Una mirada retrospectiva, que nos facilite el acercamiento a nuestro común itinerario,  desde los últimos años de la década de los setenta, nos permitirá recordar, que después de vivir entre angosturas, y precipicios barrancosos, se vislumbró una cierta paramera, ancha y profunda, que aunque en barbecho, permitía fantasear una esperanzadora autopista hacia la libertad, como la que existía en otras latitudes, y que además respondía a nuestras aspiraciones, la democracia.

Esta fantasía, se fue tornando en realidad, y de forma lenta por lo costoso, iniciamos un camino esperanzador, en el que casi todos participamos, no sin vencer algún terreno pedregoso, incluso argayo pétreo, que obstaculizaba una construcción sólida, p.ej. intereses políticos históricos. Pero con esfuerzo redoblado, perseverante y tenaz, al final se pudo ver el inicio de una ancha carretera, con diecisiete ramificaciones bien conectadas, artículo ocho de la constitución, alguna de ellas singulares o históricas, cuyo objetivo era, el de permitirnos acercar a todos, y poder con ello dialogar, sentirnos más cercanos y unidos, en una realidad común, naciendo así, un estado democrático.

Conseguido este diseño integrador de forma ejemplar, con el tiempo ha ido perdiendo brillo, y a pesar de los esfuerzos de muchos, se ha hecho costoso el progreso, pues el camino aunque conocido, ocasionalmente surgían dificultades, que condicionaban la construcción de nuevas estructuras, y solo el tiempo y el esfuerzo mantenido, han conseguido ir venciendo obstáculos y seguir adelante.

Esta situación penosa, y frustrante, que exigía de esfuerzos complementarios para mantenerse en el itinerario diseñado, ha sido una dolorosa constante, dándose épocas, en las que se hacía más fácil el tránsito, junto a otras, cuyas dificultades parecían insalvables, pues los impedimentos se multiplicaban, surgiendo incluso regatos en el subsuelo o cloacas, cuyo nacimiento se suponía lejano y disperso, y por ello no fácil de drenar, acotar o cegar.

Las últimos años han sido de los más agitados, quizás los que han reportado mayores inquietudes, haciéndose visibles, a pesar de la histórica apariencia de solidez de las diferentes estructuras, cuando la impresión era de una vivencia balsámica y armoniosa, cuando había un sentimiento de un ensamblaje perfecto, surgieron diversos movimientos sísmicos, orquestados desde las autonomías históricas, que si bien alguno de ellos impresionó de imperceptible, otros se han expresado de forma brusca y con un carácter de tenacidad, condicionando e impidiendo en ocasiones, una vivencia de cordialidad, así como  una consolidación de la arquitectura construida.              

A ello se ha unido la invasión de un enorme enemigo, violento y cruel, que si en principio no supimos detectar ni prever sus consecuencias, a pesar de que no se trata de la primera pandemia, de forma lenta ha ido progresando, y lleva un año acorralándonos, encerrándonos en nuestras miserias, perdiendo en ocasiones la esperanza, que es como dudar del futuro. No obstante, ha surgido cierta sensación de tranquilidad dentro de la angustia, la vacuna como salvadora nos está socorriendo, y aunque las dudas persisten, cierto optimismo ha comenzado a surgir, porque entendemos que puede ser nuestra salvación, al poner fin a tanta letalidad, especialmente de personas mayores, y en ocasiones en la soledad más absoluta.

Pero cuando los acontecimientos dramáticos surgen, generalmente no vienen solos, crean una estela de signos negativos, de decepciones, inquietudes, incluso sensaciones de agitación, jamás buenas consejeras para tomar decisiones, añadiéndose  en este caso, que el gran perjudicado, defraudado, dolido, y frustrado es la totalidad de la ciudadanía, que en más del 20% está formando las colas del hambre todos los días, o se dan casi seis millones de parados, si tenemos en cuenta los situados en  ERTE.

Es increíble que se puedan hacer las cosas tan mal, que se puedan ganar su sueldo la mayoría de los políticos, diciendo en voz alta, manifestando por todos los rincones y en todos los lugares donde se da la presencia de un micrófono, que por el bien de la sociedad a la que sirven, que por la seguridad, la salud y el bienestar de los ciudadanos, han decidido, utilizar tiempo y dinero, en nuevos encuentros electorales, es un sarcasmo que a todos  nos provoca una bola imposible de digerir, quedando sin saber cómo responder, cargando de forma resignada con el sufrimiento de las consecuencias, entre las que destacan, el incremento de la pobreza y el malestar.

Hoy que vivimos en medio de una pandemia, que no solamente no ha tocada a su fin, sino que se puede iniciar una cuarta ola, hoy que todos conocemos la precariedad en la que viven mucha familias, en las que sus hijos carecen hasta de lo más necesario, la comida, hoy que hay tanto enfermo grave, tanta letalidad, tantas empresas en quiebra o en crisis, hoy que en base a la solidaridad europea nos llega un suculento puñado de euros, que hay que saber poner al servicio de los más necesitados, hoy que hay tanta desesperanza y malestar, con tantos trabajadores en paro y sin ayudas, algunos de nuestros representantes, han pensado en mejorar su situación económica. Primero asegurando sus ingresos, sustanciosos, especialmente en Cataluña, y segundo en incrementarles, mediante un cambio de cromos. Inverosímil y vergonzoso.    

Autor Dr Baltasar Rodero Psiquiatra, Santander Marzo 2021.