16 Jul 2020
J julio, 2020

Responsabilidad Cívica

Baltasar Rodero

Impresiona de increíble, tenemos que observar las imágenes que se emiten por T.V., y aun así lo dudamos, fallecidos enfardados y abandonados en las calles, por falta de espacio físico en los cementerios, se muestran desde diferentes rincones geográficos y de forma especial en Bolivia.

Algo parecido está ocurriendo en Perú, Chile, México, EE.UU, Brasil, India, Irán e Israel, etc., y actualmente en Corea, patologías graves, presión de los centros hospitalarios y muertes, y sin embargo, generalmente no lo apreciamos en su contexto, no le damos al contenido la importancia que encierra, cuando estamos, después de pasar la gran curva que provocó tanta expectativas, presenciando brotes cerca de nosotros, algunos de ellos peligrosos, pues se habla de contagio comunitario y de la posibilidad de retroceder a la fase uno, con cuanto ello implica.

Especialmente de miedo, de tensión e incertidumbre social, de presión asistencial, cuando los centros no se han repuesto de la primera embestida, cuando su personal está suplicando contención y prudencia social, porque no saben si tendrán fuerzas para responder con éxito otro enfrentamiento con el virus, cuando las pequeñas industrias, comercios y hostelería en general, han iniciado su camino, con todo esto en marcha, después de tanta conflagración, sería un crimen comenzar nuevamente, por la irresponsabilidad ciudadana.

Lo triste es que, impresiona que somos todos conscientes de la realidad, que todos la conocemos y compartimos, que nos afecta a todos sin excepción, que se trata de un virus que viaja en nosotros, pasando de unos a los otros, sin parar, y que se puede parar en un lugar, provocando un brote, contagio entre familiares más o menos circunscrito, o un contagio comunitario mas difícil de controlar.

Pero, ¿por qué ocurre esto?, ¿por qué seguimos en algunas comarcas o provincias en los primeros estudios?, ¿por qué el avance no es más regular y seguro?, ¿por qué se dan esas dramáticas imágenes que observamos en T.V.? ¿Si sabemos que somos nosotros los que trasportamos el virus, como es que no sabemos o podemos contener esta vía de escape?

Hemos de entender que el virus persiste, está en nosotros, no en charcos, ciénagas, o basureros, y muchos podemos ser portadores asintomáticos, llevándole de un sitio a otro, pudiendo perfectamente trasmitirlo, en cualquier lugar que nos encontremos, y a cualquier persona joven, adulta o mayor.

Por ello, sabedores de nuestro protagonismo en el proceso del contagio, se hace increíble que persistan conductas tan irresponsables como las que presenciamos, cuando miramos en cualquier dirección.

Se sigue con la celebración de botellones, o reuniones o amontonamientos de jóvenes, fantaseando con que son eternos por ser eso, jóvenes, siguen también las reuniones familiares, en las que se pierde fácilmente el control de las normas, por la familiarización y el olvido del peligro, persisten las celebraciones de los grandes acontecimientos sociales, fiestas locales, aunque suspendidas oficialmente, concitan a la alegría, algarabía, y al peligro por el acercamiento colectivo, y todo ello con demasiada frecuencia, y sin que la autoridad pueda ponerles fin.

Es cierto que la masa fundamental de la población, es adecuada en el comportamiento, y sabe estar en su sitio, acepta o acata el cumplimiento de las normas emitidas por la administración, y cumple responsablemente con sus obligaciones sociales, su conducta o comportamiento social es cívico, pero no es menos cierto que una mayoría de jóvenes, que en su fondo se piensan eternos, o de familias o grupos, que ocasionalmente están pasando unos días de asueto, bajan la guardia, se relajan, se descuidan, y como están situados en otros parámetros geográficos, sin darse cuenta, por olvido, o despiste, tienen en mente solamente la novedad, se sitúan muy lejos de controlarse, o de limitar su libertad, cumpliendo con las normas sociales establecidas.

Tenemos que tener presente, que el proceso sigue, que no ha llegado el final, que persiste su curso y que además una grave infracción, puede ser la puerta de entrada de un contagio comunitario, y esto supondría la vuelta al punto cero, con la seriedad, tristeza, y recogimiento, que vivimos en aquel momento, dando comienzo la demanda de cuidados, con posibles bloqueos de los centros sanitarios, la movilización de todas las fuerzas del estado, cuando aún no se han repuesto, de tal forma que, todos estos protagonistas del primer enfrentamiento, y que además de dar lo mejor de sí, poniendo su vida al servicio de todos, todos ellos, están solicitando, requiriendo, rogando, publicando el ruego, de que la totalidad de la población cumpla escrupulosamente con el paquete básico de medidas de prevención, distancia, mascarilla, lavado de manos persistente, y no tocarse la cara y ventilación.

Que esta tribuna sirva de eco de ese ruego, y represente un revulsivo de las diferentes conciencias, que nos acerque a visionar nuestra realidad, y con ella la exigencia de vivir con las limitaciones establecidas por la administración, hasta que nuestro enemigo sea derrotado, mediante la aparición de un medicamento, algo que está en situación de suceder pronto, o la de una vacuna, en la que se ha puesto grandes esperanzas, estando en curso más de treinta.

Autor: Dr Baltasar Rodero, Psiquiatra, Santander Julio 2020