24 Oct 2019
J octubre, 2019

Mi agradecimiento

Baltasar Rodero

Hoy por una situación singular, he sentido la necesidad de salir de mi enquistamiento rígido y estéril como individuo, para agradecer, a cuantos han colaborado en mi bienestar, todo su amabilidad, comprensión, trabajo, simpatía, compañía, afecto y cariño.

En una reunión de compañeros en Valladolid, entre los que figuraban varios amigos, y estando viviendo recuerdos y anécdotas, donde las risas comentarios y voces llenaban todo, uno de los presentes recibió vía telefónica un mensaje, se le cambió el rostro, era en ese momento otro, cambió bruscamente y con él los demás, todo se hizo silencio, fueron unos instantes de tensión, de mutismo, nadie se atrevía a intervenir, surgieron algunas lágrimas, y la tristeza nos paralizó. Uno de los presentes, el más cercano, rompió el hielo, y afloraron espontáneamente las quejas, lamentos, y comentarios llenos de angustia.

Superada esta situación, después de tres días, y ya en viaje, no he podido desconectar del tema, éste sigue presente, sigo dando vueltas sin poder parar, sin resistirme una y otra vez a traer al recuerdo nuestros antecedentes de estudiantes, nuestros primeros encuentros, y un sin fin de vivencias vividas en grupo, todas ellas llenas de euforia, parecía ayer, pero ayer fue otra cosa realmente muy triste.

Este sentimiento me ocasionó seguidamente otro, otro de agradecimiento, otro de cierta alegría como consecuencia de poder relatar y haber presenciado el hecho acaecido, otro cuyas raíces conectan con la vida, por la que debemos de estar agradecidos, otro sentimiento, al pensar en que tengo futuro, en que sigo, en que estoy y sigo con los míos.

Siguiendo esta reflexión, pasé revista a todo aquello que da sentido a mi vida, destacando especialmente el recuerdo a mis padres, los primeros en este ranking, gracias por alumbrarme en este mundo, gracias por el calor, cariño y compresión de la que siempre he disfrutado, gracias a la seguridad y compañía de la que siempre me sentí orgulloso, en vuestra presencia, incluso en vuestra actual ausencia, es un referente con el que siempre me he identificado, haciéndome sentir más cerca de los demás, más amable, comprensivo y colaborador.

Gracias también por poder ejercer los papeles de padre y esposo, papeles que libremente elegí, y en cuyo ejercicio siempre he sentido una felicidad especial, plena de satisfacciones bienestar y alegría, plagada de disfrute de infinitos momentos, en ocasiones conmovedores, que siempre han sido revulsivos de mi existencia y motor de mi deambulación, en la búsqueda diaria.

Cada día que pasa, ese sentimiento ha venido madurando, haciéndose más sereno y sosegado, de tal forma que, aunque no provoca ya, grandes vuelcos o movimientos extemporáneos, es como un flujo que me llena y alimenta, provocando una sonrisa permanente de satisfacción. Especialmente por la cercanía emocional, y la aptitud humana y profesional, de mis hijos.

Los nietos forman parte de esta emoción, ellos son un poco yo, además de mi trascendencia, yo estoy en ellos, y ahí seguiré eternamente, por lo que siempre estaré, incluso después de mi muerte, mi yo desaparecerá, pero yo seguiré estando, la muerte total no existe, para mi jamás tendrá lugar.

Gracias también a los hermanos con los que crecí y me desarrollé, con los que aprendí mis primeros pasos, físicos y emocionales, con los que me he sentido siempre acompañado, pues siempre han permanecido a mi lado, ofreciéndose desde la aparente indiferencia, que no es más que respeto, a mi libertad o autonomía.

Juegan un lugar especial los amigos, aquellas personas que nos quieren, que nos respetan, que nos aceptan como somos, que no te imponen, exigen o demandan, que están ahí, que están a tu lado, que cuentan contigo, y tú con ellos, que no son numerosos, pero son y están, y hagas lo que hagas, siempre lo comprenderán aunque no lo acepten, porque conocen tu forma de ser, como eres frente a los demás, tu forma de estar en la vida, y la respetan.

Gracias a todos mis profesores, a todos, desde la enseñanza de párvulos, todos me han sabido aportar algo, obviamente cada uno de acuerdo con su personalidad y formación, pero todos han participada en la misma obra, para conseguir los mismos objetivos, una persona formada, responsable y social, que supiera aportar al mundo amor, calor, entusiasmo y esperanza.

Gracias por la fuerza que me asiste cada mañana, para desde muy temprano, poder buscar nuevos conocimientos en libros y revistas, así como escribir estas líneas. Gracias por la alegría y satisfacción que siento, cuya intensidad en ocasiones me borra el sueño, surgiendo en su lugar un ramillete de fantasías.

Gracias porque mi espacio de ocio, le ocupa un deporte que amo, en el que me inicié tardíamente. Disfruto cuando lo practico, me acerca además a compañeros y amigos, con los que comparto los diversos incidentes de la vida, me enriquece como persona, y esas mañanas primaverales, soleadas, impregnadas por una brisa suave, son como un soplo de vida que te ilumina, alegra y revitaliza.

Gracias por mi estado de salud, por esa armonía entre el cuerpo y el alma, entre lo físico y espiritual, gracias a ese equilibrio que con esfuerzo diario lucho todos los días, por redefinir y conservar, por hacer que crezca y que se desarrolle, porque sus frutos sean cuantiosos, y yo pueda verlos y disfrutarlos.

Las desgracias, especialmente las cercanas, son como timbrazos o bruscos movimientos, que nos despiertan normalmente de un sueño, o de un reposo más o menos placentero, y que nos permiten una visión real de nuestra asistencia, o de otra forma, de lo que podemos perder, por eso una vez más, gracias por ese tesoro, que es la vida.
Fuente Dr Baltasar Rodero. Psiquiatra. Octubre 2019