Cuando este artículo vea la luz, se habrá celebrado el Día Internacional para la eliminación de la Violencia contra la Mujer, concretamente el día 25 de este mes. Con tal ocasión, la secretaría de comunicación y estudios sindicales, del sindicato Unión Sindical Obrera, ha realizado una encuesta a nivel nacional, en la que han participado 2000 personas, y que tiene carácter representativo.

En principio, todo lo que suponga conocer mejor la relación de la misma, con el deseo expreso de mejorar aquellos aspectos, que pudieran contribuir a un desencuentro, falta de entendimiento, fricción, ensamblaje imperfecto, o a la violencia explícita, de la que han sido víctimas mortales, 50 mujeres este año, bienvenido sea, dada la situación en la que nos encontramos, es un verdadero acierto.

No obstante, el concepto de relación de pareja, por el contacto que yo mantengo hace años con muchas de ellas, es en ocasiones oscuro, vago, interesado, o incluso negativo. Una relación de pareja, ya sea del mismo sexo, o de sexo diferente, tiene un recorrido, es un proceso generalmente largo, en el que lentamente va madurando el encuentro.

Nos conocemos casualmente, o con ocasión de un expreso deseo, en su nacimiento se da un pálpito, un sentimiento interior de satisfacción, el encuentro ha dejado buen recuerdo, su evocación nos satisface, e incluso lo buscamos, generalmente se ha dado cierta empatía, “que amable, que gracioso, se me ha pasado el tiempo rápido, me he sentido muy a gusto”.

Desde esta actitud, buscamos la ocasión de repetir el encuentro, elaborando diferentes formatos de vida, que nos permitan el acercamiento. En éste, ratificamos la satisfacción, el placer, sonreímos, expresamos gestualmente nuestro asentimiento, para un nuevo encuentro, que normalmente se puede repetir en pocos días
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Todo funciona muy bien lubricado, no se observan tensiones, fantasías extrañas, suspicacias, lo comentamos con algún amigo o amiga, es un relato relajante y satisfactorio, nos sentimos comprendidos y apoyados, y persistimos en ese sentimiento íntimo de satisfacción, de placer, de disfrute, de sentirnos acompañados.

Madura así el encuentro, en él que se suscita una relación de afecto, de cariño, de ternura, de cercanía, de generosidad, de enorme alegría, de bondad infinita, de esperanza amable, de fortaleza, de seguridad, de explosión de alegría, que tenemos que compartir, que nos desborda, que no podemos reprimir, ésta es mi pareja, ésta es mi vida, he encontrado lo que me llena, lo que me invade profundamente, lo que está dentro de mí y me da resolución, fuerza, capacidad, no hay duda.

En este estado algo ciego, pues se mueve en un mundo crepuscular, se suscita, la aceptación, como primer elemento esencial de la misma, no hay duda, es lo que me llena, me ha cambiado, soy otra persona infinitamente más generosa y sonriente, mucho más alegre, mucho más cumplidor de todas mis obligaciones.

Nace simultáneamente el respeto, ni en la fantasía se puede dar, recriminación alguna, ni marginación, ni imposición, ni propuestas de cambio, “me gustaría una ropa mas…”, “desearía que no fueras….”. El respeto es escrupuloso, junto a la aceptación ya comentada, todo es lo que esperaba y deseaba, todo me parece bien, todo es maravilloso.

El diálogo, es el otro pilar de la relación de pareja, diálogo que es expresión de opiniones, que pueden o no ser coincidentes, y que analizando los pros y contras de cada una de las mismas, elegiremos lo que aporte más a ambos.

Nadie tiene la razón, ni nadie no la tiene, cada uno de acuerdo con su personalidad, aporta un punto de vista, pero las personalidades son distintas, con lo que puede haber desacuerdos, esto es lo normal por lógica, pero el diálogo, nos permitirá coincidir siempre en lo más positivo para la pareja.

Además, el diálogo, nos permitirá proyectar la vida en común desde un criterio compartido. Posición frente a padres y familiares, frente a amigos, frente a la educación de los hijos, frente a cualquier circunstancia que se suscite en cualquier momento.

Yo siempre he defendido que donde se da el diálogo con paciencia, sabiendo esperar, entendiendo que la opinión del otro enriquece, jamás pasará nada negativo y siempre llegará el encuentro.

La renuncia, es otro factor esencial, que tiene que conjugarse con los referidos, más que elegir, renunciamos, y esto nos permite progresar. La renuncia es como un destete, es una desconexión, que no es compatible con algunos comportamientos, egoístas y caprichosos y rutinarios.

Todo ello en su conjunto va a implicar confianza, no se puede dar nada de lo dicho, si no se da la confianza como fundamento, la confianza es el cimiento del edificio de la relación, de tal forma que, si ésta no está presente, de forma espontánea, sin reparo alguno, no hay pareja, es la línea medular de la vida en común, el pálpito, la esencia de todo tipo de relación de pareja.

La duda, ante determinados comportamientos, o actitudes, la suspicacia ante gestos, o miradas, dificulta gravemente un mensaje limpio y sincero, específico de una relación normal.

Ello significa que nuestra fe ha de ser sincera, honesta, espontánea, y limpia, algo que ni se aprende ni se impone, ni se exige, ni se fuerza, que injertada en el corazón, no admite duda de ningún tipo.

Autor: Dr Baltasar Rodero. Psiquiatra. Noviembre 2019