La fama, triunfar y el reconocimiento, es la meta de un artista. Dedican mucho tiempo en lo que aman. Se gastan muchas energías en aquello que aman. La fama bien llevada puede darte felicidad. La parte oscura de ésta, puede robártela!!. Hablaremos de la fama y sus riesgos. De los que se han ido por no entenderla y de los que viajan con una «compañera peligrosa».

Según Christopher Lasch, sociólogo, historiador, intelectual y críticos social americano del siglo XX, «la fama es la recompensa para quienes proyectan una imagen agradable y prestan atención a sí mismos. En nuestros tiempos, cuando el éxito depende de la juventud, el glamour o la novedad, la gloria es más fugaz que nunca, y esos que logran ganarse la atención del público no hacen más que preocuparse constantemente por la posibilidad de perderla”.

Los últimos años la sociedad ha llorado la pérdida de grandes mitos de la música. Leonard Cohem, David Bowie o Nick Drake, son alguno de ellos. Desapariciones naturales, qué asumidas, duelen. Pero, ¿qué pasa con las jóvenes estrellas que se apagan de manera voluntaria? ¿qué les lleva a ello?.

Los protagonistas de las últimas desapariciones son artistas de la generación de los 90. La década que más portento arrojó a la cultura internacional. Hablamos de Chris Cornell (cantante de rock), Chester Bennington (cantante de Linkin Park) o Kurt Cobain (cantante de Nirvana).

Según un estudio de 2014 acometido por Dianne Kelly, profesora de Psicología de la Universidad de Sídney, los noventa fueron la década en la que más músicos se suicidaron, un 9,5%.

Estas almas perdidas no han llegado ni a la mitad de una vida y han caído muchos de ellos. Las drogas, el alcohol, la depresión les han acompañado siempre.. La fama y sus riesgos más temidos son estos: rodearse de gente oscura, andar entre tinieblas emocionales, tener tendencias suicidas, aislarse socialmente, ataques de ansiedad y de pánico etc.

En la mayoría de los casos estos riesgos van asociados al mundo del Rock. Un mundo que se ha «beneficiado» de ellos. Estos sentimientos han inspirado verdaderas obras de arte musicales. Son almas atormentadas que viven encerradas e incomprendidas.

Para la compositora y periodista Halienne Lindval es importante una frase. Esta frase dice: “tal vez la clave para ser un gran artista y poder vivir para contarlo sea tener la osadía de ir a esos sitios oscuros, pero no quedarse a vivir en ellos».

Todos hemos escuchado alguna vez la famosa frase de la serie «Fame»: la fama cuesta. Cuesta tanto, que a veces, puede costarte hasta la vida..

Fuente: El País. Xavi Sancho.