Mi pareja ya no es el mismo. Cada individuo es único e irrepetible. Tenemos cada uno de nosotros una forma deferente de relacionarnos con nosotros mismos, con las cosas y con los demás, nuestros patrones de comportamiento son diferentes.
Por ello cada uno mantiene una imagen frente a los otros, que le define, que le hace ser él, y que los demás interiorizamos y reconocemos en cualquier circunstancia. Y normalmente mantenemos esta línea conductual de forma eterna, no se observan cambios, por la inercia siempre caminaremos en la dirección de la búsqueda del equilibrio de los patrones perdidos.
Así el que es simpático, tímido, laborioso, ordenado, competitivo, conformista, envidioso, suspicaz, etc., lo será eternamente incluso en sus últimos años, donde nuestra censura se hace menos fiable, y buscamos la autoafirmación mediante la terquedad, o tozudez.
Este perfil de personalidad que nos define, y que es específico de cada individuo, se corresponde en su génesis con unas determinadas estructuras mentales radicadas en nuestro cerebro, de tal forma que, la presencia circunstancial de un proceso que incida sobre las mismas, un accidente cerebral de cualquier etiología, un traumatismo craneo-encefálico…etc. va a poder propiciar cambios más o menos acusados en nuestro comportamiento.
Nos desorienta en ocasiones la falta de correlato entre la lesión, y su expresión conductual, hechos que en apariencia casi pasan desapercibidos, pueden ocasionar una sintomatología más aparatosa, que lesiones realmente graves.
Una joven mujer acude a consulta, sin compañía, muy preocupada y muy ansiosa, se ha roto la armonía de la convivencia familiar. Me dice, tenemos tres hijos entre los 7 y 17 años, todos sanos, bien integrados en el grupo familiar, colaboradores y responsables, y la paz y cooperación ha dado paso al desorden, agitación, e intranquilidad.
Mi pareja ha sido siempre ejemplo de esposo y padre, atento, cariñoso, amable, cercano, pendiente de todo, comprometido, ejerciendo siempre de referente, de motor, incluso los fines de semana, participando y colaborando con el grupo.
Ha tenido accidente de circulación, del que físicamente no tiene secuela alguna. Se golpeó en la cabeza y estuvo inconsciente 24 horas. Se queja de cefaleas, cosa que no había sufrido jamás, es joven, tiene 47 años, fuerte, culto, ordenado y trabajador, pero ha sufrido una transformación total e incomprensible de carácter.
Ha sido estudiado por el personal de la mutua, su médico, varios especialistas de neurología, y traumatología, y todos coinciden en que no tiene nada. que en los estudios clínicos y radiológicos realizados no encuentran nada patológico.
Y yo me siento desolada, desorientada, triste y frustrada, porque no tiene nada según los profesionales, pero no es el mismo, no se parece en nada a la persona que era, incluso sus fotos actuales tienen poco que ver con las realizadas antes de los hechos.
A la alegría que mostraba con todos, especialmente con la niña, el cariño y ternura que nos daba a todos, al compromiso que ejercía en la dinámica de la familia, a su compañía llena de calor y amor, a la cercanía que mantenía con sus padres y hermanos, etc., ha dado paso un hombre pasota y frio, despreocupado, incluso despreciativo.
En el momento actual es caprichoso, impulsivo, egoísta, se irrita con facilidad, tiene grandes cambios de humor, no mantiene una conversación coherente, constructiva ni comprensiva, no cultiva amistades ni amigos, y desconoce y desprecia a los que tenia, así como a los de la familia, en definitiva camina a su aire sin rumbo, sin ningún interés.
El sufrimiento que ello conlleva es enorme, primero porque se ha perdido el timón de la familia, que además de esencial por la experiencia y sabiduría, permitía ser amado y respetado, y segundo, porque nos dicen los especialistas que no tiene nada, que los diferentes estudios no demuestran lesión física alguna, y al ignorar la causa no disponen del tratamiento adecuado, implicando todo ello que no solamente no mejore, sino que empeore tal y como vamos observando.
Frecuentemente cambia la personalidad cuando existe un daño cerebral.
Es un hecho desgraciadamente que se da con menor frecuencia cada día, pero que se da, y es enormemente frustrante. Usted no tiene nada, obviamente nada orgánico pero si emocional, sufre una personalidad orgánica, cuadro dramático en su expresión, por los cambios de carácter, que bruscamente presenta el individuo, y que se extienden hasta en la indumentaria, además que requiere un complejo tratamiento, porque implica ir adquiriendo conciencia de un cambio, a la vez de ir interiorizando nuevas actitudes que permitan una mayor armonía en la convivencia social y familiar, controlando el nivel de impulsividad e inestabilidad emocional.
En resumen se trata de un trastorno emocional grave, consecuencia de un trastorno orgánico, que puede no ser visualizado mediante nuestras técnicas radiológicas, y que se expresa a través de un comportamiento inadecuado, lleno de desajustes, que necesita urgente abordaje terapéutico y que tiene un pronóstico reservado.
Fuente. Balasar Rodero. Psiquiatra
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