13 Ene 2017
J enero, 2017

¿Qué es acoso escolar y qué no es?

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No podíamos dejar de ahondar en la que es una de las violencias más frecuentes del acoso escolar. Por eso primero hay que definirla bien. Existe una diferencia entre un acto violento puntual, que puede ser una confrontación entre iguales, lo que que forma parte del proceso evolutivo y del conocimiento de los límites ‘con el otro’. No se puede calificar de acoso escolar o ‘bullying’ situaciones en las que un alumno o alumna se mete con otro de forma amistosa o como juego.

Tampoco cuando dos estudiantes a un mismo nivel discuten, se pelean como acto ocasional. En el acoso, existe un desequilibrio de poder, un abuso por parte del más fuerte y existe también una víctima. Así, el acoso escolar es un deliberado y continuado maltrato que recibe un niño por parte de otro u otros que se comportan con él cruelmente con vistas a apocarlo, amenazarlo, intimidarlo. Se trata por lo general de conductas recurrentes de acoso, sobre todo psicológico. Aunque por supuesto los hay que llegan a las agresiones físicas. Pero la gran mayoría de la conductas de acoso son más de intimidación, de exclusión, de humillación.

Como señala el doctor Carrasco, en el acoso escolar están presentes las siguientes características. Deseo inicial obsesivo y no inhibido de infligir daño dirigido contra alguien indefenso. El deseo se materializa en una acción y alguien resulta dañado. El maltrato se dirige contra alguien menos poderoso, bien sea porque existe desigualdad física o psicológica o académica entre las víctimas y sus acosadores, bien porque estos últimos actúan en grupo. Además, tiene lugar de un modo reiterado y se produce con placer manifiesto. El agresor disfruta con la sumisión de la persona más débil.

La herida invisible

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En el caso de que el acoso sea sexual, hay que tener en cuenta otras variables. Este acto engloba cualquier comentario, gesto, acto o atención de carácter sexual cuyo objetivo consista en hacer daño, ofender o intimidar a otra persona. Se centra en cosas como el aspecto de la persona, las partes de su cuerpo o su orientación sexual. El acoso sexual también abarca la difusión de rumores o cotilleos de carácter sexual sobre otras personas. Puede ser de tipo verbal (como hacer comentarios groseros sobre alguien), pero no tiene necesariamente que decirse de palabra.

A veces el acoso sexual puede llegar a ser de tipo físico, matiza el doctor Carrasco. Quien recuerda que el acoso sexual no solo les puede ocurrir a las chicas. Los chicos pueden acosar sexualmente a las chicas, pero las chicas también pueden acosar sexualmente a los chicos, del mismo modo que pueden acosar a otras chicas y aquellos a otros chicos.

El problema, según el doctor Piñuel, es que el acoso psicológico es «banalizado». Porque en el mundo de los adultos la alarma es mayor cuando las agresiones son físicas y originan lesiones, denuncias, intervenciones médicas. Se tiene al acoso psicológico como ‘cosa de niños’ porque no hay lesiones externas aparentes. Pero según las investigaciones que hemos venido realizando el daño entre las víctimas de acoso escolar que sufren violencia psicológica causa en ellos mayor estrés postraumático que las violencias físicas.

Hay que recordar que un TEPT es uno de los cuadros más graves que un ser humano puede pasar a lo largo de su vida. Nos encontramos así con niños dañados con TEPT infantil. Lo que el doctor Piñuel denomina la herida invisible del acoso escolar. Son niños con ataques de ansiedad, sensación de peligro inminente, irritabilidad, insomnio, somatizaciones, hiperalerta, problemas de concentración y de aprendizaje. Y otros síntomas de TEPT que se suelen presentar ya cronificados. Se trata de un cuadro de daño psíquico muy severo que requiere un tratamiento psicológico especial.

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Detener el acoso escolar y proteger a la víctima

Es «muy importante», tal y como señala este experto, además de tratar el daño de la víctima. Para ello hay que acudir a un especialista, detener el proceso de acoso y proteger a la víctima. Hay que informar al colegio y solicitar protección. Mejor por escrito, porque los colegios tienden a negar la existencia del problema debido a que tienen la responsabilidad legal de actuar. Suelen negar la existencia del acoso por lo que pueda pasar.

En el caso de que las amenazas, insultos prosigan en las redes sociales se puede denunciar. Bien en el Juzgado, en Comisaría o ante el grupo de delitos telemáticos de la Guardia Civil. Pero hay que recordar que la mayoría de los casos el ‘ciber bullying’ que ahora se ha puesto de moda tiene su origen y su continuidad en el centro escolar. Por tanto es ahí donde hay que intervenir», puntualiza el doctor Piñuel. La responsabilidad de detener el acoso escolar pertenece a los centros escolares, no a los padres.

Fuente: DM. Pilar Manzanares