Hemos puesto fin a una legislatura, cuyo recorrido ha sido tortuoso, plagado de obstáculos, expresados en desencuentros entre los diferentes  partidos políticos, y de forma especial entre los dos mayoritarios; donde las discusiones acaloradas, las acusaciones, incluso las ofensas personales, han sido cotidianas además de graves. Enmascarándolo los mensajes con el “tú más”, cada uno se ha sentido en las antípodas del otro, no se ha encontrado entendimiento alguno, ni deseaos de conseguirlo, habiendo transcurrido por grandes abismos, como en la pandemia, la destrucción parcial de la isla de la Palma, y la guerra de Ucrania. Ninguno de los dos han encontrado un hecho que los acerque, que les aproxime, que les facilite un encuentro; ambos se ha mantenido en la distancia, alimentada por el insulto, incluso personal. Y esto tiene siempre una doble repercusión, primero, estimulan las emociones de sus afines y amigos, situándose por solidaridad frente al otro partido, llegando a enemistades personales, y segundo, que situaciones que trascienden al ámbito local, y que requieren consenso frente al exterior, no sólo no han existido, sino que cualquier decisión tomada por alguno de ellos, siempre ha sido despreciada, criticada, e infravalorada por el otro.

En este ambiente tan intempestivo, se celebraron las elecciones municipales y autonómicas, espacio propicio para incrementar los desencuentros, las críticas, y la valoraciones negativas, unos criticaron al presidente en funciones, porque nos vende o regala, destruye España, amén de que colabore con los criminales de Bildu, y los otros, al presidente del PP, porque habiendo manifestado un alejamiento total de un partido político negacioncita, para lo que solicitaba una mayoría para gobernar, al no obtenerla, han llegado los pactos despreciados, defendiendo un cuerpo doctrinal; por el que se niega la existencia de más de mil mujeres asesinadas, la existencia de miles de muertos enterrados en cunetas de toda España, fruto de un enfrentamiento fratricida, a lo que se suma la responsabilidad de los emigrantes en robos y crímenes,  la fobia al significado de la UE, así como la importancia de las autonomías, dentro de nuestra estructura social…

Este es el caldo de cultivo, en que tuvo lugar las elecciones generales, en el que se enfrentaban dos bloque bien definidos. Ganó el PP, pero sus votos no le permiten gobernar, ni sumándoles los de VOX. Perdió el PSOE, pero tampoco alcanza la mayoría absoluta con el partido SUMAR. Hasta el día de la fecha, segunda semana de agosto, en la búsqueda de votos, la derecha ha encontrado el de UPN, y el de CC, aunque este puede ser para cualquiera de los dos partidos. Y el bloque de izquierdas, los votos de BILDU, PNV, y los de los partidos independentistas catalanes, JUNTS y ER, que exigen, amnistía, referéndum, independencia, y condonación de la deuda, y el del BNG, que exige compensación por el déficit. La realidad es que el número de votos está muy ajustado, y aunque la primera situación pueda ser la descrita, pueden cambiar, por otra parte, las demandas especialmente de los partidos separatista catalanes, son imposibles de conseguir, en la medida que no es competencia del presidente, ni del gobierno, sino que la Constitución los prohíbe, de aquí que es un brindis al sol.

En estas circunstancias sólo queda esperar, y observar los movimientos de los diferentes partidos políticos, pueden cambiar, pueden darse modificaciones, nada de momento es definitivo, incluso los dos partidos mayoritarios podrían ponerse de acuerdo, y conseguir, como ha ocurrido, y con buenos frutos, en Alemania, y en otros países europeos, gobernar desde un acuerdo. Por otra parte, las peticiones de los diversos partidos, catalanes y no catalanes, se pueden revisar por sus estructuras de gestión, entendiendo que en el nivel donde las han situado, no se pueden cumplir, pudiendo en este caso, cristalizar la posibilidad de un gobierno progresista, continuador de la obra del que está en funciones.

Todos los responsables políticos, han de tener en cuenta, especialmente los de ámbito nacional, que su objetivo es la búsqueda del bienestar de los ciudadanos, la lucha por encontrar la mejor y más adecuada respuesta a cada problema, en todos los ámbitos de la política, y que además esto es una obligación, primero moral, y después legal, de tal forma que, se les podría demandar si no lo consiguieran, y quisieran repetir desde las mismas formaciones unas nuevas elecciones, han de dialogar, cuestionar y discutir, han de llegar a un acuerdo de gobierno, es su obligación, y además es una necesidad, se les eligió con ese objetivo, y su obligación es cumplir con él, aun hay tiempo.

Fuente: Dr. Baltasar Rodero, Psiquiatra, Santander 2023