¿Por qué nos cuesta quedar con la gente?

Horas, días, semanas, meses y el sofá se ha convertido en nuestro mejor amigo. ¿Por qué nos cuesta quedar con la gente?.

¿Puede que hayamos aprendido a estar solos y encontrar el bienestar de esta manera? Según Ovidio Peñalver, psicólogo y autor del libro Emociones colectivas, “hay muchas personas a las que les va a costar retomar su actividad social por el mero hecho de haber estado tanto tiempo solos”.

Socializar está en nuestro ADN pero nos hemos visto obligados a abandonar temporalmente esa faceta de nuestra vida. Ahora, cuando llega el momento de retomarlo, no sentimos un gran interés por volver a ver y estar con amigos, familia, pareja.. ¿Por qué nos cuesta quedar con la gente?.

Aunque ha habido muchos medios para mantener el contacto social (no más que ver los datos de descargas de app para realizar videollamadas) el vínculo emocional puede haber cambiado o incluso haberse perdido.

Hemos aprendido a estar solos, a entender los silencios, a disfrutar de la soledad y del tiempo propio. Hemos visto el valor de cuidar de nosotros mismos con las aficiones y destrezas que hemos ido desarrollando durante este tiempo de pandemia.

Nos hemos creado hobbies y rutinas para sobrellevar lo que está pasando y esto nos proporciona bienestar. ¿Por qué cambiarlo ahora?.

Con el tiempo debemos de realizar el procedo inverso de reincorporación a la sociedad pero con matices.

Durante la cuarentena en “soledad” nos hemos dado cuenta del ritmo de vida que tenemos, de la dependencia emocional con determinadas personas, de las cosas que hacíamos de manera automática de las que no teníamos control ni decisión. Ahora hemos desarrollado algo muy importante: saber estar solos y decidir.

Decidimos con qué personas queremos estar y con cuáles no porque hemos visto que no aportan experiencias lo suficientemente interesantes en nuestra vida. Elisa Sánchez, psicóloga laboral, aventura que también habrá personas que dejen a sus parejas o que abandonen determinadas relaciones interpersonales porque no son agradables en su vida.

Es lícito no sentir la necesidad de buscar a otras personas para estar bien, para divertirse, para entretenerse. Además esto supone un esfuerzo que estando en casa no lo tenemos: prepararse, desplazarse, llevar mascarilla, esperar cola en restaurantes, el calor, repetición de conversaciones (pandemia), estar en continua alerta por el riesgo al contagio, etc.

En el momento de decidir si salimos de casa (abandonando el cómodo sofá) o nos vence la pereza, la balanza se inclina hacia.. ¿en qué lado de la balanza te encuentras tu?.

¿Por qué nos cuesta quedar con la gente?

No hay que sentir culpa por no querer socializar. Es un proceso muy lógico de adaptación al medio y de aprendizaje que con el tiempo se irá haciendo.

Fuente: Retina. El País. M. Victoria S.Nadal.