02 Feb 2022
J febrero, 2022

Acerca de nuestra evolución

Baltasar Rodero

Paso, no todo el tiempo que deseara, junto a mis cuatro nietos, son sin exagerar la sustancia vital del motor de mi existencia, esto lo podrán entender todos los abuelos, sus sonrisas, caricias, abrazos, y de forma especial preguntas y respuesta, son el mayor estímulo para poder seguir en este mundo, que cosas, y cuantas cosas saben, como sin quererlo ni desearlo nos ponen en un aprieto, en cuantas ocasiones sentimos nuestro estómago encogido por ignorar, o no saber trasmitir, la repuesta que nos piden, son una fuente gozosa de vida, de inquietud, de búsqueda, y de misterio.

En algunos momentos, cuando observo especialmente a los pequeños, coger el móvil de sus padres o el mío, o cualquier otro artilugio tecnológico, y moverle e interpretarle con tanta gracia, alegría y facilidad, como el que toma un vaso de agua, mi admiración no tiene límites, es inverosímil me digo, no puede ser, preguntan a sus padres, y antes de que respondan ya saben cuál es la tecla que les toca mover, todos decimos, todos, han nacido con la tecnología en la cabeza, y que además se expresan con sus manitas con una habilidad indescriptible, también en este momento pienso, que diría mi padre si lo pudiera ver, o mi abuelo, que como agricultor utilizaba el arado romano.

Que cambio, que hermoso y magnífico cambio, plagiando las palabras de un amigo, hace nada estábamos en los árboles y cogíamos las cerezas con la boca, bajamos, y creado el fuego, comíamos tanto las cereales y plantas, como los animales con la mano, y no hace tanto, comenzamos a utilizar artilugios que llamamos cubiertos, aunque ha surgido la comida sintética y los robots, que te saludan cuando llegas a las puertas del hotel, te indican donde está la recepción, realizan tu admisión, y te indican y acompañan a tu habitación, donde por señales vas a poder solicitar, demandar, ordenar, requerir cualquier necesidad del restaurante o bar, que será satisfecha.

Pero en estos momentos hay preguntarse para que este viaje, hemos conseguido que llueva donde deseemos, y llevar el agua a cualquier lugar, la tecnología carece de límites, hasta el varón puede conseguir un embarazo, pero si nos referimos a los valores humanos, al sentido de la vida, al saber estar con los otros, a lo que significa compromiso, respeto, solidaridad, equidad, empatía, amor, amistad, compañerismo, colaboración, comprensión, y todos aquellos adjetivos que cualquiera de vosotros quiera sumar, ¿cuánto hemos avanzado? ¿Cuál ha sido nuestra cosecha? ¿En qué nos hemos enriquecido? ¿Qué dosis de bienestar disfrutamos?

Nuestra sabiduría es ilimitada, no conoce fin, nuestros conocimientos se suceden cada día, minuto a minuto se nos apunta algún logro tecnológico, por algún sabio desde cualquier rincón de la tierra, pero queda la esencia del ser, que es saber estar en el respeto al otro, dialogar, que supone la médula donde se asiente el reconocimiento mutuo de iguales, ¿para qué si no existe el lenguaje?, somos seres sociales, por lo que los demás son esenciales para nosotros, dialoguemos hasta conseguir entendernos.

No se trata de no a la guerra, es un absurdo el señalar “guerra”, ¡es si al diálogo!, sincero, franco, honesto y responsable, porque la discusión sobre cualquier elemento, parte de lo que cada una de los actores requiere, desea o exige, el acuerdo en el diálogo ha de llegar sobre la base de la comprensión, de si lo que pido lo puedo pedir, y si lo que pido me lo pueden dar, pero sabiendo que, el desacuerdo siempre es peor que un mal acuerdo, porque la destrucción a la que nos lleva, las carencias que provoca, las miserias en las que se mueve y de forma especial las vidas que se siegan, tienen un valor incalculable que hay que saber preservar.

Pregunten a un hijo de pocos años que pierde a su padre, o a una familia que se queda sin vivienda, o a un anciano que le arrancan a su nieto, o a un padre que le asesinan a su hijo, es todo ello impensable, y por ello ridículo y estúpido, organizado por estúpidos codiciosos que no tiene nada que hacer, y viven enamorados de su musculatura, jamás de su inteligencia.

A quien corresponda, que piense en su descendencia o en sus padres, antes de dar un paso más, que permitan que los de a pie podamos vivir en paz, que nos olviden, que se reúnan todos ellos en el Mar Negro, y ahora que el agua está fresca se den un buen baño, este les refrescará la cognición o se congelarán, que tampoco estaría mal.

Autor Dr Baltasar Rodero, Psiquiatra, Febrero 2022.