España es el fruto de una amalgama de razas, culturas y religiones, nacidas algunas de ellas antes de C, y que al final por la fusión de los últimos cuatro reinos, Castilla, Aragón, Navarra y Granada, surge un gran país, cuya extensión geográfica ha sido en algunos tiempos la mayor del mundo, ello quiere decir que nuestro pasado es rico, culto, amable, plural, de mente abierta, de espíritu luchador, inconformista, competitivo, aunque quizás algo desordenado, y con algunas connotaciones anárquicas.
En la Era Moderna, y siempre por el inconformismo y la codicia, de una población insatisfecha, ha sufrido cuatro guerras civiles, las tres Carlistas, superando el abrazo de Vergara, cuyo rescoldo azuzó la enorme tortura y destrucción de la población, sufrida entre los años 1936 al 1939, fruto de una rebelión contra el orden establecido por la segunda república, provocando además de miles de muertos, una enorme pobreza con grandes capas de miseria, que se extendió muchos años.
Nuestros genes son guerreros, inconformistas, luchadores, competitivos, con una buena carga de insatisfacción, en busca siempre de algún deseo, que al conseguirlo, se suscita otro nuevo deseo, permaneciendo siempre itinerantes e insatisfechos, algo propio de la inmadurez, o de un continuo crecimiento, cuyo desarrollo demanda en el día de la fecha cuidados extremos.
Al finalizar la dictadura: el grado de concordia alcanzado por la mayoría de las fuerzas políticas; los enormes deseos de conseguir la paz, la concordia, y un estado de convivencia pacífica; junto al ansia de obtener una homologación con los países de la Europa Unida; fueron el acicate que animaron a nuestros representantes políticos, para, después de muchas discusiones, desvelos, sinsabores, renuncias, y especialmente esfuerzo intelectual, consiguieran redactar aquellas prodigiosas normas, cuyo conjunto formaron una Constitución, que permitiera el cumplimiento de todos aquellos sueños tantos años deseados. La esperanza quedó satisfecha, aunque no sin algún quebranto, cuyas apariciones se fueron superando, especialmente las surgidas por la aplicación del artículo ocho de la misma.
El camino recorrido en su conjunto ha sido positivo, nuestro grado de bienestar es envidiable, así como nuestro nivel de convivencia, con grandes servicios de alta calidad, en educación, sanidad, y servicios sociales, a los que se han ido sumando los correspondientes a la familia en sus diversas formas y modelos, por lo que podemos decir que somos uno de los países más avanzados, en términos de equidad y libertades.
Ello no ha sido fácil, más bien diría, que en su recorrido se han observado bastantes obstáculos, en ocasiones difíciles de superar, pero que al final se han ido neutralizando los diferentes escollos presentados. No obstante, las dificultades han ido en aumento, y de forma especial con la aparición de nuevos partidos políticos, cuyo nacimiento en nuestro criterio, es consecuencia de la falta de respuesta, o de respuestas pobres, y con connotaciones marrulleras, de los dos partidos hegemónicos, habidos hasta el momento. Ello ha ocasionado, una frustración permanente de las expectativas de la población, cierto alejamiento entre políticos y ciudadanos, y en consecuencia el desapego de lo político de estos, por la desatención de sus necesidades, la distancia cada día mayor, entre lo que ofrece el político y lo que realiza, amén del descubrimiento permanente de enormes charcos, en la gestión de lo público… son circunstancias, que han ido creando ciertas ansias de escuchar propuestas nuevas, que han sabido recepcionar los nuevos partidos, consiguiendo, no sólo no agilizar y hacer más eficiente la gestión, sino embadurnarla y ensuciarla, hasta hacerla oscura y en ocasiones tenebrosa.
Todo ello exige una respuesta, prudente, templada, además de urgente, por la que se identifique cada poder del estado, con el papel que le corresponde dentro de la Constitución, además del establecimiento de los diferentes canales de comunicación, limpios y seguros, que sepan articular desde la responsabilidad específica de cada uno, la colaboración integradora necesaria, para el logro de sus funciones. Este engranaje ha de ser respetuoso con la ley, además de responsable frente a las expectativas ciudadanas, pues el obligatorio cumplimiento de cada norma por todos, es la mejor medida de la igualdad de los ciudadanos. Además, ha de desaparecer entre los partidos, y de forma especial entre los mayoritarios, esa distancia sembrada de insultos, ofensas, incluso personales, trifulcas, acusaciones, enfrentamientos, que hoy, vergonzosamente, forman el mensaje medular, de cada uno de los mismos.
¿Han controlado el tiempo, en el que en vez de imaginar, pensar y crear respuestas frente a los diferentes problemas, le queman, violentándose, discutiendo, enfrentándose, gritándose, adueñándose de adjetivos incalificables, para ofender al “contrario”, y no para acordar con el compañero?; pues ese tiempo tiene un coste, que pagamos todos.
Fuente: Dr. Baltasar Rodero, Psiquiatra, Santander 2023
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