Las fobias, son miedos desproporcionados e irracionales desencadenados por un estímulo concreto. En niños por ejemplo, a determinados animales, a los payasos, las alturas, la oscuridad o a verse solos en determinados lugares. La exposición ante dicho estímulo, o la anticipación de encontrarse con él, hará que el niño experimente síntomas físicos como palpitaciones y temblores, conductas de escape o llantos desmesurados y problemas emocionales, condicionándole en su día a día.
Un abordaje precoz ante las primeras sospechas, por parte de un profesional cualificado como el Psicólogo Infantil, propiciará que la fobia no llegue a formar parte de la vida del niño impidiendo que le comprometa en su vida diaria.
Resulta complicado comprender la mente de los niños y su manera de pasar de un instante a otro del mundo real al de la imaginación, o de incluso entremezclarlos creando historias verdaderamente difíciles de comprender para los adultos. Este “fenómeno” que resulta tan curioso hablando en sentido positivo, puede jugar en nuestra contra a la hora de ahondar en el por qué de la aparición de una fobia.
Conocer la causa que la desencadenó es fundamental para abordar el problema, por lo que el primer paso para intervenir será siempre investigar los condicionantes controlando el entorno cercano del niño con ayuda de familiares y profesores.
Tratamiento de los miedos y fobias infantiles
Podremos así dar paso al proceso de intervención, siempre en cooperación del niño e informándole de cada paso que vayamos a dar. Una de las técnicas más efectivas es la de exposición graduada, propiciando pequeños acercamientos (de menos a más intensidad) del niño al estímulo temido, pudiendo acompañar esta técnica con programas de modificación de conducta reforzando (premiando) al niño por cada paso conseguido.
En cualquier caso, lo más importante es tener en cuenta que la evitación o el escape del estímulo que produce la fobia, no hará más que agravar el problema. Ayudar y facilitar al niño el camino para enfrentarse al objeto temido, le hará ver que su miedo no está bien fundado o por decirlo de otra forma, que no tiene sentido y no existe peligro alguno.
Andrea González Sierra. Psicóloga Infantil Centro Rodero
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