¿Por-qué-analizar-tanto-las-cosas-nos-agota?

¿Alguna vez te has dejado caer en un sofá diciendo “estoy mentalmente agotado“? Nos ha pasado todos.. Y es que el agotamiento mental existe. ¿Por qué analizar tanto las cosas que nos agota? Pues principalmente por saber si podemos hacer algo, ¿verdad?

En la actualidad hay muchas dudas sobre qué le ocurre al cerebro cuando tiene un trabajo cognitivo intenso. Hablamos de muchas horas de trabajo, de muchas decisiones que tomar, de concentración continuada, etc.

En los estudios publicados en la revista Current Biology se demuestra que durante ese proceso de agotamiento mental, se acumulan subproductos potencialmente tóxicos en la parte del cerebro llamada córtex prefrontal. Cuando se produce esa acumulación, se altera también nuestro control y poder de decisión. Estamos cansados y es difícil discernir cuál es la opción más adecuada. Habitualmente lo que hacemos es retrasar esa decisión y enfocar nuestro esfuerzo en acciones cognitivas más sencillas. Podemos decir que la fatiga en el cerebro hace que éste nos prepare para dejar lo que estamos haciendo y nos dediquemos a actividades más gratificantes.

Según otros hallazgos el trabajo cognitivo que realiza el cerebro se transforma en una acumulación de sustancias nocivas. Cuanto más trabajo cognitivo, más sustancias nativas se acumulan. El cerebro prefiere dejar de trabajar y enfocarse en preservar la integridad de su funcionamiento cerebral.

También aumentan los niveles de glutamato en la sinapsis de la corteza prefrontal del cerebro. Por ello después de un día de trabajo mentalmente duro es bastante difícil la activación de la corteza prefrontal.

No hay forma de evitar esta limitación que tiene nuestro cerebro. No es capaz de pensar intensamente durante un periodo de tiempo largo como hacen las máquinas. Es el descanso y el sueño la única receta que permite eliminar estas sustancias nocivas de la corteza.

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¿Cómo se ha llegado a saber todo esto? Tras un estudio realizado sobre dos grupos de personas diferentes en las que un grupo realizaba tareas cognitivas relativamente fáciles y el otro un trabajo más intenso, vieron una menor dilatación de las pupilas, un cambio en su trabajo cognitivo hacia tareas de recompensas rápidas y de poco esfuerzo y niveles más altos de glutamato en los componentes del segundo grupo.

Después de saber que nuestro cerebro sufre estas variaciones, deberíamos de tener todos en casa ¡un medidor de glutamato!

Es evidente que el día día nos lleva a un esfuerzo cognitivo diario de mayor o menor intensidad y que nuestro cerebro se agota. Debemos dejarle descansar y a la vez analizar qué son esas cosas que tanto esfuerzo requieren.

Fuente: El Mundo.