15 Mar 2022
J marzo, 2022

Sobre el desconcierto

Baltasar Rodero

Nuestro camino, marcado en estos momentos, por la lectura matinal de la incidencia del virus maligno que nos ha invadido, y que lentamente ha ido descendiendo, dándonos cierto respiro, además de una fundada esperanza, se ha visto truncado sorprendentemente, por la brutal invasión del pueblo de Ucrania por el ejército de Rusia.

Nada al respecto estaba escrito, nadie esperaba este golpe tan brutal, tan antinatural, tan flagrantemente perverso, millones de familias vivían en paz, disponían de una vida tranquila, disfrutaban de momentos de paz que es la mayor de las riquezas, convivían los unos con los otros en un ambiente sano, animado y feliz y amable, y sin argumentos que puedan explicar lo sucedido, reciben un zarpazo de león, que además de acabar con muchas vidas, los que hasta la fecha han conseguido sobrevivir al feroz ataque, están situadas en un ambiente de desorientación, sin saber en muchos casos qué dirección tomar, la tormenta de impactos y estruendos y destrucción, junto al miedo a perder la vida, fruto del arsenal abundante de guerra, les ha aturdido, les ha anestesiado o narcotizado.

Ambiente general desolado en las diferentes ciudades sin que en ocasiones se observe un alma en la calle, hacinados en los distintos refugios construidos en la segunda guerra mundial, estaciones de metro abarrotadas como escondite seguro, edificios enteros destruidos y humeantes, casas y barrios enteros abandonados, estaciones de trenes y autobuses hacinadas de hombres, mujeres y pequeños, animados por la esperanza de la libertad, incluso sin saber donde, pero la esencia es alejarse del foco de las llamas destructoras, más de millón y medio de individuos ya han huido a las diferentes naciones con las que comparten frontera, con la pena del abandono de todo lo suyo, además de con la rotura de la familia, pues solo las mujeres y los niños tiene permiso para salir, los hombres, y en ocasiones las mujeres, se sitúan en pie de guerra, es el caos más brutal y absoluto, el desorden más generalizado incluso universal, da la impresión que una enorme apisonadora o un gravísimo huracán, han circulado por todos los alrededores, triturando, machacando con fuerza todo el ambiente. Ciudades destruidas completamente sin perros por la calle, animales que son guardianes de lo suyo, barrios, casas, plazas desiertas, caminos y carreteras inservibles, sin que se de explicación razonable alguna.

Esto obviamente desconcierta al resto del mundo, y de forma especial a Europa y los países de la OTAN, los acuerdos económicos conseguidos por unanimidad, tendrán sus consecuencias cuando las tengan, aunque también nos alcanzarán a nosotros, en el momento en que nos estábamos reponiendo del deterioro causado por el virus, más medidas en esta dirección conllevan más perjuicio también para nosotros, y otro tipo de acuerdos, cuando el dictador, haciendo uso de su prepotencia y amenazar con un conflicto nuclear, en principio son inviables, porque cuando se ha perdido la capacidad de discernir, o jamás se ha disfrutado de ella, se desconoce y por ello se deprecia, la trascendencia de los propios actos, actitud específica de un dictador, que vive instalado en la fantasía, sin importarle la crudeza de la muerte de un bebé, de un anciano, o la amargura de una separación familiar, o la ruina de una convivencia.

En esta línea de discurso delirante, y a pesar de la aplastante evidencia, niega la guerra, niega la existencia de ese sufrimiento envuelto de miseria, pobreza, ruinas y desplazamientos, no es, “dice” una guerra, pues solo su nombramiento indica quince años de encarcelamiento, se trata de una acción militar controlada, para evitar el terrorismo ucraniano muy peligroso para Rusia, de aquí que el movimiento militar sea muy limitado además de que su control sea absoluto, no permitiendo intervenciones que pongan en riesgo la estabilidad social en Ucrania, algo que avala, “el incumplimiento de los corredores humanitarios de seguridad de las ciudades sitiadas”.

La paz se tiene solamente cuando se pueda imponer, y hoy estamos viviendo en medio de la incertidumbre de una persona, cuyo pensamiento mágico, además de maligno, venenoso y diabólico, se está evidenciando de forma diaria, sus amenazas son constantes, sabiendo que estas suponen la ruina universal, el caos más desgraciado, incluso el final de una época, algo que China no quiere entender por el paraguas que supone para sus aspiraciones, aunque por otra parte, ¿se podrá vivir mucho tiempo arrodillado?, ¿tendremos que vivir suplicando día a día que se nos permita respirar?, ¿o en algún momento aun sabiendo el riesgo que supone la determinación será dar un paso al frente? ¡Los científicos han de pensar en aquel antídoto que nos permita convivir con la radiación!  

Fuente Dr Baltasar Rodero, Psiquiatra, Santander 2022.