11 Sep 2017
J septiembre, 2017

Riesgos de la sonrisa forzada

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Riesgos de la sonrisa forzada

¿Hay que sonreír a todas horas?¿Es obligatorio mostrar siempre el lado más amable y sonriente? ¿Nos agotamos si lo hacemos?. Soportar día tras día una actitud artificial puede causarnos más problemas de los que pensamos. En este artículo vamos a hablar de los riegos de una sonrisa forzada en cualquier ámbito de nuestras vidas.

La mitología griega habla de dos grandes pensadores griegos llamados Heráclito y Demócrito. Heráclito era el filósofo melancólico y estaba siempre triste. De ahí que se le conociera con el nombre de el «filósofo que llora». Por el contrario, Demócrito siempre mostraba su cara más alegre y fue apoderado con el nombre de el «filósofo que ríe».

El ser humano, ¿debe ser un Heráclito o un Demócrito en su vida?. Numerosos estudios determinan que el hombre prefiere una sonrisa que un gesto de tristeza. Una sonrisa modifica nuestro propio estado de ánimo. Somos sensibles a las expresiones emocionales de los que nos rodean y éstas nos influyen en nuestro estado de ánimo.

Riesgos de la sonrisa forzada

Nos gustaría poder ver siempre el lado positivo de la vida, de las cosas, de las personas que nos rodean pero, es agotador. Hay que ser muy fuerte emocionalmente hablando para conseguirlo de manera natural y sincera.

Ahora bien, ¿cuáles son las consecuencias emocionales de tratar de parecer felices para agradar a los demás?. Los riesgos de la sonrisa forzada son importantes. Un trabajo pionero de Arlie Hochschild distingue ese trabajo emocional en dos tipologías: la actuación profunda y la actuación superficial.

ACTUACIÓN SUPERFICIAL

Hablamos de este tipo de actuación cuando la persona intenta mostrar una sonrisa cuando su interior no es capaz de sonreír. Mediante grandes esfuerzos emocionales, es capaz de poner una careta sobre su rostro triste. Esta persona adapta sus expresiones faciales y corporales sin cambiar para ello su estado emocional.

¿Cuántas veces has modificado tu expresión para estar mejor en tu hogar, en tu trabajo, dentro de un grupo? Muchas!!, seguro. Nos adaptamos al medio para salir del paso sin que nadie identifique los sentimientos naturales de ese momento.

ACTUACIÓN PROFUNDA

Por el contrario, hablamos de actuación profunda cuando la persona trata de cambiar el modo en que se siente. En ese momento, consigue pensar en algo que despierta emociones deseables o quita importancia a una experiencia negativa. Por ejemplo, cuando tiene que tratar con un cliente difícil puede pensar en que se acercan las vacaciones o tratar de buscarle el lado bueno a ese cliente.

Practicar la actuación profunda ayuda a extraer un sentimiento más genuino. Podemos hablar de un sentimiento y una forma de ser y sentirse más natural. La gente que te rodea percibe emociones más sinceras. Éstas serán más valoradas y las interacciones sociales serán más gratificantes.

En determinados tipos de trabajo y relaciones sociales, se obliga a la persona a mostrar la mejor sonrisa, pero los riesgos de la sonrisa forzada tarde o temprano aparecen.

RIESGOS DE LA SONRISA FORZADA

Una revisión de 95 estudios llevada a cabo en 2011 demostró que la actuación superficial está vinculada al agotamiento emocional, tensión, menor satisfacción en el trabajo y con sentirse menos vinculado a la organización para la que trabaja. También provoca problemas psicosomáticos como dificultad para dormir, y dolores de cabeza y pecho.

Abusar de la actuación profunda conlleva un mayor agotamiento emocional y problemas psicosomáticos.

Todo tiene su lógica. Y es que si el trabajo emocional nos agota y nos acarrea estrés y tensión, podría acabar teniendo un impacto negativo en nuestras relaciones. ¿De qué sirve esforzarse en mantener una sonrisa si al final explotamos?.

No podemos permitirnos el lujo de llegar a ese límite. Debemos equilibrar nuestro estado emocional. Puede que nuestros recursos emocionales sean limitados. El trabajo emocional repetido, utiliza estos recursos que pueden agotarse y desajustarnos.

Otro riesgo de la sonrisa forzada se muestra en situaciones estresantes. En esos momentos estamos más a la defensiva, somos más sensibles y, por tanto, más propensos a actuar de forma hostil.

La vida consiste en equilibrarse. Hay que ser Heráclito cuando hay que serlo pero también Demócrito. No pretendas mostrarte siempre feliz. Tu boca está creada para más cosas que sonreír.

Fuente: El País. Milda Perminiene.