Ocasionalmente me situé frente a la T.V., en la hora de algún telediario, y entre otras noticias, observé que un individuo encarcelado, por el asesinato y descuartizamiento posterior del cadáver de su mujer, es puesto en libertad, al cumplirse el tiempo máximo de encarcelamiento provisional, en espera de juicio. No lo entendí, por lo que después de pulsar retroceso en el mando, escuché nuevamente la noticia, quedando tristemente sorprendido además de confuso. Se ha cumplido con la legalidad, se ha procedido correctamente, pero es un asesino, depredador sexual, que estará en estos momentos tomando un café, donde lo desee, y en compañía de quien quiera, bajo los rayos de sol, o de las estrellas, en plena libertad. ¡Insólito!

Me imagino el dolor de la familia de la difunta, la frustración y el sufrimiento de los amigos y compañeros, y de cuantos conocían, parece mentira, tenemos que rebobinar y realizar un esfuerzo de comprensión, para entender lo que ha ocurrido, la judicatura ha cumplido con su obligación, hay un tiempo concreto de prisión provisional, que superado, el individuo es libre, aunque no esté juzgado. Las consecuencias son  entristecedoras, además de humillantes y penosas, para la familia de la víctima, que de forma vil y cruel, fue asesinada y posteriormente descuartizada. ¡No puede ser!, carezco del conocimiento para saber, donde se esconde el responsable, pero cuando algo que hay que hacer no se realiza, siempre hay alguna persona que daba responder, y más cuando se trata de un caso de esta magnitud.

La infantilización de nuestra sociedad, en la que como en la edad de la adolescencia se acumulan las quejas, su levedad o buenismo, su ausencia de crítica, la irresponsabilidad a la que estamos asistiendo de forma diaria, “una secretaria de estado, junto a sus compañeras o equipo ministerial, realiza una versión jocosa e hilarante, sobre el drama que están viviendo miles de mujeres”, “o un vicepresidente de gobierno autonómico, coquetea jugando al pimpón con el presidente del gobierno, sobre el dolor y la angustia de las mujeres, que de forma legal se acogen a lo que permite una ley”. ¿Dónde se sitúa la responsabilidad de todos? ¿por qué todos siguen en su sillón? Se dan cuenta, si esto ocurre en la empresa privada… Porque el problema se hace más profundo, cuando pensamos, que en vez de trabajar en lo suyo, se dedican a  embadurnarlo, a complicarlo, creando conflictos donde no existen.

La aplicación de la ley de garantía integral de la libertad sexual de la mujer, o ley “solo sí es sí”, permitió, dados los defectos de su redacción, la rebaja de la pena de 195 internados, sátrapas sexuales, responsables de abusos, violaciones y muertes de alguna mujer, amén de la excarcelación de un grupo de 18 de condenados. Unos se han alegrado por este recorte de la pena, y otros muchos son libres para realizar una vida convivencial. Pero, ¿qué pensarán las víctimas, sus familiares y amigos, y la sociedad en general? que lectura tiene esta penosa situación, primero, conteniendo, después de tiempo y tiempo de discusiones, ciertos agujeros en su elaboración, y después, por la soberbia de no proceder a su rectificación, permitiendo esta situación, que de no ser dramática, pasaría a formar parte de los próximos carnavales por su singularidad?

¿A qué se espera?, ¿se esconde algún propósito no confesado?, ¿por qué nadie desea convivir con una persona de ese perfil?, el maltratador, sólo se puede rehabilitar después de un tiempo prolongado de tratamiento, y si admite previamente la necesidad de ser tratado, situación en la que no se puede pensar, por lo que ese goteo corrosivo de disminución de penas, y de excarcelaciones, seguirá, y con ello seguirá la liberación de personas, que nadie querrá tener a su lado, por su actitud destructiva e inhumana.

Por todo ello, aunque ya es tarde, para situar correctamente a las personas protagonistas del drama, en el lugar que le corresponde, estamos a tiempo, y no creo que se dé dificultad insuperable alguna, de una rectificación, la sociedad saldrá beneficiada, al recluir a todos aquellos individuos que no sólo carecen de empatía, sino que su objetivo es la violentación, humillación y maltrato, de su compañera, o conocida.

Es obvio que nuestra sensibilidad debe de ser mayor, más permeable frente a un tema que termina en muchas ocasiones en el homicidio, incluso de menores, de aquí que su tratamiento sea exquisito, siempre presidido por la parte débil, frágil, que sufre el maltrato, además nuestra actitud ha de ser proactiva, denunciando situaciones de maltrato.

Fuente: Dr. Baltasar Rodero, Psiquiatra, Santander 2023