09 Ago 2022
J agosto, 2022

Sumisión química

Baltasar Rodero

El eco conseguido en tan corto espacio de tiempo, por unos jóvenes desaprensivos, sin escrúpulos, anárquicos e incívicos, violentos y sociópatas, ha sido grande, al actuar sobre una sensibilización social muy permeable, por la existencia de tantos casos de violencia sexual, incluso en manada, ello significa la magnificación de alguna situación como ésta, en la que no viendo en la observación del cuerpo de las jóvenes nada anormal, no habiéndose encontrado hasta el día de la fecha sustancia sospechosa, en el estudio de la sangre de las jóvenes que dicen haber sido pinchadas, el ocasional mareo posterior al posible pinchazo, la desorientación, la nebulosa mental que se describen, o embotamiento, y el pánico que experimenta la joven, en principio se trata de la respuesta al miedo de algún tipo de abuso, incrementado por el coro de amigas, familiares, además de los comentarios de las diferentes redes sociales..

Sabemos además, que hay personas cuyo objetivo es el de generar confusión social, perturbar la serenidad y sosiego de los ciudadanos, en definitiva, de llevar al medio en el que viven, su malestar, su desazón, su resentimiento, ellos son los protagonistas de esta situación desconcertante por lo incierta, de esta intoxicación alimentada desde la ignorancia, de este miedo generalizado que desgraciadamente puede alimentar expectativas malvadas.

Es hora de realizar una siembra serena y sosegada de serenidad, frente a un hecho que va adquiriendo protagonismo por su enorme penetración social, fruto especialmente al tratamiento permanente y tenaz en las diferentes redes sociales, a lo que se debe de sumar una amalgama de opiniones enraizadas en la ignorancia, de tal forma que, algo que posiblemente se inició, como fruto de alguna inquietud juvenil sin meditar su trascendencia, en una sociedad sensibilizada, desgraciadamente, en la violencia general, y de forma específica en la violencia sexual, va consiguiendo ser la noticia más representativa de nuestra sociedad.

En cualquier tertulia, en cualquier encuentro familiar o entre amigos, en la totalidad de las redes sociales, su presencia es constante, hasta en los telediarios la representan mediante imágenes, para que la entendamos correctamente, además, no he conseguido observar alguna situación, en la que algún tertuliano carezca de criterio al respecto, todos opinan, todos cuentan con una concepción de los hechos, de forma clara y resuelta, categórica, sin ambigüedades.

Se dio una circunstancia, en la que una joven sintió un pinchazo en su cuerpo, brazo, muslo, espalda… y de acuerdo con la lógica sintió miedo, alguien pensó que pudieron haberle inyectado alguna sustancia, sintió más miedo, alguien pensó y comentó que a una amiga o conocida le pusieron una sustancia en la copa, y que se mareó, conclusión, se trata pues de un proceso, por el que un joven se quiere adueñar de una joven con el fin de conseguir sin discusión su voluntad, hablamos de una violación.

Normalmente este discurso es plausible en el medio en el que vivimos, de violencia en general, y de forma especial de la referida al área sexual, desgraciadamente nos es de sobra conocida, se da con frecuencia la vivencia de posesión del macho, son muchos los que se creen superiores, y de forma especial superiores a las mujeres, de aquí que su trato sea vejatorio y humillante, y la falta de respeto muy común, esto lo vemos casi diariamente, es el modelo social al que pertenecemos, por lo que no solamente no es raro, sino que es lo cotidiano.

En el caso que nos ocupa, en las pocas denuncias que se han realizado, no se ha encontrado sustancia alguna en los estudios realizados a las jóvenes denunciantes, no se ha visto nada significativo, parece que en una se pudo observar un pinchazo con algún artilugio punzante, ¿un alfiler?, sin que se pudiera observar nada más extraño, luego se puede concluir, que no se ha inyectado ninguna sustancia, o por lo menos ésta no se ha podido hallar, entre otras cosas porque se necesita una jeringa, que disponga de un émbolo, al que hay que apretar, acto que no se puede realizar de forma rápida, y que requiere una aproximación a la víctima muy cercana, además de cierta destreza para que ésta no se dé cuenta.

Como conclusión todo induce a pensar, que de igual forma que los indeseables sociópatas, les da por incendiar coches, propinar palizas a ancianos o a migrantes o a personas de otro color, en esta ocasión han encendido una mecha que la sociedad teme, y teme por muchas razones, dado que uno de los signos de nuestra sociedad es el machismo, de aquí la necesidad especialmente de un mayor autocontrol.

 

Fuente Dr. Baltasar Rodero, Psiquiatra, Santander 2022