05 Oct 2016
J octubre, 2016

¿Es bueno sobreproteger a los hijos?

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La protección de los hijos es una actitud natural y esperable en cualquier padre o madre, pero cuando esta se hace de manera desproporcionada se corre el riesgo de generar problemas en los niños, de hecho, un estilo educativo sobreprotector es una de las causas de los trastornos de ansiedad en los hijos y además puede ser un factor que los empeora.

«La ansiedad en los niños es muy prevalente, en adultos también, y muchos de los trastornos de ansiedad empiezan en la infancia. Estos trastornos corresponden al 40-50% de las consultas de psiquiatría infantil y el 5-10% de las visitas al pediatra general, afirma la Dra. Azucena Díez, de la Unidad de Psiquiatría Infantil y Adolescente del Departamento de Psiquiatría y Psicología Médica de la Clínica Universidad de Navarra (CUN).

La experta, que ha participado en un taller de la XV Reunión de la Sociedad Vasco-Navarra de Psiquiatría, celebrado en Tudela (Navarra) y cuya temática se centró en la integración social de niños y adolescentes, advierte que «no se debe sobreproteger tanto a los niños». Pero, ¿qué actitudes son un ejemplo de sobreprotección?

«Cuando un niño se cae mientras juega, los padres no deben mostrar demasiada preocupación -si no la tiene- porque el niño percibe sensaciones negativas y cuando vuelva a jugar puede asociar un miedo desproporcionado. Los padres ansiosos son los que tienden a sobreproteger más a sus hijos». Otro tipo de actitudes de este tipo son dormir con los niños cuando ya los pequeños deberían hacerlo solos, o excusar o acachar la responsabilidad del mal comportamientos de su hijo a otras personas.

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Identificar las actitudes de un niños con ansiedad es clave para atajar el problema aunque no siempre es fácil hacerlo, debido a que se confunden con otras situaciones. «Es que es muy miedoso, tímido, es casero o tiene manías, dicen los padres; cuando en realidad pueden ser manifestaciones de trastornos de ansiedad con gran impacto en los afectados», advierte la doctora Díez. Por ello, tal y como señala la experta, hay que estar pendiente a las conductas de evitación, como eludir ir a campamentos, hablar en público, etc.

Para la integración de estos pacientes en la sociedad y su correcto abordaje, la experta ha destacado que «lo primero que se debe hacer es dar a los trastornos de ansiedad la importancia que tienen y tomárselo como lo que es, una enfermedad que tiene tratamiento».

Identificar a los niños

Las personas que tienen una vulnerabilidad genética pueden desarrollar trastornos de ansiedad. Esta predisposición se puede deducir a través de la exploración de la historia familiar y analizando el temperamento de las personas. Aunque no es imprescindible, los fenómenos adversos de su entorno también influyen: nacimientos de hermanos, etapa escolar, emigración-inmigración, fallecimiento de una persona, o una ruptura sentimental.

El abordaje del problema de hacer con la participación de varios agentes. «Es importante tener una buena coordinación entre los colegios, servicios de pediatría y otros servicios sanitarios para detectar estos casos». Por ejemplo, «si un niño en tres años de colegio apenas habla cuando en su casa lo hace, puede ser un síntoma». Buscar ayuda de los expertos es necesario y no debe ser visto como algo negativo. «El pediatra tiene que colaborar para romper el estigma del psiquiatra. Los padres no deben alarmarse por enviar a su hijo al psiquiatra», concluye la doctora Díez.

Fuente El Diario Montañés.