personas, fueron acusadas de violencia de género, un centenar al día, junto a 5.273 detenciones por incidentes relacionados con la violencia de género, que si lo unimos a que, desde el 2013, han sido asesinados 35 niños y 278 han quedado huérfanos, fruto de la violencia machista, y que desde el 2003, han sido asesinadas, por sus parejas o ex parejas, 1.052 mujeres, ¿alguna persona normal puede entender este hecho, sin que sufra un atragantamiento emocional?

Se trata, de una de tantas y tantas crueles realidades de nuestra sociedad, que en ocasiones ocurren a nuestro lado, sin que hayamos sido conscientes del hecho, aunque ocasionalmente podamos observar parejas, que nos impresiona su relación, de cierta impostura, hipocresía, o singularidad, bien porque enmascaran un sufrimiento con una inexpresiva y congelada sonrisa, bien por su actitud rígida, fría y tensa, o bien por la expresión de un retraimiento y deseos de evasión ostentoso, pero jamás se llega a imaginar la existencia en el fondo, de un germen tan malignamente peligroso.

Son varios los perfiles de las personalidades del malvado asesino, del cruel y vengativo verdugo, aunque a todos les mueve, profundos sentimientos de venganza, resentimiento y odio, no obstante, si un día, consigues cruzar unas palabras con un verdugo, te darás cuenta, de que en sus raíces esconde cierta desarmonía cruel, que chirría dentro de un discurso normal, haciendo evidente su naturaleza malévola.

En ocasiones nos situamos frente a un verdugo, cuyo carácter es retraído y solitario, comparte muy pocas cosas, camina solo física y emocionalmente, y puede impresionar de prudente, incluso de dócil, al estar alimentado aparentemente por un motor al ralentí, pero cuando acelera, y alcanza ciertas revoluciones, pasa bruscamente, de silencioso y suave, a la explosión de una enorme energía interior, desde la que remata con toda crueldad a todos sus seres queridos, puesto en marcha no para hasta el exterminio.

Muy cercano en cuanto al carácter, se sitúa aquel cuyo apegamiento materno es patológico, es muy dependiente, se siente necesitado de atención y cuidados, algo que si no encuentra, cae en un estado depresivo, melancólico de tristeza, además de agresivo y furioso, ambos son estados extremos y patológicos, de tal forma que, tanto por la agresividad que nace cuando no recibe, o por la tristeza o la pena que suscita el no tener lo que desea, puede reaccionar violentamente.

Este individuo tiene un especial peligro, al impresionar de suave, humilde y dependiente, además de necesitado de afecto, pues goza tanto cuando disfruta de esta necesidad, como sufre y se enrabieta, engendrando una violencia extrema, cuando la pierde o fantasea con su pérdida.

Quizá el que más abunde en esta sociedad permisiva, es el hombre duro, rígido, frio, exigente, astuto, autoritario, que impone normas, incluso a él mismo, y que exige de forma estricta su cumplimiento.

Todos disponen de un itinerario perfectamente definido, aunque caprichoso, de acuerdo con los deseos del verdugo, nadie tiene más derechos que los que él le otorga, él es el dueño y señor, el amo, el que regula y rige de juez, nadie puede situarse a su altura. Su capacidad de gestión es grande, al ser su exigencia tan milimétrica, por lo que pisar la raya continua supone un grave delito, que puede terminar en la ruina.

El celoso es otro tipo de perfil, quizás el más específico o singular, su comportamiento es raro, huraño y paranoico, además de suspicaz y desconfiado, generalmente sufre una importante disfunción sexual, y más específicamente falta de erección, lo que les exige cierta vigilancia y control de su pareja, porque es la culpable de su problema, en la medida que no les estimula lo suficiente porque tienen otro varón, haciéndose la impotencia más evidente cada día, incrementándose con ello la vigilancia, y los desencuentros, groseros y vulgares, que provocan al final, desbordamientos de comportamientos.

Esta situación siempre va en aumento, provocando al final episodios de malos tratos, que pueden culminar con asesinatos.

Estos perfiles de personalidad, lo normal es que no sean tan definitivos, y que se encuentren en cada uno de los mismos sintomatología mixta, no obstante, en todos ellos vamos a encontrar una actitud de soberbia y prepotencia activa o pasiva, de odio e ira, de frustración y fracaso, y de venganza y control, que se exacerban con el permanente contacto con la víctima.

Son todos ellos seres insatisfechos, vulgares y groseros, o súper educados y sutiles, pero resentidos y prepotentes. Pueden ser amables, e impresionar de colaboradores y solidarios, pero en el fondo son, autoritarios, prepotentes y soberbios.

Enseñan una cara, aquella con la que pueden seducir a la pieza, y una vez cazada, se sienten dueños de la misma, aspecto que tienen que demostrar permanentemente, a través de sus actos despóticos, despreciativos, de imposición y mando, llenos de ira, y siempre vomitando desprecio.

Esta película negra crece, enriqueciéndose con la presencia de hechos dramáticos, fruto de explosiones de ira y venganza, con el objetivo de controlar y dejar claro quién es el referente, el que merece todo, y al que hay que servir, el que siempre tiene razón.

El drama es permanente, es el estado que define la relación, con la presencia de estruendos como puntos de inflexión, y la siega de alguna vida como fruto de estos.

Autor: Dr Baltasar Rodero, Psiquiatra, Santander Junio 2020