05 May 2022
J mayo, 2022

¿Cómo manejar los enfados?

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Seguro que alguna vez te has preguntado a ti mismo: «pero, ¿quién es ese monstruo que a veces vive dentro de mi?». Ese monstruo tiene nombre y se llama ira, uno de los sentimientos más animales y difíciles de controlar que tiene el ser humano. Un sentimiento con siglos de historia que plantea muchas cuestiones: ¿se puede canalizar la ira?, ¿cómo manejar los enfados?, ¿todos sentimos ira?. Vamos con calma y sin enfadarnos, a hablar de la ira.

Como comentábamos, la ira ha estado presente desde siglos atrás, como en el filósofo Séneca que la definía como una locura breve, o Aristóteles que la consideraba como el resultado de sentirse menospreciado o insultado, sobre todo por parte de alguien que no era apto para hacerlo. En el siglo XXIII el alquimista Roger Bacon defendió «que enfurecerse de manera frecuente podía retrasar el proceso de envejecimiento» o cómo a principios del XX prosperó la idea de «desahogarse y expresar la ira de manera saludable». Sigmund Freud también concluyó que era necesario liberar la ira como terapia de ventilación emocional, para que trajera consecuencias más negativas para la salud de la persona.

La ira siempre ha sido importante para el ser humano y cómo gestionar siempre una incógnita. ¿Los medios para controlarla? ¡los vemos a continuación!:

  1. Aunque la ira parece que evoluciona de 0 a 100 en un instante, existen señales internas que tenemos responsablemente que aprender a detectar para evitar llegar a ese punto de no retorno que no podemos manejar. En nuestro organismo hay una respuesta fisiológica de activación. ¿Cuáles son estas respuestas fisiológicas? Se produce un incremento de la frecuencia cardiaca y la tensión arterial sistólica, entre otros factores, se dilatan las pupilas, se acelera la respiración, etc.
  2. La ira es «culpa» nuestra, no depende de nadie, así que se acabó lo de echar la culpa a otros. Es algo interno y propio lo que la ha generado.
  3. Poner en marcha estrategias de autorregulación emocional. Puede ser el paso más tedioso porque necesita de aprendizaje y constancia pero si las aplicamos, conseguiremos inmovilizar las respuestas fisiológicas evitando así potenciar la ira.
  4. ¿Contar hasta 10 antes de estallar? ¡Si, claro! No es una terapia que venga escrita en los libros pero está claro que parar unos segundos para respirar e intentar frenar la fuerza de la ira, permitirá modular el impacto de lo que hagamos.

Que la ira es un sentimiento casi espontáneo, que se pone por delante de nuestra voluntad y ‘actúa’ por su cuenta, es evidente. Pero eso, no quita para que sepamos aprender de ella. La ira nos da la posibilidad de conocernos un poco más, de saber dónde están nuestros límites de enfado y de acción. No escogeremos el momento ni el lugar para que la ira esté presente pero sí podemos llegar a conocer nuestro patrón de respuesta y poder controlarnos un poco más y regularla.

¿Cómo-manejar-los-enfados?

El monstruo de colores que vive dentro de nosotros que a veces es de color rojo – color que identifica a la ira – puede ganarnos la partida en muchas ocasiones pero si ponemos los medios necesarios podemos calmarlo y evitar que nos juegue malas pasadas. Así que.. ¡monstruo rojo… respira y cálmate!.

Fuente: El Mundo. Silvia Nieto.