09 Nov 2023
J noviembre, 2023

Un partido de alto riesgo

Baltasar Rodero

No sigo el fútbol, aunque ocasionalmente veo alguno por TV, pero he de confesar que no me atrae, aunque valoro y mucho la superación de las múltiples dificultades del juego, conducir una pelota, sorteando a tantos contrincantes, no debe de ser fácil; pero, las aglomeraciones, empujones, presiones, desórdenes, comentarios, comentarios con tantos decibelios, y tan apasionados que se producen, me disuaden, y me alejan de la sustancia de la observación de la obra, del trabajo, del enorme esfuerzo que los futbolistas realizan. Pequeños, medianos, mayores, familias enteras, con niños casi recién nacidos, les siento cuando visitan su campo, o el contrario, como cuando uno se dirige a un santuario, incluso los prolegómenos del partido, muchos los inician con la señal del cristiano, la liturgia no es nada excepcional, siempre está presente, “calcetines rojos”, “blusa verdes”, “cinturón del abuelo”…, utilizados como amuletos, ¡cuánto juego emocional!, que inquietud interior nos arrolla, que sentimientos de amor, pasión, esperanza, deseos… que si no se cumplen, o no se cumplen como se esperaba, la frustración nos ahoga, pudiendo responder, con una media congelación gestual, “no tengo ganas ni fuerza de decir o hacer nada”, “o con una tempestad de movimientos, forma más brusca y espontánea, que puede implicar; romper, tirar, atropellar, brincar, gritar, ofender ostensiblemente, e incluso enfrentamientos físicos, en los que se carece de medida.

Claro, que si observamos bien estos acontecimientos, normales en muchos partidos, no es de extrañar que alguno de ellos se definan como de “alto riesgo”, que quiere decir, que se citan las aficiones de ambos contrincantes, y los más liberados, o los que no saben controlar sus impulsos, o los más primitivos conductualmente, en cualquier descampado, plaza, o esquina, sin toque de trompeta, que no sea la agitación de una bufanda, se ponga en modo pelea, portando todos el material posible, especialmente bates de beisbol, sillas, barras protectoras, señales de tráfico, mesas, e incluso alguno aporta arma blanca, situación que incrementa con creces el peligro, pero la base; bofetadas, puñetazos, patadas sin mirar donde, derribos al suelo y linchamientos, hay de todo, y claro, la pregunta es, ¿por qué esta bestialidad?, ¿por qué este desatino entre personas, que incluso han pasado por estudios medios y superiores?, ¿dónde se sitúa el problema?, si es que existe, porque que sepamos un encuentro entre dos contendientes, sólo lo puede ganar uno, y además para hacer más fluido el juego, se dan normas concretas, que el árbitro vigilia su cumplimento, ayudado por los jueces de línea, además del apoyo de una filmación de todas las jugadas, que podemos parar cuando el árbitro lo indique, y estudiar como si estuviéramos al lado del momento de juego. ¿Dónde está el problema? En la exuberancia emotiva que provoca el acontecimiento, o el afecto a una tierra, en la falta de control emocional por el amor a un himno, o a unos colores, o aun recuerdo. Es el temperamento del individuo, impulsivo y difícilmente previsible. Yo creo que en este concierto se unen varios instrumentos, todos ellos muy sonoros, y además muy bien estudiados.

Hay que incendiar el ánimo del auditorio, para que se vuelque en el apoyo a los suyos, manifiesta la directiva de forma repetitiva e irritante, para lo que nos recuerda los beneficios que obtendríamos, al compararlo con algún mal recuerdo, se necesita un chute, que; euforice a las familias o matrimonios; a aquellos para los que ese día, es de libertad absoluta, en el que se desnuda vitalmente, y se muestran como el animal que todos llevamos, bebiendo, comiendo, gritando, enfrentándose a cualquiera, entre otras cosas porque necesita salir de su anonimato; a los perdedores, los marginados, los pobres de corazón, que necesitan ganar algo, y como si fueran uno más del escenario, cuando ganan se sienten campeones y es una forma de verse crecido; y a los fanatizados, que carecen de criterio.

En estos momentos, ocho de noviembre, sin desearlo, estamos asistiendo a otro partido, en el que también se suscitan encuentros violentos, con desordenes públicos y rotura de mobiliario, además de ofensas, de diferentes niveles, en los que participa, un público heterogéneo, y azuzado desde la directiva del equipo contrario, con el lema, “están destruyendo España”, (esto cala hondo), están negociando su venta, repartida por girones, se ha amnistiado a personas enemigas de España, (no se conoce aún la ley y los jueces, en situación irregular la estudian y critican), es un partido doloroso, de los que se saben cómo comienza, y se ignora cómo puede terminar, por el enfrentamiento tan lleno de rencor, rabia e ira que provoca.

Fuente: Dr. Baltasar Rodero, Psiquiatra, Santander 2023