27 Feb 2023
J febrero, 2023

Un triste aniversario

Baltasar Rodero

Hace un año, una mañana muy triste para la Humanidad, y especialmente para las poblaciones, rusa y ucraniana. Rusia dio comienzo a lo que ella misma denominó “eufemísticamente” una operación militar especial en suelo ucraniano: columnas militares rusas se fueron adueñando, a la velocidad que sus fuerzas lo permitieron, de una parte estratégica de Ucrania. El ejército ruso bien pertrechado penetró por la nación ucraniana con todo su poder, desde entonces ha ido destruyendo, carreteras y ciudades, provocando a su paso destrucción, muerte y grandes masas de desplazados, sin que, en principio, se pueda vislumbrar un final.

Las consecuencias son múltiples además de penosas; en principio todos somos más pobres, situándose grandes masas en la indigencia, tanto por la destrucción de sus propiedades, como por la dispersión, muerte o desaparición de todos los componentes familiares; el gasto que ocasiona el mantenimiento de esta guerra, es asumido, además de por los contendientes de forma directa, por cuantos países mantienen intercambios comerciales con aquellos; la geopolítica ha sufrido un enorme desequilibrio, en la medida de que los intereses nos pueden acercar a unos, y alejarnos como consecuencia de otros, de tal forma que, ante un movimiento tan brusco y tan prolongado, cada país trata de mantenerse en el mayor equilibrio posible, suscitándose técnicamente, tanto enfrentamientos solapados, como compañeros de viaje, de acuerdo con los intereses de cada uno.

Quizás los países, en los que se ha sentido más de cerca el eco del proceso destructor, sea en los países europeos, dependían del gas ruso, además de porque ven peligrar la situación de la paz equilibrada en la que se vivía, al tener de frente a un aspirante a Zar, con la pretensión de editar nuevamente la U.R.R.S, mediante la prolongación de sus posesiones. En principio sobre, Bielorrusia, Osetia del Sur, ya conquistó la del norte, Abjasia y Nagorno Karabaj. Este parece que sería un aperitivo, que le permitiría seguir hasta configurar el territorio que ya tuvo la Unión Soviética.

Ello ha exigido, que aquellos países europeos como los escandinavos, situados fuera de la O.T.A.N., hayan llamado a sus puertas para situarse bajo su paraguas, y así poder resistir la presión que ahora tienen. Otros países orientales, entre los que se sitúa Ucrania, también lo han solicitado, siendo las razones las mismas, el miedo a un individuo, que coquetea con la utilización disuasoria del armamento nuclear. La codicia, el deseo de tener, de poder, de significar, de ser referente, de ostentar cierto protagonismo mundial, está en el comportamiento del presidente Putin, y la prudencia, fruto de la inteligencia bien aplicada, está condicionando a la Unión Europea, a jugar sus cartas sin herir sensibilidades, pero manteniendo un discurso claro, con signos bien definidos.

Por todo lo argumentado ya, entendí que cuando grupos “minúsculos”, “marginales”… se permiten criticar el envío de armas a Ucrania para defenderse, a esa población que se asfixia día tras día, en medio de la nada, de la destrucción, de la muerte, del exilio, de la violencia cruel y criminal, indiscriminada,… Es muy difícil por no decir imposible, no entenderlo, no compartirlo. Quizás su inteligencia esté contaminada y suspiren por “la creación de mártires”, como inevitable daño colateral. Hace un año: estoy en mi casa, instalado, satisfecho y compartiendo vida con los míos, disfrutando de un ambiente de paz… acude un grupo de energúmenos, zafios, tiranos, crueles y asesinos, comienzan robando nuestros enseres, destruyendo nuestra casa, y violando y asesinando a parte de la familia, huyendo el resto de la misma… y como  respuesta me animan, me proponen que lo mejor, que el ideal, es dialogar. ¿Dialogar con quién?

Recuerden el mensaje del pastor luterano, Martin Niemöller. Primero se llevaron los judíos pero a mí no me importó, yo no era judío… La impresión es que estamos situados al principio de un acto calculado de destrucción, que puede seguir la misma línea con la absorción de otros pueblos, especialmente los situados en el Cáucaso,  dado que la codicia es insaciable, como lo es el deseo de tener, que jamás se satisface plenamente, por lo que se hace necesario orquestar una respuesta prudente, mantenida por la cohesión del grupo europeo de naciones, que cumpla los criterios de: independiente, autónomo, participativo y equilibrado, dotado con suficiente capacidad de acción ofensiva, que tenga como objetivo la defensa de sus miembros, además de velar por el derecho internacional. Europa ha de despertar, para conseguir ser cada día más fuerte, política, fiscal y económicamente, adquiriendo la capacidad de ofrecer una respuesta, rápida si fuera necesario, y situada en su conjunto, de forma autónoma, dentro del paraguas de la O.T.A.N.

Fuente: Dr. Baltasar Rodero, Psiquiatra, Santander 2023